El mayor Dardo Ivo Morales, quien “interrogaba” a Vladimir Roslik cuando sobrevino su muerte violenta en 1984, compareció el martes ante el fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe.
La citación de Morales ocurrió en el marco de una nueva investigación iniciada por el fiscal sobre el caso Roslik, bajo el nuevo código de proceso, luego de que un fallo de la Suprema Corte de Justicia lo habilitara a iniciar una nueva indagatoria si se encontraban elementos hasta ahora no considerados.
También declararon ante la misma sede fiscal el coronel Sergio Caubarrere y el general retirado Daniel Castellá. Tras la jornada de declaraciones, el fiscal Perciballe se excusó de hablar con la prensa.
El 31 de julio la diaria divulgó la sentencia final del caso Roslik en la justicia militar, dictada en 1986 por el juez militar Oscar Vilche. Según ese documento, al que se accedió gracias a un pedido de acceso a la información pública realizado ante el Ministerio de Defensa, Roslik murió mientras era interrogado por el entonces teniente Morales delante de otros diez oficiales. La idea era que los observadores “adquirieran experiencia”, dice la sentencia.
Según el dictamen final de los peritos forenses, Roslik sufrió una “muerte violenta multicausal”, con desgarro del hígado, múltiples traumatismos e ingreso de fluidos a los bronquios, entre otras lesiones. Insólitamente, Vilche en su sentencia no habla de golpes o tormentos, sino de súbitos “cambios de voces” de Morales.
Morales nunca fue juzgado por el caso. Vilche lo consideró inocente por cumplir órdenes y sólo procesó con prisión a los entonces teniente coronel Mario Alfredo Olivera (hoy fallecido) y mayor Sergio Caubarrere, comandante y segundo jefe del Batallón de Infantería 9 cuando Roslik fue muerto allí.
El juez militar, hoy jubilado, fue ubicado por la diaria pero no quiso hacer declaraciones. “Usted consiguió la sentencia con el Ministerio de Defensa, entonces siga preguntando en el Ministerio de Defensa”, dijo y cortó la comunicación en forma intempestiva. Según la Suprema Corte de Justicia, la actuación de la justicia militar ya laudó el caso, aunque habilitó a Perciballe a llevar adelante una nueva indagatoria en caso de conseguir nuevos elementos.
Entre los oficiales que estuvieron durante el interrogatorio y en el momento de la muerte de Roslik, según la sentencia de Vilche, estaba el entonces capitán y hoy general retirado Daniel Castellá, quien hasta la aparición de este documento era el presidente del Supremo Tribunal Militar. Tras tomar estado público la sentencia, Castellá fue cesado por el ministro Javier García.
También estuvo presente el entonces teniente Alberto Loitey, candidato a intendente de Soriano por el partido Cabildo Abierto en las últimas elecciones. En plena campaña para las elecciones municipales de 2020, Loitey declaró que Roslik murió naturalmente de un paro cardíaco.
Justamente Loitey está citado a declarar el miércoles ante el fiscal Perciballe, en el marco de esta nueva investigación.
Vladimir Roslik fue la última víctima por crímenes de lesa humanidad de la dictadura. Fue secuestrado en su casa en la localidad de San Javier, trasladado al Batallón de Infantería 9 y asesinado bajo tortura el 16 de abril de 1984.
Que su muerte se debió a los golpes y tormentos recibidos quedó claro semanas después, gracias a la investigación para el semanario Jaque que realizaron Juan Miguel Petit, Alejandro Bluth y Maneco Flores Mora, aún en plena dictadura. Ya entonces Jaque denunció que Morales había participado del interrogatorio de Roslik y que estuvo presente durante una autopsia fraudulenta que se hizo en primera instancia para ocultar las verdaderas causas de la muerte del médico.
Situación de reforma
El mayor Morales se encuentra en situación de reforma, una sanción que le impide lucir el uniforme y ser reconocido como un oficial por sus pares. La sanción no deriva de violaciones a los derechos humanos, sino de un problema privado originado: una deuda que mantiene desde hace años con otro oficial, dijeron fuentes militares.
Por esas deudas, Morales se vio sometido a dos tribunales de honor, agregaron las fuentes. Mediante otro pedido de acceso a la información pública, la diaria pudo leer parte de sus declaraciones ante el primero de esos tribunales de honor, celebrado en 1996. Como el tribunal versó sobre ese caso privado, sólo se pudieron obtener unos pocos pasajes referidos a sucesos públicos. En uno de ellos, Morales parece implicarse en el caso Roslik: “Cuando en el año 84 en Fray Bentos, yo fui partícipe de un hecho que ocurrió en el batallón…”, declaró, pero de inmediato fue interrumpido. Los tres coroneles que integraban el tribunal le pidieron que volviera al tema privado por el cual había sido convocado.
Morales enfrenta otras acusaciones por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Hace un par de semanas compareció en un juzgado de Fray Bentos, acusado de torturar a una maestra. Por ese caso, que se sustancia con el viejo código del proceso, Perciballe pidió su procesamiento por cuatro delitos de abuso de autoridad y tres de privación de libertad. El juicio se originó en una denuncia presentada en 2011 por la maestra Susana Zanoniani, que vivía en San Javier al igual que Roslik.
La docente denunció que en 1980 “estuvo detenida, sin orden judicial y sin que haya cometido un delito”, durante unos 15 días. En ese lapso “fue objeto de plantones y golpes” por parte de Morales. La mujer tenía entonces 35 años y no tenía actividad política.
En la causa, varios testigos dijeron haber sido apremiados por Morales. Víctor Eduardo Macarov, por ejemplo, declaró: “Fui objeto de capucha, plantón y sometido a choques eléctricos mediante picana eléctrica. Como responsable de los apremios y de los interrogatorios que se hacían en forma intercalada sindicó al teniente Dardo Ivo Morales”. El dictamen fiscal agrega: “Todos los testigos sindican al indagado Dardo Ivo Morales como quien actuara o dirigiera los interrogatorios y, por ende, los apremios físicos que acompañaban a estos”.
Recientemente, el 12 de setiembre, Morales compartió en su Facebook la carta del detenido coronel Eduardo Ferro, con agravios al historiador y politólogo Gerardo Caetano.
Ferro reaccionó, desde prisión, con virulencia ante un discurso hecho por Caetano ante oficiales jóvenes, pidiéndoles que no carguen la mochila del terrorismo de Estado. La publicación de Morales recibió un “me gusta”: el de Alberto Loitey.