La tasa de suicidio en la Policía triplica la de la población general. Mientras que para la población general la tasa es de 21 cada 100.000, en la Policía es de 63 cada 100.000.

En 2022 se suicidaron 21 policías. Es una cifra superior a la de 2021, año en que se mataron 16 policías, y más alta aún que la de 2019, año en que se suicidaron 13 policías. Como para otras estadísticas, 2020 fue una excepción: se mataron cuatro policías.

Nueve de cada diez policías que se matan son varones y la mayor parte tiene entre 30 y 40 años. La siguiente franja etaria más afectada es la que va de los 20 a los 30 años.

En lo que va de este año se suicidaron seis policía. El 14 de marzo se suicidó un cabo en Canelones y el 24 de abril un agente en Maldonado. En mayo hubo tres casos: el 11 se mató un agente en Cerro Largo, el 25 otro agente en Río Negro y el 28 otro en Montevideo. En lo que va de junio hubo dos suicidios: un suboficial que estaba tramitando su jubilación se mató el martes pasado en Rivera y un agente que estaba haciendo uso del subsidio transitorio por incapacidad parcial se mató en Canelones este miércoles.

Todos los policías que se suicidaron este año pertenecen a la escala básica, es decir, a los grados más bajos en una carrera que se divide en diez grados. La escala básica va del primero al cuarto: agente, cabo, sargento, suboficial. Los grados del 5 al 10 corresponden a los oficiales.

Los sindicatos policiales pusieron estos suicidios en agenda, con un reclamo continuo de atención en salud mental oportuna y con el señalamiento explícito de la incidencia de las jerarquías en varios de estos casos, denunciando persecución, hostigamiento y acoso de los mandos. Ante un nuevo caso ocurrido esta semana, vuelven a pronunciarse en busca de respuestas institucionales ante esta realidad.

La falta de atención inmediata y la “deshumanización”

Para Ricardo González, dirigente del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo-Uruguay (Sifpom), “seguimos sin prevención y sin atención inmediata” y “la deshumanización y la falta de empatía siguen existiendo en la Policía”. “Para muchos superiores, tristemente, el personal subalterno sólo es un número, y así es imposible trabajar en una prevención real”, dijo a la diaria. González recordó al policía que se mató esta semana y dijo que es “tristemente otro compañero al cual no llegamos a tiempo”.

Indicó que si bien “hace ya unos meses se formó la Comisión de Salud Mental dentro del Ministerio del Interior”, hay carencias evidentes. Por ejemplo, contó que en una reunión que tuvo lugar esta semana se les informó que “había comenzado a funcionar en algunos horarios un servicio de atención en el que hay un psicólogo en la puerta de emergencia del Hospital Policial”, algo que, resaltó, “por resolución ministerial debía estar funcionando desde octubre del año pasado”. “Lo hacen en silencio, sin que nadie sepa. Tendrán miedo de que si saben que existe un psicólogo y los funcionarios consultan haya un desborde de consultas. Si no, ¿por qué no se anuncia?”, cuestionó. Además de esta cuestión básica asociada a la información, el dirigente del Sifpom comentó que les plantearon que no hay psicólogo disponible en la noche y que “tampoco tienen [profesionales] para cubrir todos los horarios”. González dijo que esta situación no les extraña, teniendo en cuenta que “la Dirección de Salud Mental del Hospital Policial ni siquiera sabe la estadística real de cuántos compañeros se quitaron la vida en lo que va de este año”.

Por otro lado, planteó que el Centro de Atención a las Víctimas de la Violencia y el Delito (Cavid) “informó todos los lugares donde se brindarían charlas de prevención del suicidio, acorde a lo que se venía intercambiando, para poder coordinar y que no se superpusieran con las que brinda la Dirección de Salud, pero todavía ni siquiera tienen la información de dónde van a dar estas charlas”. Entonces, “seguirá pasando lo mismo: vamos a ir al mismo departamento dos veces para dar la misma charla”.

