Entre varias cosas que cambiaron desde que a fines de marzo asumieron sus cargos en el Consejo de Formación en Educación (CFE) las nuevas autoridades designadas por el sistema político, está la ambientación del despacho del presidente. Walter Fernández Val mantuvo el retrato de Antonio Grompone que ya lucía en el período de su antecesor, Víctor Pizzichillo, pero sumó las fotos de otros dos referentes de la pedagogía uruguaya: los maestros Julio Castro y Miguel Soler Roca. Sobre uno de los muebles ahora también se puede ver extendido un pañuelo con una leyenda a favor de la creación de una Universidad de la Educación (UNED), sostenido por algunos tomos de La educación del pueblo, de José Pedro Varela.

Entrevistado por la diaria, Fernández Val explicó los principios de participación democrática y diálogo que guiarán al CFE estos cinco años, a través de los que se espera primero modificar y luego sustituir el Plan 2023 que se aprobó en la administración anterior, en el marco de la transformación curricular que se aplicó en toda la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Otra de las políticas del gobierno anterior que se dejará atrás será el sistema de Unidades Horarias de Desempeño Docente (UHDD), que fue duramente cuestionado desde el Sindicato de Docentes de Formación en Educación (Sidfe).

¿De qué manera encontraron el CFE al momento de asumir?

Encontramos una crispación en el relacionamiento entre las autoridades y los diferentes colectivos. Los aportes –críticos– de la Asamblea Técnico Docente (ATD) nunca eran considerados y había un ejercicio de pseudoparticipación. En el plano sindical se había violentado la Ley 18.508 de negociación colectiva en el ámbito público; las instancias bipartitas se reducían a que las autoridades comunicaban los pasos que iban a dar. A nivel estudiantil, prácticamente los aportes fueron ignorados; más allá de una pseudoencuesta dirigida a los estudiantes, nunca fueron considerados como sujetos de derecho.

El déficit [presupuestal] del CFE es endémico y viene de años atrás, pero en 2020 había un déficit de 55 millones de pesos; en 2021, que fue el año de transición de la pandemia, el Consejo Directivo Central (Codicen) pone a cero las cuentas del CFE y deja de haber déficit. Pero ya en 2023 teníamos 357 millones de pesos de déficit; ese fue el primer año en que se implantó el nuevo plan de educación, y a 2024 ya sobrepasaba los 760 millones de pesos de déficit. En la apertura de créditos de este año, el Codicen abatió el déficit a la mitad.

El crecimiento del déficit se debe a la implementación del Plan 2023, que tiene una carga horaria muy extensa que ha hecho que los estudiantes abandonen total o parcialmente, y a la implementación de las UHDD, que es un mecanismo de elección de horas que nos trajo y nos trae diversos problemas.

La ley de negociación colectiva dice que es deber de los organismos del Estado transparentar su situación financiera. Como primera medida, creamos una comisión de seguimiento presupuestal, en donde participarán los sindicatos –tenemos dos, uno es el Sidfe y el otro es la Unión de Funcionarios de Codicen, que es un sindicato que compartimos y es de los funcionarios de gestión–. También las ATD, y los estudiantes a través del consejero estudiantil. Es una comisión amplia que va a transparentar e identificar las causas de este déficit endémico.

Hubo algunas complejidades en el inicio de cursos, como la falta de profesores en varias materias, y ustedes asumieron con las clases empezadas. ¿Cómo se fueron solucionando los problemas?

Uno de los principios de nuestra gestión es el de participación democrática, que estará en la concepción, el diseño, la puesta en marcha y la evaluación de las políticas educativas. Si intentamos convertirnos en universidad, todos los órdenes tienen la función de ser responsables en estos aspectos. Vamos a ubicarnos lejos de la pseudoparticipación, que fue lo que guió al quinquenio anterior, cuando las consultas que se hicieron no respondieron a la razón pública sino a intereses de ciertos sectores hegemónicos de la sociedad: hacemos la consulta, pero yo ya tengo prediseñado lo que voy a implementar. El otro principio para nuestra gestión es la opción por el diálogo. Creemos que la única manera de dirimir un conflicto en un organismo de educación terciaria es mediante el diálogo de las partes.

