La jueza argentina María Eugenia Capuchetti procesó con prisión preventiva por tentativa de homicidio calificado a Fernando Sabag Montiel, el hombre que apuntó un arma contra la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, el 1º de setiembre en las afueras de su apartamento. También procesó como coautora de ese delito a la novia de Sabag, Brenda Uliarte, por haber planificado con él el atentado. En los dos casos, Capuchetti consideró que el delito está “agravado por el empleo de armas de fuego, alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas”.

Según informó la agencia de noticias Télam, la jueza concluyó que el plan para asesinar a la expresidenta se gestó desde el 22 de abril. Ese día Uliarte compró de manera ilegal el arma utilizada, según informó Página 12. El 4 de julio, Uliarte dice en un mensaje citado por la Justicia: “Ya tengo el fierro y tengo los ovarios para pegarle un corchazo a Cristina”.

En la descripción de los hechos del 1º de setiembre, la jueza señala que Sabag Montiel actuó “disimulado entre la gente y con su rostro cubierto con un tapabocas y gorro de lana” y que luego de apuntar al rostro de Fernández accionó el gatillo, pero “no llegó a lograr su cometido pese a encontrarse el arma cargada con cinco cartuchos del mismo calibre y resultar apta para sus fines específicos”.

De acuerdo con Télam, de la resolución judicial surge que los dos procesados ya habían intentado matar a Fernández el 27 de agosto. También ese día Sabag se mezcló entre los partidarios de la vicepresidenta que hacían una vigilia en el exterior de su apartamento para manifestarle su apoyo. Cuando se dio cuenta de que no había logrado cometer el asesinato, le envió a Uliarte varios mensajes explicándoselo. También intercambiaron especulaciones sobre lo que podía pasar después de disparar. “Ya llegué amor... ¿Vos decís que no te van a agarrar? La onda es que metas el corchazo y te escapes”, le dice Uliarte.

Otras dos personas fueron detenidas por este ataque. Una es Agustina Díaz, una amiga de Uliarte que conversó con ella sobre el intento de asesinato antes de que ocurriera. “Mandé a matar a Cristina, no salió porque se metió para adentro”, le dijo Uliarte el 27 de agosto. Más temprano le había dicho: “Hoy me convierto en San Martín, voy a mandar a matar a Cristina... Me re pudrí [de] que hablen y no hagan nada. Yo sí voy a hacer”. El otro detenido es un vendedor de algodón de azúcar, como Uliarte, sospechoso de vigilar el lugar los días previos para facilitar el ataque.