En un contexto más amplio de conflictos sindicales y estudiantiles por la Transformación Educativa que promueve la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), 2023 estuvo marcado por una situación atípica en el liceo IAVA. Todo empezó cuando la Dirección General de Educación Secundaria (DGES) planteó su intención de recuperar el espacio donde funcionaba el salón gremial estudiantil, en principio para reabrir la puerta de entrada al liceo que allí se ubica y construir una rampa que diera accesibilidad al centro.
En el medio del tire y afloje con el gremio estudiantil, que no estaba dispuesto a ceder el espacio que le había sido asignado en 2009, fue sumariado con separación del cargo el director del liceo, Leonardo Ruidíaz, que pretendía resolver el conflicto a través del diálogo. En cambio, desde la DGES se presionó para que los estudiantes dejaran el salón contra su voluntad, ya que, se argumentó en su momento, el tema de la accesibilidad y la necesidad de generar más salidas era prioritario.
El discurso de las autoridades de la ANEP y la DGES y de parlamentarios de la coalición de gobierno ha apuntado a cuestionar la representatividad de dichas organizaciones, como queda claro en la versión taquigráfica de la Comisión de Educación y Cultura del Senado del 4 de diciembre. En dicha reunión, las autoridades de la ANEP aceptaron que podrían haber actuado de otra forma para evitar que el conflicto creciera, pero, al mismo tiempo, algunos parlamentarios oficialistas como Graciela Bianchi atribuyeron a las organizaciones de estudiantes, docentes y familias la intencionalidad de fogonearlo.
A lo largo de todo el año, muchas veces las autoridades fueron cambiando el discurso sobre algunos temas. Por ejemplo, si bien en la etapa inicial del conflicto plantearon que les darían un salón alternativo a los estudiantes, en esa misma comisión del Senado la actual subdirectora de la DGES, Maris Montes, afirmó lo contrario. “Los estudiantes consideran que tenemos que darles un lugar fijo y nosotros entendemos que tenemos que proceder tal como se establece en la norma, que es que cuando ellos pretenden reunirse –tienen todo el derecho de hacerlo–, lo comunican con tiempo a la dirección liceal y esta les destina un lugar”, planteó Montes.
¿Hacia la estabilidad?
Para el secretario general de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes), Emiliano Mandacen, los acontecimientos de conflicto que tuvieron lugar durante 2023 en el IAVA “marcan una pauta de tres líneas de ajuste” que el sindicato viene denunciando: presupuestal, pedagógico y de derechos. En ese marco, señaló a la diaria: “Cuando vos no lográs convencer, generás miedo y terror”.
Así se refirió al vínculo entre las actuales autoridades de la educación y el centro educativo, al que caracterizó de tener “todo un simbolismo, porque es un liceo marcado por la resistencia a la dictadura y por los movimientos estudiantiles muy fuertes”. En ese contexto, aseguró que los hechos tuvieron lugar por un “ensañamiento” que se vio reflejado en los procesos con el exdirector y también con “la persecución a los docentes y al gremio estudiantil”. Para Mandacen, se apostó a generar “hitos de resonancia mediática, que el profesor de a pie que está en su casa dice: ‘Si a esta gente que está movilizada le hacen esto, si yo me muevo va a venir garrote o sanción’”.
Como el cargo de Ruidíaz era interino, ya fue elegido por otra docente para 2024. Para la presidenta del Consejo Directivo Central (Codicen), Virginia Cáceres, la elección de una nueva directora “va a traer tranquilidad”, así como también que “el proceso sumarial del director esté llegando a su fin”. Según manifestó a la diaria, esos dos ejes “eran como las dos patas que quedaban pendientes” en el marco de una serie de puntos que el Codicen acordó con el sindicato hace varios meses. De acuerdo con Cáceres, de esa manera, se va a “poder empezar el 2024 en mejores condiciones” en el liceo y durante el año habrá una mayor estabilidad.
Por otro lado, se refirió a la denuncia de violación del estatuto docente, ante la designación de una de las “interventoras” como inspectora técnica de Secundaria: “Es resorte de la DGES hacer los llamados, elaborar las bases, aprobarlas, y llevarlos adelante”, dijo. Aun así, aseguró que “no hay ningún elemento jurídico de oposición hacia el proceso de ese llamado” y, por tanto, tampoco hay elementos que indiquen que haya que frenarlo.