El mismo perro con distinto collar y la responsabilidad de los mandos

Jorge Clavijo, dirigente del Sindicato Único de Policías del Uruguay (SUPU), destacó la respuesta que se brinda desde Cavid ante las situaciones de violencia que atraviesan los policías. Al igual que el representante de Sifpom, en diálogo con la diaria criticó la falta de coordinación con Sanidad Policial y también consideró una “sorpresa” que no se les haya comunicado que comenzó a haber un plan piloto que consiste en la presencia de un psicólogo en la puerta de Emergencias del Hospital Policial. “Fue algo que peleamos en la comisión y ni siquiera se nos informó. No sabemos dónde está ni si hay un espacio específico para esto, ni quiénes son los profesionales que atienden”, detalló sobre la implementación de este servicio. También lamentó que no se hayan cubierto todos los turnos y que en la noche, cuando ocurren gran parte de las situaciones de crisis, no esté disponible. Dijo que este plan piloto se implementará durante tres meses, tras los cuales se verán los resultados. “No hay voluntad ante un tema tan delicado y complejo como este. Lamentablemente, eso es lo que vemos nosotros”, dijo. Mientras tanto, “se siguen sumando” los policías que se matan.

El dirigente del SUPU contó que los sindicatos policiales fueron invitados por Diego Sanjurjo, coordinador de estrategias focalizadas en Prevención Policial del Delito del Ministerio del Interior, a comentar la “Estrategia de seguridad integral y preventiva”. En ese marco, tomaron conocimiento de que se propone una comisión, “a instancias del ministro [del Interior, Luis Alberto Heber]”, de la que “nos excluyeron”. “Una comisión que se crea a instancias y reclamo de los sindicatos, pero nos excluye”, señaló, y reflexionó: “Lamentablemente, ya estamos acostumbrados a este tipo de prácticas que redundan en que las reivindicaciones y reclamos que hacen los sindicatos a veces no aparecen como tales, sino que los transforman como si fueran propuestas o voluntades del sistema político”.

Más allá de la creación de una comisión más, para Clavijo es clave que “se atienda la problemática de raíz” y que, como mínimo, existan estadísticas oficiales sobre los suicidios o intentos de autoeliminación en la Policía. “Seguimos insistiendo en que a los funcionarios les están afectando las pésimas condiciones laborales, el aumento de casos de acoso sexual y laboral, la falta de personal, la sobrecarga laboral”, algo que los sindicatos han señalado una y otra vez.

En este sentido, planteó que “seguimos creando policías de todos colores, con nombres preciosos, pero son los mismos efectivos siendo designados para estas ‘nuevas Policías’”. Para ejemplificar esto volvió sobre la estrategia de seguridad que propone la cartera, que incluye una “Policía Comunitaria Orientada a Problemas”. Según dijo, cuando consultaron a Sanjurjo sobre qué recursos habría para esto y cuántos policías nuevos se iban a incorporar, recibieron como respuesta que “no hay presupuesto y que se va a buscar el perfil adecuado de los funcionarios para que puedan cumplir esa función”. “Seguimos desvistiendo un santo para vestir otro. Desmantelando. Sacando gente de una unidad para crear más policías, más divisiones entre la misma gente”, manifestó, y acotó que “está muy difícil de sobrellevar de esta manera” y que, más allá de la creación de comisiones que atiendan la salud mental, lo que no hay es “voluntad por parte del Ministerio del Interior”.

Reiteró que “si no atendemos las causas, está muy difícil”. “No aceptamos que, ligeramente, se diga que los funcionarios policiales están tomando esta ‘determinación lamentable’ y que ‘se quitan la vida por problemas familiares’”, cuando “sabemos que esta es una problemática multicausal”.

“Como todo, entendemos que esto se está usando políticamente, lamentablemente”, y que “es algo que rompe los ojos y que no se puede tapar diciendo que se crea una comisión”. Mientras tanto, “seguimos con los abusos de los mandos policiales, con las pésimas condiciones laborales, con horarios totalmente inapropiados, sobrecargando a los pocos recursos humanos que hay”. “Es un caos; la situación es preocupante”, aseguró. Y aventuró que, de crearse una comisión que analice realmente las cuestiones de salud ocupacional, “hay que cerrar al menos la mitad de las dependencias policiales por las pésimas condiciones edilicias y laborales que hay”.