Asumimos el jueves 27 de marzo por la tarde y el viernes tomamos funciones. Ese mismo día el Centro de Estudiantes de Magisterio nos anunció que el martes siguiente iban a ocupar el centro. Las reivindicaciones correspondían a cuestiones de la administración anterior. Enterados de esta situación, el lunes convocamos a una delegación de estudiantes a que vinieran a dialogar al CFE. Con base en su plataforma reivindicativa, propusimos diferentes acciones.

La primera fue implementar una mesa de diálogo en temas que ellas entendían que eran de cuestiones de la práctica docente. Nos comprometimos a concurrir personalmente con el director de infraestructura de Codicen y el de CFE a los Institutos Normales a realizar una visita en compañía de la dirección y de las estudiantes. Estuvimos dos o tres horas visitando, relevando las necesidades, hicimos una lista; no solucionamos problemas estructurales porque no estaba en nuestra posibilidad, pero sí otro tipo de problemas que estaban en nuestras manos.

No obstante, las estudiantes decidieron ocupar porque era una decisión de asamblea tomada previamente. En función de eso, para cambiar el tenor de cómo se dirimen estos conflictos, concurrimos a la ocupación a dialogar. Concurrieron también la consejera del Codicen Elbia Pereira, la consejera docente Daysi Iglesias y el consejero estudiantil del CFE, Joaquín Dauson. Nos recibieron en un muy buen clima, entramos a un salón y nos pusimos en ronda para que todos nos viéramos las caras. Ahí se dijeron las cosas que cada una de las partes tenía que decir. En el correr del tiempo, el conflicto realizó una síntesis: se pudieron comenzar las clases, tienen un montón de mejoras en infraestructura, más allá de que hay temas endémicos más difíciles de resolver, ya que el edificio es de carácter histórico.

Hemos tenido otros encuentros con el sindicato, otros encuentros con las ATD en donde quizás a veces se hayan presentado diferentes caminos para resolver las problemáticas; hemos dialogado con ellos, hemos avanzado.

Uno de los principales puntos de controversia en el gobierno pasado fue el cambio de plan de estudios. ¿Qué camino van a tomar ustedes para revisar los cambios, en la línea de lo que planteó el Codicen?

Ya hemos iniciado ese camino, que va por la revisión profunda, análisis y eventual sustitución del Plan 2023. Todas las evidencias ya daban como para empezar a pensar en un nuevo plan. No obstante, nosotros creímos necesario cumplir las etapas de diagnóstico, de identificar los elementos que no son adecuados para este nivel educativo del Plan 2023, y propusimos realizar una ATD local que ya se hizo y luego una mesa ampliada. Eso implica que, después de la ATD local, se reúnen la mesa permanente y un representante de cada uno de los 32 institutos en los que se realizaron asambleas locales.

En nuestro documento disparador de las temáticas teníamos la revisión de planes y programas y la reconformación de la estructura académica, que fue barrida en el período anterior. Ahora tenemos la tarea fundamental de reconstruir la estructura académica universitaria que se venía acumulando antes de 2020 y que fue barrida de hecho. Estoy hablando de institutos académicos que a su interna tenían departamentos académicos, que a su vez desembocaban en salas docentes o salas académicas. Estoy hablando de comisiones de carrera a nivel nacional y locales; también de la comisión de enseñanza y desarrollo curricular, que fue vaciada.

Vamos por la reconstrucción un poco más lenta, porque no queremos solamente reconstruir, sino también aportar lo que corresponde a este período de gobierno, un período particular, porque eventualmente nos podemos convertir en universidad. En ese sentido, lo que hemos hecho como primera medida es convocar para que este sábado todos los departamentos académicos convoquen a sus salas docentes para que se empiecen a expedir sobre el plan, sobre la estructura, sobre las modalidades de cursada, sobre las unidades curriculares, sobre las horas aula y las extra aula, sobre la investigación, sobre la extensión. Todas cuestiones de carácter académico universitario.

Vemos la ansiedad por empezar a participar, tal es así que algunas ya se habían autoconvocado, inclusive en el período anterior. Nosotros queremos empezar a institucionalizar la participación como corresponde y a recoger todos los aportes que estas salas docentes hagan. Pusimos a consideración de la última ATD la creación de la Comisión de enseñanza y desarrollo curricular y aspiramos a que dentro de esa comisión se conforme una subcomisión de seguimiento del Plan 2023, porque los estudiantes que empezaron en este plan tienen derecho a finalizar, si así lo quieren, en este plan.

