La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Buenos Aires comenzó oficialmente en la mañana de este martes, luego de que el presidente argentino, Alberto Fernández, pronunciara sus palabras de bienvenida y golpeara el martillo que dio inicio a la sesión. En su discurso Fernández apuntó particularmente a la unión de los países de la región y enfatizó el hecho de que la Celac vuelve a estar “completa” con la reincorporación de Brasil.
Luego de darle la bienvenida a su “amigo” Luiz Inácio Lula da Silva, Fernández apuntó a que durante el año en el que tuvo la presidencia pro témpore del bloque se encargó de llevar a los foros internacionales “la voz” de la región, en un año “particularmente difícil”, marcado por el final de la pandemia de coronavirus y la guerra en Ucrania. Además, destacó su compromiso con divulgar los problemas que enfrenta el Caribe a raíz del cambio climático.
Cuando se enfocó en los problemas comunes que hacen a todos los países de la Celac, Fernández marcó que América es el continente “más desigual del mundo” y para solucionar eso “tenemos que, de una vez por todas, encarar un proceso que nos lleve hacia la igualdad y la justicia social en nuestras naciones, y para eso tenemos que trabajar unidos, porque es mucho más fácil lograr esos resultados trabajando juntos, en un mundo donde la globalización existe, que seguir haciéndolo separados”, apuntó.
Además, enfatizó dos puntos en su discurso: los bloqueos de países del hemisferio norte a Cuba y Venezuela, y los ataques a la democracia por parte de movimientos de ultraderecha. Sobre lo primero dijo que se encargó de “reclamar el respeto a nuestras naciones”, ya que los bloqueos “son un método muy perverso de sanción, no a los gobiernos sino a los pueblos, y no podemos seguir permitiéndolos”.
Sobre los ataques a la democracia, aseguró que son una “amenaza a cada uno de nuestros pueblos y no podemos permitir que esa derecha, recalcitrante y fascista, ponga en riesgo la institucionalidad”.
Ejemplificó esta realidad mencionando el golpe de Estado en Bolivia, los ataques golpistas en Brasilia y el atentado a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández. “Eso no lo podemos permitir, tenemos que trabajar unidos y ser categóricos en la defensa de la democracia y las instituciones, es algo que América Latina se debe y no puede soslayar”.
Al igual que lo hizo en su discurso en la cumbre del Mercosur, Fernández apuntó que la globalización ha cambiado, y tanto la pandemia como la guerra han puesto de manifiesto las desigualdades que atraviesa el mundo. En este sentido, remarcó nuevamente la importancia de que los países de la Celac avancen juntos, en un “esfuerzo que tenemos que hacer y sabemos que vale la pena, tenemos que convertir todos estos deseos en instituciones y hechos, tenemos que hacer que la integración sea una realidad, que sean acciones que nos permitan avanzar y progresar”.
Al finalizar su discurso, retomó el tema principal de la unión de las naciones, dijo que despide la presidencia pro témpore con “la tranquilidad” de haber puesto a “América Latina en el lugar en el concierto de las naciones que merece”. “Con esa tranquilidad los recibo hoy y los impulso a que, de una vez por todas, entendamos que solos valemos poco, que unidos podemos tener una fuerza arrolladora y que ha llegado el momento de hacer del Caribe y de América Latina una sola región que defienda los mismos intereses para el progreso de nuestros pueblos”, finalizó Fernández.