Desde adentro
Para el Gremio Estudiantil del IAVA (GEI) este año ha sido “durísimo”, admitió a la diaria Lautaro Gutiérrez, uno de sus voceros. “Sufrimos un atropello al que no estábamos acostumbrados”, dijo, y enumeró varios de los puntos del conflicto, pero sobre todo, la pérdida del salón gremial. “Nos lo quitaron sin ninguna argumentación válida aparente y actualmente no tenemos ningún salón gremial, aunque intentamos con todas las formas, mediante el diálogo, las autoridades se negaron a hablar”, apuntó.
Con el exdirector, sin embargo, el GEI encontraba “una figura que estaba a cargo de la institución y se podía tener diálogo: podíamos tener discrepancias, pero las resolvíamos mediante el diálogo, como tiene que ser en un centro pedagógico”, aseguró. Con la llegada de las inspectoras –a las que nombran como “interventoras”– en el lugar de Ruidíaz, arribó al liceo la misma mirada de las autoridades actuales de la educación, que, según Gutiérrez, se caracteriza por ser “autoritaria, déspota y nunca buscando el diálogo”. “Lo que ha habido en el IAVA es muchísima resistencia, es un bastión de cómo resistir, y hemos resistido en unidad, en colectivo”, ante un “conflicto inventado por las autoridades”.
Por su parte, Graciela García, referente del núcleo sindical, valoró que todo lo ocurrido en el liceo responde a la intención de las autoridades de la educación de “quebrar” al gremio, al núcleo sindical de profesores y, en definitiva, al liceo. Según analizó, el primer escalón del conflicto tuvo como excusa una rampa que aún no fue construida, que los profesores “no entendían para qué” serviría, ya que no garantizaría la accesibilidad. En ese sentido, entendió que la reducción de casi la mitad de los grupos prevista para 2024 hará que la Transformación Educativa –que en bachillerato se aplicará sólo en primer año– no esté presente en el IAVA, a la que se le sacan todos los cuartos años. Según García, ello hará que muchos docentes del núcleo sindical no puedan tomar horas en el liceo y, en consecuencia, que no se abra un frente de batalla por la aplicación de los cambios curriculares.
La docente apuntó directamente contra Jenifer Cherro, directora general de Secundaria, con quien no tuvieron una sola instancia de conversación en todo el año, y afirmó que no está capacitada para el cargo que ocupa. Sobre las obras proyectadas para el año que viene, García dudó de que vayan a solucionar los problemas edilicios del IAVA, que, según entendió, están principalmente en la azotea y no están previstos arreglos en esa zona. Además, recordó que cuando se hizo el arreglo estructural finalizado en 2009 no se quitaron grupos en el liceo, sino que se acudió a otro local donde una parte de los grupos tuvieron clase.
Peso histórico
Fernanda Larre Borges fue profesora y subdirectora del IAVA y, al igual que muchos docentes y estudiantes que pasaron por el liceo, lo sigue sintiendo propio hasta hoy. Cherro ha intentado cuestionar la posición de referencia que tiene el IAVA para profesores, alumnos y familias, primero al dar datos de promoción que recibieron cuestionamientos por sumar los datos del nocturno y luego, en el Parlamento, al señalar que en los últimos años el centro viene perdiendo matrícula.
En diálogo con la diaria, Larre Borges aseguró que el centro educativo sí es de referencia, lo que la logrado por su historia –tanto a nivel académico como de militancia social– como por su cultura institucional, por la que se apuesta al diálogo y la cercanía con los estudiantes. Sobre la primera, recordó que desde su creación, cuando Secundaria todavía dependía de la Universidad de la República, mantuvo un estrecho vínculo con esa casa de estudios. Luego, en años de dictadura, funcionó en el edificio el Instituto de Profesores Artigas.
Según la docente, lo antiguo y la dimensión del edificio han generado varios problemas a lo largo de su historia. Según recordó Larre Borges, en 1996 se registraron los primeros reclamos de arreglos edilicios desde el retorno de la democracia. En ese momento, una frase del entonces consejero de Secundaria, Jorge Carbonell, quien respondió que si el liceo se llovía, deberían asistir con paraguas, generó una protesta en 18 de Julio que es recordada como “la marcha de los paraguas”.