“Lamentablemente, para el sistema político los policías seguimos siendo números. Hasta que no se apliquen realmente políticas reales para la atención de la salud mental no vamos a estar cerca de la solución”, sostuvo Clavijo, que recordó que “los policías son parte de la sociedad” y que por su función están expuestos a la violencia, algo que “no se puede naturalizar ni tomar como parte del diario vivir”.

Para el representante del SUPU, “continuar trabajando en la Comisión de Salud Mental, hoy por hoy, por cómo está funcionando, es perder el tiempo”, porque “necesitamos atención y respuestas ya”. “Hay mucha falta de empatía, mucha falta de preocupación, principalmente de los superiores hacia los subalternos”, dijo Clavijo, que aclaró que aunque “no son todos los superiores, sí gran parte”. “Lamentablemente, los superiores perdieron la empatía, la responsabilidad hacia sus subalternos”, y de esta forma “se ve poca y lejana solución a esto”, concluyó.

Formar a los mandos “va más allá de que sepan dar órdenes”

Rudeber Buela, dirigente del Sindicato de Policías Agremiados Canarios (Sidepac), contó a la diaria que tuvieron una reunión con Sanidad Policial “con miras a implementar medidas más abarcativas y con mejores resultados para la problemática”. En este sentido, señaló la importancia del abordaje integral de las personas, “para no llegar a estos resultados indeseados, que son la muerte de las personas”. Llamó a comprender que esto va más allá “de lo psiquiátrico” y que requiere el apoyo en otras áreas.

Sostienen que las jerarquías tienen su responsabilidad. “Hay una necesidad de formar a los superiores en relaciones laborales, relaciones humanas, porque las relaciones jerárquicas están haciendo agua por todos lados en la contención de esta problemática”, planteó, y recordó que “no somos números, somos personas que tenemos que estar comprendidas en nuestra integralidad”. En este sentido, reforzó que sobre todo es necesario formar a los mandos “para que tengan la capacidad y la voluntad de entender qué implica tratar a un ser humano, más allá de lo que es dar órdenes”.

El representante del Sidepac comentó que “también se llamó a que Sanidad Policial pueda, además de tener estadísticas, definir cuáles son los factores de riesgo y a que incida en brindar información que permita atacar esta problemática desde antes”. Para esto, “es evidente que se necesitan recursos para personal y para la elaboración de estrategias”. También para abordar a las familias, “para no tener que contenerlas cuando ya están destruidas”.

Si bien el representante del Sidepac entiende que “hay una consciencia generalizada de las problemáticas que pueden estar relacionadas con esta realidad”, es preciso comprender la especificidad de esta situación en el caso de los policías, dada su exposición a la violencia. Por eso resaltó la importancia de que cuando participan en eventos que pueden resultar traumáticos haya un protocolo que notifique a Sanidad Policial para que los trabajadores involucrados puedan ser abordados y que haya un seguimiento.

Buela aseguró que en la Policía hay “una presión y un desgaste” que están atravesados por “los avatares políticos y por las demandas de la sociedad, que inciden y golpean a la institución, que muchas veces está mediada por debates que no le son propios”. “La Policía necesita fortalecerse en sus prácticas y no estar siempre yendo detrás del devenir social así como así. Hay que planificar y trabajar en serio”, expresó.

Destacó que aunque “hay una escucha de parte de las autoridades, no sabemos hasta qué punto se le va a dar recepción a lo que estamos planteando, y decimos que la comisión, que lleva más de un año creada, no ha arrojado resultados positivos ni estrategias que incidan en esta realidad”. Por eso entiende que es necesario que “Sanidad Policial evolucione” y que haya una “independencia técnica” para que los policías no se vean perjudicados.

Además, el dirigente de Sidepac señaló que las medidas que existen son insuficientes: “Sólo el retiro del arma no es una solución ante esta problemática, porque quien toma esta determinación busca el mecanismo para hacerlo”, dijo con relación al abordaje de la salud mental.

“Cada baja por suicidio es una baja en el servicio, porque son compañeros que padecen problemáticas que muchas veces están asociadas al propio devenir del trabajo”, reivindicó, y concluyó planteando que “no podemos seguir yendo atrás de resolver lo que ya está roto”.