Mejorar los números de egreso a nivel nacional, dar la oportunidad de hacer estudios terciarios o de culminar la educación media como un importante logro simbólico en la vida de muchas personas fueron algunos de los motivos que llevaron a las autoridades técnicas y políticas de UTU a diseñar e implementar una propuesta de “bachillerato acelerado”. Desde hace años la Dirección General de Educación Técnico Profesional (DGETP) cuenta con distintas propuestas de educación y acreditación para adultos, lo que fue clave para el desarrollo de la nueva propuesta, que busca tener una mayor incidencia.
En diálogo con la diaria, Juan Pereyra, titular de la DGETP, explicó que, a raíz de que sólo la mitad de los jóvenes de 21 a 23 años tiene completa la educación media, desde la institución comenzaron a pensar en mecanismos para mejorar dicho indicador. En su caso, pensaba en aplicar una prueba similar a la que realiza la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) para la acreditación del ciclo básico, pero los técnicos le plantearon que no era factible, principalmente por la alta especificidad de los distintos bachilleratos con los que cuenta UTU.
Según detalló el jerarca, de esa manera se gestó la idea del bachillerato acelerado, que se puede completar en uno o dos semestres. Explicó que se trata de un bachillerato técnico-profesional “como cualquier otro” y, por tanto, permitirá continuar con estudios terciarios en cualquier institución educativa.
Durante todo el proceso en el que estuvieron abiertas las inscripciones para postularse a dicha modalidad, las autoridades de UTU hablaron de la alta expectativa generada en la ciudadanía, lo que se tradujo en el gran número de consultas recibidas. Al 12 de marzo, día del cierre de las inscripciones, se habían postulado en total 9.735 personas, lo que superó “ampliamente” las expectativas de la DGETP, explicó Pereyra.
De ese número, unas 5.500 personas presentaron toda la documentación que requería el llamado, por lo que podrán seguir adelante con el proceso. En la convocatoria se pedía a los postulantes que, además de presentar información que comprobara contar con el ciclo básico completo, certificaran una experiencia laboral de al menos tres años en alguna de las orientaciones de salida de los bachilleratos técnico-profesionales: comercio y ventas, reparación de vehículos y mantenimiento de motores híbridos, soporte técnico, cocina, servicios gastronómicos, edificaciones de obra civil, estética de salón, alojamiento y servicios turísticos, muebles y equipamientos.
Una vez depurada la lista de inscriptos, que podían tener como mínimo 27 años, comenzó la etapa de evaluación de la documentación presentada. Quienes cumplan con todos los requisitos pasarán a la realización de una prueba de acreditación del área formativa correspondiente a la formación profesional, dependiendo del área de la que se trate. Esa etapa tendrá una duración de cuatro semanas y quienes acrediten dichas competencias quedarán habilitados a cursar las materias generales del bachillerato a través de una modalidad híbrida.
Si bien la propuesta está pensada para que las asignaturas puedan ser cursadas y aprobadas en un semestre del año lectivo, que equivale a 16 semanas, el estudiante también podrá optar por extenderla hasta el segundo semestre del año. Según enfatizó Pereyra, se trata de una propuesta intensiva y exigente, y por ello se habilitará un segundo semestre de cursos. El jerarca dijo que a mediados de abril se podrá comunicar el listado de estudiantes habilitados para dicha cursada, cuyas instancias formales se desarrollarán en distintos “centros acreditadores”. Según estimó, de los 5.500 quedarán unos 3.000 habilitados, y es factible que al menos 2.000 de ellos se anoten para la cursada, cifra que equivale a 100 grupos.
Todos los departamentos del país cuentan con una escuela técnica que cumple la función de centro acreditador, a excepción de la capital, donde hay siete: el Polo Educativo Tecnológico Latu, el Instituto Superior de Comercio y Administración de La Blanqueada, el Instituto Tecnológico Superior Arias Balparda, el Polo Educativo Tecnológico del Cerro, el Instituto de Enseñanza de la Construcción, la Escuela Superior de Hotelería, Gastronomía y Turismo y el Instituto de Alta Especialización de Montevideo.
Según Pereyra, la mayoría de las postulaciones son para acreditar en el área de comercio y ventas, que fueron 40% del total. La siguiente área con mayor demanda fue la de informática, con aproximadamente 15% de las solicitudes, y si se suman, cocina y estética llegan a 20% del total. Por su parte, el jerarca detalló que las inscripciones para onstrucción representaron 10% del total, las de alojamiento y servicios turísticos fueron 7% y casi 6% de los postulantes solicitaron acreditar competencias en reparación de vehículos.