Creemos que tenemos mucho para aportar en el mejoramiento del Plan 2023, por ejemplo, para alivianarlo; tiene una carga horaria muy pesada. Tanto que en este año la mitad de la matrícula se encuentra en primer año, porque han vuelto a recursar, se trancan en primero, no pueden avanzar y se ha formado un cuello de botella. No así en segundo y en tercero; en cuarto tenemos una matrícula bastante considerable, pero está conformada fundamentalmente por aquellos que vienen del Plan 2008 y vienen huyendo del Plan 2023 para que no los agarre.

Con respecto a los planes y programas, no partimos de cero. Entre 2017 y 2019 se elaboraron planes de maestro de primera infancia, maestro de educación primaria, maestros técnicos, educadores sociales y profesorados. En un proceso que puede ser, como todos los procesos, pasible de crítica, nunca se implementaron, o se llegaron a implementar algún año y se cortaron. Suponemos que es una buena base para la discusión.

¿Qué acciones va a tomar el CFE para que se logre la creación de la UNED?

El estatus universitario no puede ser dado por una prueba de acreditación llevada adelante por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), con pruebas compradas a institutos de evaluación colombianos. Y menos para el título que otorgan, que es el de licenciado en pedagogía. El único camino válido para otorgar un título universitario es estar en una institución con las clásicas funciones universitarias de enseñanza, investigación y extensión. Históricamente, los colectivos del CFE han reivindicado la creación de la UNED pública, autónoma y cogobernada. Es más, la fuerza política que hoy está en el gobierno a nivel nacional tiene en su programa esta misma propuesta.

No obstante, sabemos que el proyecto que eleve el MEC al Poder Legislativo tiene que lograr los dos tercios de ambas cámaras para crear el nuevo ente autónomo. Hemos creado el grupo de trabajo hacia la UNED, compuesto también por el sindicato, las ATD y los consejeros, que tiene como funciones recopilar y sintetizar toda la producción y la que puede venir respecto de la creación de una nueva universidad.

Además, tiene la función de realizar paneles, charlas, actividades que pueden incluso llegar a ser televisadas. Hace muy pocos días tuvimos una reunión con la subsecretaria del MEC y le transmitimos que la UNED es una cuestión de todos y no tiene que quedar circunscrita a los educadores y al consejo. En tal sentido, es bueno que la población se involucre a nivel de todo el país, no sólo en Montevideo, porque la base material de esa universidad corresponde a este consejo con sus 33 centros educativos. El CFE tiene al menos un instituto de formación docente o un centro regional de profesores en todos los departamentos. Está muy bien que vayamos, por ejemplo, a Trinidad a explicarles a los vecinos que tienen ahí la oportunidad de que sus hijos cursen en un instituto universitario.

Tenemos la idea de que el proyecto que sea elevado cree los organismos esenciales, la estructura mínima de la universidad, y que después la misma universidad dé lugar a la regionalización si lo cree necesario, a la creación de institutos académicos. Hay varios proyectos que no han logrado los dos tercios que han sido muy frondosos, que han ido al detalle, y no es necesario.

La autonomía y la forma de gobierno de la universidad han sido las cuestiones que obturaron la creación de la UNED. ¿Cómo articular lo políticamente posible en el Parlamento con demandas históricas de los colectivos?

Nosotros sí vamos por una propuesta de cogobierno con los órdenes, incluyendo a los egresados. En cuanto a la autonomía, la creación del ente autónomo supone que la autonomía técnica, financiera y académica está garantizada. El órgano de gobierno, el Consejo Directivo Central, quedará sujeto a la negociación entre los diferentes partidos políticos en el Parlamento. No obstante, esto es una opinión personal, el objetivo central de la etapa es la creación del ente autónomo.

¿Qué perspectiva tienen respecto a cambiar el sistema de UHDD en la elección de horas?

