Como ha ocurrido con otros campos, trabajadores de la educación se organizaron para manifestar su apoyo a la fórmula presidencial del Frente Amplio (FA), integrada por Yamandú Orsi y Carolina Cosse, de cara al balotaje del domingo 24 de noviembre. A la interna de ese grupo varias personas manifestaron la necesidad de generar un subgrupo de quienes están vinculados a la educación técnico profesional.
Según un breve texto que dicho colectivo redactó para plasmar sus objetivos en la previa al balotaje, su objetivo es “generar un movimiento nacional con actividades programadas y coordinadas en todos los territorios, que sume a la fórmula y exponga un mensaje sobre la importancia e impacto en la sociedad de esta modalidad educativa”. Precisamente, se considera que la fórmula del FA es la indicada para “fortalecer” la educación uruguaya, particularmente la técnico profesional.
En el marco de las actividades que el grupo definió organizar en distintas partes del país, este miércoles se realizará la primera; se trata de una concentración a las 18.00 en la plaza Cagancha de Montevideo. Según explicó a la diaria Karina González Rostani, integrante del colectivo, el objetivo principal es generar un primer encuentro entre sus integrantes, pero también se realizará una volanteada en apoyo a la fórmula.
González planteó que entre quienes adhieren a la consigna del colectivo tienen en común su disconformidad con lo que ocurrió en UTU en los últimos cinco años y que, de hecho, muchas personas llegan al espacio con propuestas de aspectos a cambiar. De todas formas, la vocera aclaró que no se trata de un ámbito programático, sino que es meramente de apoyo a la fórmula.
Consultada al respecto, González se refirió al contraste que, según entiende, existe entre la gestión en UTU de los gobiernos del FA y el de la Coalición Republicana. En primer lugar, se refirió a la pérdida de 4.000 estudiantes, ya que en 2019 el organismo tuvo 104.000 estudiantes y actualmente cuenta con 100.000. Al respecto, consideró que no se trata de algo menor y lo asoció a una “pérdida de grupos”, que “va de la mano con menos horas de trabajo docente” en dicho subsistema.
El colectivo se muestra crítico con los cambios curriculares y la gestión de la DGETP
Respecto a la Transformación Curricular que implementó el actual gobierno, la vocera recordó que los cambios en UTU comenzaron en 2022 con la modificación del Plan de Formación Profesional Básica, creado en 2007 y orientado a estudiantes que se habían desvinculado del sistema educativo. Originalmente, el plan para que los estudiantes cursen el ciclo básico era para adolescentes de 15 años, pero tras valorar que no era necesario esperar a que la desvinculación se concrete, durante los gobiernos del FA se bajó la edad para ingresar a 12 años. No obstante, el cambio que se comenzó a aplicar en 2022 volvió a llevar la edad a 15 años.
Al respecto, González señaló que con el cambio curricular dejó de haber educadores en todas las escuelas técnicas donde se aplicaba y pasaron a estar sólo en los de contexto socioeconómico desfavorecido, lo que ha hecho que se sienta la falta de esa figura. Además, señaló que “se perdieron horas de clase” y recordó que el FPB se basaba en la integración de talleres profesionales con profesores de las demás asignaturas, algo que se ha perdido en el caso de algunas materias.
Por su parte, la vocera también se mostró crítica con los cambios curriculares implementados para el resto de las propuestas de UTU para adolescentes, sobre todo las de bachillerato. González consideró que, si bien los estudiantes cuentan con una mayor navegabilidad y pueden cambiarse de propuesta sin tener que retroceder en su trayectoria, ello se ha realizado en perjuicio de la formación profesional específica que brinda la institución. “Se vuelven bachilleratos más generales y se va perdiendo la carga técnica y tecnológica de la UTU”, lamentó.
También se pone en cuestión que los centros María Espínola sean una innovación del actual gobierno
González planteó que los centros María Espínola, planteados por la actual administración como una innovación en materia de extensión del tiempo pedagógico para la educación media, en realidad se trata de un “cambio de nombre” de propuestas ya existentes. En ese sentido, especificó que los Centros Educativos Asociados ya ofrecían almuerzo y una propuesta de tiempo extendido para los adolescentes. Si bien señaló que los María Espínola generaron nuevas figuras como coordinadores de enseñanza, tecnología y participación, lamentó que en algunos casos dichos cargos fueron designados en forma directa.
Además, cuestionó que los talleres que se ofrecen a contraturno en esas propuestas no son dictados por docentes que integran los listados de la institución, sino que son propuestos por personas ante la respectiva dirección del centro. Por tanto, afirmó que la formación que los estudiantes reciben en dichos espacios “no está chequeada por programas oficiales ni por inspecciones de área que puedan decir cómo están desempeñándose esos talleristas”. Al respecto, señaló que en algunos casos las formaciones que se dan en ese marco están fundamentadas a nivel de contenidos, pero en otros casos los talleres tienen nombres como “ruta de los sueños” o “mindfulness” y no sabe “qué hay detrás de ellos”.
A nivel de la gestión institucional, González recordó que, a través del pasaje de consejos a direcciones en el principio del quinquenio, se concretó la eliminación de la representación docente en el subsistema. No obstante, dijo que el único sueldo que “se ahorró” el sistema fue el del consejero docente, ya que se creó una subdirección, por lo que siguieron siendo dos jerarcas nombrados por el gobierno.
Por su parte, cuestionó el argumento de que ello serviría para dar mayor agilidad a la gestión y aseguró que ello no ha ocurrido, ya que los distintos integrantes del colectivo han planteado varios puntos que no están siendo atendidos en sus lugares de trabajo porque la Dirección General de Educación Técnico Profesional (DGETP) no puede hacer frente a las demandas, por ejemplo, de reparaciones edilicias. “Sacar la representación docente no solucionó los problemas y generó un clima de malestar en el que los docentes tenemos opinión sobre lo que está pasando y no tenemos a través de quién canalizarla, que antes era el representante docente”, lamentó.
Por su parte, González cuestionó la actitud del actual director de la DGETP, Juan Pereyra, quien varias veces ha suspendido y culminado instancias de negociación con el sindicato por considerar que hay temas que no deben ser sometidos a consulta con los trabajadores.