El 4 de octubre de 2021, el escribano Álvaro Fernández recibió un mensaje por Whatsapp de Alejandro Astesiano. Era una foto de las flamantes cédulas uruguayas de Andrey Kashtanov y Olesia Dzhumelia. “¿Quiénes son?”, le preguntó Fernández. “Estos son los anteriores”, respondió el entonces jefe de la custodia del presidente Luis Lacalle Pou.
La fecha que figura en ambas cédulas provisorias termina de componer la situación: habían sido expedidas por la Dirección Nacional de Identificación Civil (DNIC) diez días antes, el 24 de setiembre, y tenían una vigencia de dos años, hasta el 24 de setiembre de 2023.
El diálogo telefónico entre Fernández y Astesiano está incluido en la carpeta de la investigación que lleva adelante la fiscal Gabriela Fossati. En la audiencia de formalización posterior a la detención de Astesiano en Suárez y Reyes, la magistrada de Flagrancia ya había mencionado estos intercambios de documentación por Whatsapp entre octubre y noviembre del año pasado.
Kashtanov y Dzhumelia pudieron ingresar al país y tramitar las cédulas uruguayas en plena pandemia por una autorización que había firmado tres meses antes, el 11 de junio, el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado.
El documento de Presidencia, en el que figuran otras 41 autorizaciones a ciudadanos uruguayos y residentes extranjeros, fue divulgado el 6 de octubre por el periodista Antonio Ladra y ese mismo día se supo que Kashtanov y Dzhumelia se habían casado en abril de 2022 en una singular ceremonia en una supermercado del Chuy.
Tras la divulgación de esos datos, la Secretaría de Presidencia informó que se trató de una “firma administrativa” y estimó que en los dos años de pandemia se autorizó el ingreso al país de más de 100.000 personas. El gobierno enumeró las razones que era necesario fundamentar para obtener la excepción: humanitarias, diplomáticas, reunificación familiar, judicial, empresarial, laboral, económico, deportivos, propietarios de inmuebles, promitentes compradores o estudiantes.
La Secretaría de Presidencia también detalló que el trámite se realizaba desde el sitio oficial Gub.uy con los datos de la persona que quería ingresar al país y “documentos probatorios” para justificar la solicitud. Luego de eso se creaba un número de seguimiento ID, que era remitido automáticamente por el sistema al ministerio u organismo que correspondiera “según su competencia y la razón por la cual se amparaba la solicitud”.
El viernes 7 de octubre, horas después de la divulgación del decreto firmado por Delgado, Presidencia envió a la Fiscalía una carpeta con documentación sobre el trámite que habilitó el ingreso al país de Kashtanov y Dzhumelia, según informó El Observador la semana pasada.
Fuentes del gobierno consultadas por la diaria explicaron que, al revisar la documentación, encontraron que el trámite en cuestión se inició a pedido de una empresa uruguaya, que presentaba a Kashtanov y Dzhumelia como potenciales socios inversores. Ante la creciente sospecha de que esa documentación pudo haber sido fraguada, Presidencia elevó toda la documentación sobre el trámite a Fiscalía, que deberá ahora determinar cuál es el vínculo de la pareja rusa con la empresa uruguaya (si es que existe), y con la organización delictiva integrada por los hasta ahora cuatro imputados por Fossati: Astesiano, el escribano Fernández y su esposa, Patricia M., y el gestor ruso Alexey Slivaev.
El casamiento en el Chuy
Las fechas son importantes para reconstruir las peripecias de Kashtanov y Dzhumelia por el Chuy, pero también hay que detenerse en las personas que los acompañaron. El primero es el alcalde colorado, Eduardo Calabuig, que ya el 6 de octubre declaró a la diaria que había casado a Dzhumelia y Kashtanov en una singular ceremonia. “Ellos me pidieron que los case en un supermercado que se llama Macro Frontera, pero no tengo ningún vínculo con ellos”, relató el funcionario.
Los dueños del comercio de frontera son Rafael Cardozo, primo de la esposa del alcalde y también militante colorado, y su socio Alejandro Bobadilla. Cardozo contó a la diaria cómo se vinculó con Dzhumelia y Kashtanov: “A mí me apareció un ruso que está hace años en Montevideo y quería trabajar con tarjetas de crédito que puse. Ellos te traen los POS, las tarjetas, y vos le das un porcentaje. En un momento nos preguntó si estábamos interesados en vender la mitad del supermercado y trajo esa gente para acá”.
El edicto matrimonial se publicó el 19 de abril en un periódico de Rocha y lo firma el oficial de Estado Civil, Julio Torres. Allí Kashtanov, de 55 años, se presenta como “doctor en leyes”, mientras que Dzhumelia, de 40 años, dice ser economista. Ambos declaran estar viviendo en la calle Mauro Silva 308, en el Chuy, que coincide con la dirección de la casa de la madre de Cardozo.
