A través de una declaración pública, la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes) se pronunció sobre el inicio de clases, en el que se comenzó a implementar la reforma curricular aprobada por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). El sindicato, que ha rechazado el diseño y la implementación de los cambios curriculares, sostiene que este proceso se trata de un “ajuste” que opera en tres niveles: presupuestal, pedagógico y de derechos.
Fenapes afirma que “el año lectivo 2023 inicia con un esfuerzo publicitario sin precedentes” para explicar y fundamentar la aplicación de la transformación educativa. “Los medios de comunicación y los portales institucionales de la ANEP amanecieron con una enorme cobertura del tema y con declaraciones públicas que van desde el presidente de la administración hasta el presidente de la República, pasando por el ministro de Educación y Cultura”. El sindicato plantea que el organismo tuvo que apelar a esa estrategia “porque la reforma no es tan buena en sí misma”. En caso de que lo fuera y los cambios llegaran para “marcar un hito en la historia del país”, estos deberían “poder defenderse desde lo pedagógico y no desde lo propagandístico”. Fenapes sostiene que este proceso se da en el marco de una “pedagogía del marketing”.
Según la federación, esta estrategia “intenta esconder” una serie de recortes, como el hecho de que en Secundaria “hubo menos cantidad de grupos en el marco de las elecciones de horas de noviembre y diciembre”, lo que llevó a que la mayor parte de estas se cubrieran con docentes efectivos y los profesores más jóvenes quedaran relegados. El sindicato sostiene que Secundaria “ha tendido a crear grupos o asignaturas a demanda”, algo que “implica un juego perverso de oferta y demanda” y que ANEP “concibe a la educación pública como una empresa”, desde “la mirada del superávit presupuestal”.
Fenapes también cuestiona el discurso de las autoridades sobre la optimización del gasto en la ANEP y sostienen que “no es más que una pretensión vacía de resultados al menor costo: nula inversión en infraestructura, multiempleo y desempleo docente, generación de cargos de supervisión-presión, erradicación de la repetición sin atender aspectos de fondo”.
La federación sostiene que si bien la aplicación de los cambios curriculares podría ser catalogada como “improvisación”, en realidad se trata de “una estrategia para dinamitar la educación pública”. “El estudiante simplemente avanza de ciclo en ciclo, por ende, no importa con cuántos comparte un salón de clases, así como tampoco importa el estado de ese salón o del resto del centro”, cuestionan, y también critican las instancias de formación docente que se están desarrollando para la reforma. Según plantean, en estos cursos observan “escasa o poca rigurosidad académica” y “formatos estandarizados que violentan el carácter profesional y ético del profesorado”. Como ejemplo, mencionan el establecimiento de salas docentes virtuales en las cuales los profesores no fueron habilitados a hacer preguntas ni comentarios; de esa forma, se sostiene, “se desnuda el carácter vertical y autoritario elegido por la administración”.
Si bien este domingo Fenapes no acompañó la medida de paro tomada por su filial montevideana para el primer día de clases, la federación “se encuentra en alerta y evaluando los pasos a seguir en el transcurso de este comienzo de cursos”, afirman en el comunicado.