El colectivo de familias del liceo IAVA envió una carta a la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) en la que plantea su preocupación por la situación que este año vivió el centro educativo, y también plantean su “alarma” por lo proyectado por las autoridades para el año que viene.

Según plantea la nota, a la que accedió la diaria, luego de que las autoridades anunciaran a principios de año que retirarían el salón gremial a los estudiantes para realizar distintas obras y que también encargarían arreglos, es muy poco lo que se ha concretado. Por ejemplo, las familias denuncian que el ascensor, clave para dar accesibilidad, “sigue sin funcionar y tampoco se construyó la rampa que motivó esta situación irregular”. Según continúan, el espacio donde funcionaba el salón gremial fue pintado y arreglado, pero “está inhabilitado y sin rampa ni ningún tipo de solución al problema de la accesibilidad, aunque cuenta con una puerta de acceso cerrada con una portera que cuida de ella”.

La nota recuerda que en su momento las autoridades de la Administración Nacional de Educación Pública señalaron que la separación del cargo del director del IAVA era clave para “cumplir algunos objetivos fundamentales en el centro”, pero indica que “no se han cumplido aún”. “Las inspectoras interventoras que han quedado al frente del centro educativo no sólo no se comunican ni con estudiantes, ni con docentes, ni con los padres de los estudiantes, sino que han establecido un clima realmente malo dentro del centro con todos los integrantes de la comunidad educativa”, manifiestan las familias. Además, entienden que el “buen diálogo” es clave para sentar las bases “para una buena educación”, y eso es algo que hasta este año siempre había ocurrido en el liceo.

Las familias también hablan de la “incapacidad” de quienes han quedado a cargo de la gestión del liceo “para resolver situaciones cotidianas de gestión”. Por ejemplo, mencionan que arreglar una bomba de agua les llevó cuatro días “y eso conllevó la pérdida de clases para todos los turnos”. Según completan, “tampoco se realizaron arreglos de refacción del edificio”, que al día de hoy tiene filtraciones de agua que hacen que algunos salones “no puedan ser usados” cuando llueve, además “del peligro de que se afecte la red eléctrica”. Entre “muchos otros problemas edilicios, las familias también hablan de “caídas de revoque” en el centro educativo.

Proyección de grupos para 2024

Además de mostrar su preocupación por todo lo que ha ocurrido en el año, las familias también piden la intervención de la INDDHH para revertir la proyección para el liceo en 2024, por la que perdería casi la mitad de sus grupos. Según plantean las familias, estos cambios implicarán que 600 estudiantes no puedan concurrir al IAVA el año que viene. Según denuncian, “esta noticia ni siquiera fue formalmente informada al estudiantado y muchos menos a sus familias, lo que demuestra en hechos la actitud deliberada para desestimular la participación de toda la comunidad educativa”.

Además, apuntan contra los argumentos que dio la directora general de Secundaria en la prensa para fundamentar la proyección. Con relación al planteo sobre que el recorte de grupos en el IAVA, se explica en parte por la caída en la natalidad, las familias señalan que ese efecto se verá en el mediano y largo plazo y que, de ser cierto, no afectaría sólo a un liceo sino a toda la matrícula de secundaria.

En suma, al igual que lo hicieron los profesores sindicalizados ante el Parlamento, las familias rebatieron el 44,3% de promoción en el liceo del que habló públicamente la jerarca, que juntó las cifras de planes para adolescentes y para adultos. Al respecto, la nota cita al propio monitor educativo de la Dirección General de Educación Secundaria, que muestra un 62% de alumnos promovidos en el IAVA el año pasado en el Plan Reformulación 2006. Por su parte, las familias entienden que “si las autoridades entienden que los resultados no son los esperados, los padres esperaríamos un fortalecimiento de los métodos de enseñanza con apoyo educativo” y no un recorte de grupos.

Como dicho recorte está acompañado de una redistribución de esos grupos en otros liceos de la zona, las familias advierten que “no se ha considerado la superpoblación que van a tener” los otros centros educativos. En particular, cuestionan si “el liceo 32 puede alojar a los quintos humanísticos”, cuando “su local es pequeño, está completo, no tiene patio y, además, es un liceo de ciclo básico que va a recibir alumnos de bachillerato”. Según completan “lo mismo” se podría decir sobre el liceo 1, que también tiene “serios problemas edilicios para resolver”.

La carta también se refiere a la eliminación del proyecto para estudiantes sordos e hipoacúsicos en el IAVA, donde funciona desde 1999, para asignarlo al liceo 25, de educación para adultos. Según afirman, la enseñanza para los alumnos sordos e hipoacúsicos “requiere actores especializados”, con los que justamente cuenta el IAVA. “Entonces, nos preguntamos: ¿estarán capacitados los docentes de este otro liceo para educar a esos alumnos? ¿Qué integración van a tener cuando sus compañeros de clases no tienen su misma edad, sus mismos intereses y sus mismos gustos? ¿O acaso lo que se busca es volver a la época donde se invisibilizaba a las personas con alguna discapacidad?”, cuestionan.

En concreto, las familias de los estudiantes del IAVA reclaman por el derecho de que los adolescentes puedan asistir a su liceo “sin discriminación alguna, ya sea por razón de su condición de persona sorda, orientación curricular elegida en quinto y sexto y/o militancia en el gremio estudiantil”.