Katia Ferreira es profesora de lengua. Como le ocurre a buena parte de quienes viven cerca de la frontera con Brasil, su trabajo está fuertemente marcado por el cruce y la mixtura de distintas culturas.

Ferreira es profesora de Portugués del lado uruguayo, donde trabaja en la escuela Brasil de Rivera y en el Centro Regional de Profesores de esa ciudad, y también da clases de Español en un colegio brasileño. En conversación con la diaria, la profesora explicó que los habitantes de ambos lados de la zona fronteriza sienten que, más allá de que vivan en países distintos, las barreras no existen. “Nada nos separa, cruzaste la calle y estás del otro lado”, resumió, y usó esa imagen para ilustrar lo que ocurre con el cambio de código lingüístico.

Precisamente, ese fue un tema que siempre trabajó desde su disciplina, pero también en vínculo con otras, ya que va más allá de lo lingüístico. En la escuela Brasil trabaja con niños desde los cinco años a tercero de escuela, y este año generó un proyecto en el que se planteó abordar ambas lenguas a partir de un tema relacionado con la cultura. Buscó un objeto que fuera importante para los niños y creó un taller de elaboración de cometas, por medio del que abordaron distintos géneros textuales, entre ellos, un instructivo para construirlas. Además, con los más chicos trabajó las partes del cuerpo a partir de la música y también estuvo presente la geografía, a la que apeló para que los niños descubrieran cómo se le llama a la cometa en distintas partes del mundo.

Pero en la actividad no participaron únicamente niños y docentes: también invitó a las familias. Según explicó Ferreira, después de dos años en los que la pandemia impuso restricciones de ingreso a los centros educativos para los familiares de los estudiantes, se propuso retomar ese vínculo. Al respecto, recordó que la concurrencia al taller fue masiva y que, con todos los cuidados sanitarios, casi no había lugar para moverse en el patio de la escuela, donde se realizó la actividad. Incluso se generaron vínculos entre niños cuyos padres no habían podido concurrir y los familiares de sus compañeros, que ayudaron en la confección de las cometas. “Fue una integración total”, sostuvo.

Según planteó la profesora, también fue una instancia para mostrar a las familias la forma en que se trabaja el vínculo entre el idioma español y el portugués.

Reconocimiento

La escuela pública en la que trabaja Ferreira es visitada periódicamente por la cónsul de Brasil en Rivera y, precisamente, en una de esas visitas la profesora se enteró de una convocatoria conjunta de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y del Ministerio de Educación y Cultura de Brasil que premiaba experiencias educativas que trabajaran el bilingüismo y la multiculturalidad. En ese momento vio que el proyecto que había desarrollado entraba justo en el llamado y pudo presentarse, pese a que quedaban pocos días para el cierre.

Al poco tiempo se enteró de que su proyecto había sido seleccionado entre los ganadores, lo que implicaba un reconocimiento a su trabajo. “Que te reconozcan afuera, que digan que está muy bueno lo que hiciste, estar ahí adelante para contar y que todos pararan para escucharte fue surreal”, contó, en relación a lo que pasó en la ceremonia de premiación. Para ello tuvo que viajar hasta Brasilia, la capital brasileña, y compartió con los demás docentes ganadores, de centros educativos de ese país y de Argentina, y con especialistas en el trabajo con ambos idiomas y diversas culturas.

Además del reconocimiento y de haber recibido un premio de 11.000 reales para la escuela, Ferreira participó de un seminario en el que se abordó el tema y le sirvió para reafirmar la importancia de ese tipo de abordaje. En ese sentido, la docente explicó que los habitantes de Rivera suelen sentir que su manera de hablar termina siendo un estigma y muchas veces se la menciona despectivamente como un “dialecto”. “No es un dialecto, está comprobado que es portugués del Uruguay, porque su base es la lengua portuguesa, con interferencias de algunas palabras del español. Ahora está clarísimo”, reafirmó después de haber participado del seminario en Brasil.

“Imaginate que estás hablando en español y ja pega e troca o código, y eso es fantástico. En Brasil quedaron encantados por la facilidad que tenemos de cambiar de código de un momento a otro, o que se nos presenta algo y ya estamos hablando en otro idioma. Es una maravilla, entender y hablar los dos idiomas es fantástico”, reivindicó la profesora.

Los niños que concurren a la escuela en la que trabaja Ferreira tienen diferente vínculo con el idioma portugués y varios cuentan con doble nacionalidad, al igual que ella. Por el contrario, en el caso de muchos niños de educación inicial, todavía no entienden portugués y se la quedan mirando con desconcierto cuando empiezan las primeras interacciones en ese idioma. Sin embargo, ello va cambiando con el correr del tiempo y las clases que tiene dos veces a la semana van generando un mayor interés en aprender el idioma, tanto en los niños como en sus familias. “Hasta los padres comentan de ese cambio y el interés de los niños por buscar hablar ‘como la profe’. O cuando aprenden algo o se compran un libro, me muestran que habla igual a mí”, contó.

Ahora, junto a los otros docentes premiados de Argentina, Foz de Iguazú, Río de Janeiro, Brasilia, Amazonas y Paraná, participarán de un nuevo seminario sobre la temática que les permitirá seguir formándose y profundizar la reflexión sobre el bilingüismo y la multiculturalidad. “Eso sólo nos viene a mejorar nuestras prácticas educativas”, concluyó.