Las UHDD, que intentaron, supongo que de buena fe, solucionar un problema mediante cargos, son una estructura muy rígida que nos ha traído innumerables problemas y que, por otra parte, ha demostrado ser ineficaz para la toma de horas en forma completa de la oferta que tiene el CFE. Las UHDD son bloques de diez, 20, 30, 40 o 45 horas. Simplificando, por ejemplo, si tengo para tomar cuatro horas de una unidad curricular cualquiera que no ha sido tomada y hay un docente que no ha tomado horas todavía, no las puede tomar porque no conforma ese bloque de diez. Todos esos restos son un montón de horas; si vos pensás todo en módulos o bloques, los restos te quedan y son difíciles de tomar. ¿Cómo estamos tratando de paliar eso? Cuando no llegan al mínimo para conformar la UHDD de diez horas, estamos adjudicando una o dos horas para que sí se pueda conformar y que esas horas sean para un proyecto de apoyo a la dirección o tutorías.

Otro problema es que si tú renuncias a algo, renuncias a todo el bloque. Lo que se ha dado a veces en el otro extremo de quienes tienen muchas horas es que, para conformar esos bloques, hay docentes que han tomado horas que no son específicas de la asignatura que ellos están dictando. Ahí se da una baja de la calidad de la educación, porque no todos los docentes pueden dictar todas las materias. Y hay una acumulación de asignaturas en un solo docente que en cierta manera desprofesionaliza la tarea.

No tenemos más remedio que regirnos por ese mecanismo durante este año. Hemos conformado la comisión asesora del trabajo docente, que es amplia, pero tiene parte de las divisiones académicas del CFE, porque modificar un sistema de elección de horas es muy complejo, hasta desde el punto de vista informático. Esa comisión tiene cometidos inmediatos y a mediano plazo. Dentro de lo inmediato está el proponer al consejo un nuevo mecanismo de elección de horas para setiembre, porque ahí ya se empiezan a elegir horas. Vamos a derogar el mecanismo de la UHDD, eso es seguro, y en función de lo que nos proponga la comisión asesora tomaremos alguna decisión.

Pensando en el mediano y largo plazo, que incluye una UNED, ¿se va a ir hacia una estructura de cargos?

Estaremos a lo que nos proponga la comisión. No obstante, obviamente vamos a una estructura de horas y cargos. Nosotros tenemos un antecedente muy importante que es el capítulo XIV del Estatuto del Funcionario Docente de ANEP, que fue aprobado en 2019. Con un escalafón, con grados del uno al cinco, adjudicados a las funciones de enseñanza, extensión e investigación. Vamos caminando hacia aquella aprobación, que nunca fue derogada.

No obstante, en los últimos días de la administración pasada, ellos introdujeron en el artículo 87 del Estatuto Funcionario Docente que el modo de elección de horas es mediante las UHDD. A días de irse pusieron eso en el estatuto, en contra de la postura de los sindicatos. Nosotros también vamos por la sustitución de ese artículo.

En los últimos años los ingresos a las carreras del CFE venían cayendo. ¿Qué pasó este año?

La matrícula venía en decrecimiento, pero este año se mantuvo o está en un nivel ligeramente superior. Tenemos la problemática de que el Plan 2023 está expulsando a los estudiantes por la extensísima carga horaria que tiene. Muchísimos de nuestros estudiantes trabajan y no pueden estar cursando. Esto ha obligado a la anterior administración a migrar muchas de las modalidades a la semipresencial. Esto puede tener algunos aspectos buenos, pero migrar la mayoría de los cursos al semipresencial en una carrera que es evidentemente de diálogo, de vivenciar la docencia, de trabajar lo vincular, no es lo más adecuado. De repente, si tenemos un poblado que está alejado y no pueden cursar las materias del profesorado, por ejemplo, está bien que en algunas de esas materias se habilite el semipresencial y después los trayectos más pedagógicos se puedan cursar ahí.

Eso nos ha acarreado un problema que tenemos que pensar de cara al año que viene. Lo primero es alivianar el Plan 2023 y pensar en su sustitución en algún momento; veremos cómo evoluciona esto, lo vamos a sustituir. Haremos una tabla de equivalencias razonable para que los estudiantes que quieran pasarse al nuevo plan lo hagan, y el flujo de estudiantes va a acrecentar la matrícula. Si te anotaste y cursaste una materia y no viniste más, y te anotás de vuelta, eso no es lo deseable en ninguna institución. Apuntamos a que el flujo [de estudiantes en la carrera] sea más rápido.