No obstante, las obras recién comenzaron en 2004 y terminaron alcanzando una inversión total de cuatro millones de dólares. De acuerdo con Larre Borges, en un principio el GEI no quería el salón gremial por su pequeño tamaño, pero finalmente se fueron convenciendo de la idea, hasta que les terminó gustando. La profesora valoró que en ese momento hubo una política por la que se planteó otorgar salones y espacios a los gremios estudiantiles, de forma de favorecer su funcionamiento, como sitios importantes para el ejercicio de los derechos de los adolescentes.
En ese momento, consideró que logró un edificio “de lujo”, pero hacia 2017 volvieron los reclamos de arreglos, aunque, de todas formas, la realidad todavía está lejos de la situación que se vivía antes de la refacción anterior. Según recordó, en ese momento el abandono era tal que incluso llegaron a vivir personas en situación de calle dentro del liceo.
En una línea similar, Alex Mazzei, quien fue directora general de Secundaria entre 2005 y 2010, valoró que la obra inaugurada en 2009 le permitió al liceo recuperar su lugar “emblemático” y ello se ve porque siempre es una de las primeras opciones de los profesores al tomar horas, y también la de muchas familias que lo eligen para enviar a sus hijos. Por este motivo, consideró que la mayoría de los directores que pasaron en las últimas décadas por el liceo han dado participación a los exalumnos del centro y también han dado mucho lugar a los profesores, muchos de ellos con varios años en el liceo.
Mazzei valoró que ello también está dado por su historia, ya que allí han dado clases referentes de la intelectualidad, como Idea Vilariño o Carlos Real de Azúa, y también han sido estudiantes varios referentes de la historia reciente uruguaya. A su vez, consideró que el edificio del IAVA tiene características de cierta majestuosidad, que hacen sentir a sus docentes y estudiantes como en una universidad de prestigio europeo.
La exjerarca se mostró sorprendida por el desarrollo del conflicto actual y manifestó que “un liceo no es un cuartel”. Al respecto, se mostró especialmente desconcertada por la apelación a normativa de la dictadura para fundamentar el sumario al exdirector del liceo. “Hay que enseñarles a los chiquilines cómo se opera en un ambiente educativo, que justamente es un espacio privilegiado para generar una convivencia democrática, con reglas, con respeto y también con afecto y cariño, sabiendo que los chiquilines están aprendiendo. Son nuestros alumnos en todas las instancias”, valoró Mazzei.
Por su parte, Larre Borges valoró que si bien Ruidíaz cometió algunos errores, como haber declarado que no tenía la llave de acceso al salón gremial, algo que adjudicó a su corta experiencia como director, entendió que ello no justifica la reacción de las autoridades. Según analizó, el liceo fue atacado por su valor simbólico e histórico y, en ese sentido, buscó ser un mensaje de las autoridades hacia todo el colectivo docente y estudiantil, en un año en el que se diseñó la transformación curricular de bachillerato.
Entre la “resistencia” y los “golpes”
Iván Rügnitz es exestudiante del IAVA y del 2014 al 2016, año en el que egresó, integró el GEI. Cuando se sumó era en plena campaña por el “No a la baja”, y en ese año, la militancia “fue centrada en eso”, contó a la diaria. El año siguiente también tuvo un eje central: la discusión presupuestal, y en 2016, el gremio se dedicó, sobre todo, a trabajar “a la interna” del gremio, principalmente sobre las demandas del estudiantado, que en ese entonces se destacaban por las cuestiones de género y diversidad. En 2015, además, el gremio acompañó la ocupación del Codicen que fue desalojada con represión policial.
“Fue un espacio muy importante de formación política y de generación de vínculos”, aseguró, sobre su paso por el GEI. Asimismo, contó que esos años también fueron los últimos de la directora de aquel entonces, “que daba mucho espacio al funcionamiento del gremio y a tener incidencia en la vida cotidiana del liceo”. Aunque señaló que “la participación no era masiva, sí tenía una presencia muy fuerte, con asambleas multitudinarias”.
Rügnitz destacó el vínculo con la dirección de esos años y manifestó que fue lo contrario a lo transcurrido en 2023. Sobre el conflicto actual, aseguró que “hay un ensañamiento particular con el IAVA, por ser de alguna manera símbolo del movimiento estudiantil de Secundaria”. Aún así, el exestudiante observó que “muchas de las cosas que hoy estamos viendo que suceden en el IAVA también pasan en otros lados, pero al no tener la misma población y capacidad de movilización, no está tan visibilizado”.