Kashtanov y Dzhumelia estuvieron en Uruguay del 29 de abril al 5 de mayo, por lo que el edicto se habría publicado antes de su llegada al país. En la partida matrimonial de la Dirección General de Registro Civil consta que el casamiento se llevó a cabo el 4 de mayo de 2022, a las 18.00, ante el oficial Torres y en la ciudad del Chuy. En la formalización de la fiscal Fossati hay una referencia a un diálogo por Whatsapp del 1º de mayo entre Astesiano y el escribano Fernández. En esa conversación, el excustodio presidencial invoca supuestos contactos en la Cancillería para una gestión, pero no queda claro si hay algún vínculo con Kashtanov y Dzhumelia, más allá de la coincidencia en la fecha.
Algo que está mejor documentado es que entre los testigos de la boda aparece otro ciudadano ruso: Fedor Bogorodskiy, un empresario que vive hace quince años en Uruguay y que, además de oficiar como traductor en la ceremonia, sería el nexo entre Kashtanov, Dzhumelia y el posible negocio en el supermercado del Chuy.
En mayo de 2018, el semanario Búsqueda publicó varias notas sobre Bogorodskiy, sus movimientos en Uruguay y el vínculo con el negocio de las criptomonedas.En uno de los artículos se consigna una reunión de Bogorodskiy con el expresidente José Mujica realizada en 2017 y se publica una foto en la que aparece junto al vicepresidente venezolano Tareck El Aissami, el diputado uruguayo Daniel Placeres y el presidente Nicolás Maduro. Según la crónica, esa foto se tomó en una sala del Palacio de Miraflores, sede del gobierno venezolano, minutos antes de la presentación del Petro, una criptomoneda que presentaba por aquellos días el gobierno de Maduro.
Los negocios de los rusos en Uruguay
Antes de llegar a Rocha, Kashtanov y Dzhumelia estuvieron por Colonia pero “no les gustó”, según el relato de Cardozo. En uno de los documentos que presentaron los supuestos inversores (que está escrito en ruso y en inglés) se habla de una posible inversión millonaria en el “Puerto Hub de la Hidrovía (PHH)”, que estaría ubicado en las costas colonienses. En algunas de las conversaciones con sus contrapartes uruguayas mencionaron que tenían bancos en Rusia y en Singapur, y también negocios en Europa y Dubái.
Dzhumelia, según información que pudo obtener la diaria, está vinculada a negocios de explotación de petróleo; además, es fundadora y socia de la empresa Oek Export, una mayorista de metales preciosos que factura unos 40 millones de dólares anuales. También es socia de Invest Energy Group, que se dedica a la venta mayorista de metales y minerales (hasta diciembre de 2021 la compañía figuraba en el rubro “actividades de arquitectura e ingeniería y consultoría técnica asociada”).
Además, Dzhumelia aparece vinculada, directa o indirectamente, a varias compañías que dependen de OEK-Export. Por ejemplo, OOO “Rost”, que se dedica a la venta mayorista de productos químicos y está ubicada en Crimea; la transportista Agros Logistics de Moscú y la gasífera Veylan. Su nombre también está vinculado a AO-OEK, cuya actividad principal es la construcción y facturó más de 86 millones de dólares en 2021.
Varias de estas empresas que tienen vínculos con Dzhumelia forman parte a su vez del holding empresarial Aktsionernoe Obshchesvo Novyi Registrator, en cuyo paquete accionario tiene participación el Sviaz Bank. Esta entidad financiera, según Reuters, tuvo que recurrir en 2019 a una inyección de capital de 212 billones de rublos (3,4 billones de dólares en aquel momento), una operativa en la que participaron el Ministerio de Finanzas, el Banco Central y un banco de desarrollo estatal (VEB) de Rusia.
Por otra parte, como CEO de Oek Export figura Zakerov Ildar Abdullovich. Abdullovich es el signatario de un NDA (non-disclosure agreement, documento de confidencialidad que se elabora antes de realizar una inversión o acuerdo económico) que presentó la pareja de rusos durante su viaje a Uruguay. Dicho documento pretendía establecer un presunto compromiso entre UECC Export (representada por Abdullovich) y la empresa uruguaya Ahuelic, representada por Alejandro Chertkoff.
Ese documento apuntaba, según se indica, a concretar una inversión millonaria en el “Puerto Hub de la Hidrovía (PHH)” que estaría en Colonia. La iniciativa no se concretó y la pareja de rusos abandonó el país por la frontera seca del Chuy, en la otra punta del país.
Peñarol y Shakira
Astesiano trabajó en la seguridad de Peñarol en 2014, durante la presidencia de Juan Pedro Damiani. En un video del clásico por la copa Antel de ese año el “Fibra” aparece varias veces separando jugadores, en medio de una trifulca que se originó con una recordada trompada que le pegó el Lolo Estoyanoff a Pablo Álvarez.
La fiscal Fossati dice en su dictamen que Astesiano ofrecía contactos “reales o simulados”, dejando abierta la posibilidad de que muchas de las cosas que decía el excustodio presidencial no fueran tan así. La salvedad también la tienen en cuenta quienes lo frecuentaban durante estos últimos dos años y medio en la Torre Ejecutiva. Una persona del gobierno contó a la diaria que Astesiano solía contar anécdotas sobre el verano de 2009, cuando, según su versión, trabajó como cocinero en la casa que tenían en José Ignacio la colombiana Shakira y el argentino Antonio de la Rúa.