Cuestionamientos de forma
En diálogo con la diaria, Julián Mazzoni, uno de los representantes docentes en el Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, consideró que, en principio, la idea es “interesante” y cuenta con una importante demanda, que se ve en la cantidad de postulantes. De todas formas, en su caso no votó la creación del bachillerato acelerado principalmente por cuestiones de forma. Según dijo, se guio principalmente por lo planteado por la Asamblea Técnico Docente (ATD) de UTU, que solicitó que el tema fuera tratado en una reunión del organismo a nivel nacional. Consultado al respecto, el consejero indicó que notó cierto apuro de las actuales autoridades para que la propuesta se aprobara antes de dejar sus cargos.
Si bien fue tratado en otros ámbitos de la ATD, no llegó a abordarse en la ATD nacional, como ocurre tradicionalmente con nuevos planes. De hecho, la Ley General de Educación mandata a la ANEP a la consulta a dicho organismo cuando se trata de la aprobación de un nuevo plan o programa de estudio, más allá de que la opinión del órgano técnico no es vinculante.
En la misma línea se expresó días atrás un colectivo de alfabetizadores laborales de la Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu), que manifestó no haber participado en ninguna etapa del proceso, pese a que ahora son los profesionales los que están evaluando la acreditación de las competencias laborales de los postulantes. Según afirman, el bachillerato acelerado no pasó por las instancias de consultas previstas por la ley, que tiene como objetivo que los docentes puedan “enriquecer y hacer análisis situados” sobre las propuestas.
En el comunicado, el colectivo se manifiesta de acuerdo con las propuestas de acreditación de saberes y recuerdan que UTU tiene y ha tenido varias propuestas de ese estilo, pero remarcan la necesidad de que estos planes tengan procesos de discusión adecuados. “Nuestra formación y mirada del vínculo estrecho de educación y trabajo nos sensibiliza ante las necesidades de promover el derecho a la educación de adultos que se han desvinculado de la educación formal. Sin embargo, estamos convencidos de que no es de cualquier forma que estos objetivos se logran”, plantean.
Consultado al respecto, Pereyra dijo que el nuevo programa contó con aportes de la Mesa Permanente de la ATD que, por ejemplo, pidió que se subiera la edad límite de 25 a 27 años, lo que fue contemplado. A su vez, dijo que la división de Planeamiento Educativo de la ANEP también pidió informes sobre la propuesta e hizo algunos planteos que se incorporaron.
Luis Otero, secretario de Asuntos Laborales de la Afutu, entendió que, además de inconsulta, se trata de una propuesta “improvisada”. Según dijo, la que se expresó a favor de la iniciativa fue la mayoría de la Mesa Permanente de la ATD, que está “parcializada” y ha sido servil a los intereses de la DGETP. Al respecto, consideró que su postura no es representativa de la ATD nacional ni tampoco de las asambleas que se hacen por escuelas, que, por ejemplo, en su amplia mayoría rechazaron los cambios de la transformación curricular en el organismo. De hecho, aseguró que Pereyra negó la realización de una ATD nacional a fin de año, que hubiera tenido que considerar la propuesta del bachillerato acelerado.
Otero cuestionó que esa ha sido la metodología de Pereyra a lo largo de todo el quinquenio, que no está abierto a la negociación y sólo convoca a los docentes para comunicar lo ya resuelto. A saber, dijo que eso ocurrió con un rediseño del perfil de los alfabetizadores laborales, que fue pedido desde el sindicato a partir de que se quedaron con muy pocas horas para tomar después de los cambios efectuados al plan de Formación Profesional Básica (FPB) de 2021.
De hecho, según dijeron a la diaria desde el colectivo de profesionales, las actuales autoridades de UTU demandan de sus labores para tareas que van desde el acompañamiento de estudiantes en bachillerato hasta talleres de educación emocional, lo que ha contribuido a que se desdibuje su perfil. Después de que dentro de UTU su rol surgiera asociado al plan FPB y orientado a procesos grupales y a la formación ciudadana en materia laboral, los cambios en el programa hicieron que, negociación colectiva mediante, con otro perfil pudieran ser incluidos en el acompañamiento a estudiantes de bachillerato.
En el caso de la propuesta de bachillerato acelerado, el colectivo considera que su perfil “se confunde y se superpone con roles como los de los adscriptos”, ya que, por ejemplo, se les encomiendan tareas administrativas para las que no necesariamente fueron formados. Más allá de que desde la DGETP se les ofrecen instancias de formación por Zoom para dichas tareas, los profesionales aseguran que no siempre les es posible asistir ya que, por ejemplo, no pueden justificar la inasistencia en otras labores que deben llevar a cabo dentro de la institución.
Si bien valoran este tipo de propuestas de acreditación y entienden que son necesarias para los trabajadores, desde la Afutu avizoran dificultades de implementación de la propuesta y lamentan que serán los funcionarios quienes deban dar la cara con los futuros estudiantes. En ese sentido, lamentaron haberse enterado del bachillerato acelerado a través de la prensa y afirman que, más allá de las instancias hasta ahora brindadas por la DGETP en las últimas semanas, sigue faltando información sobre la propuesta.