Este lunes el gobierno anunció la primera rebaja en el precio de las naftas y el gasoil desde que en junio comenzó a regir el nuevo esquema de ajuste, que toma como referencia el Precio de Paridad de Importación (PPI) que calcula la Unidad Reguladora de los Servicios de Energía y Agua (Ursea). Desde el 1º de setiembre, el valor de la nafta Súper pasará de 70,8 pesos a 70,41 pesos, el del gasoil de 50,7 pesos a 49,94 pesos, y la nafta Premium de 72,75 pesos a 72,34 pesos —una rebaja de 0,55%; 1,5% y 0,56% respectivamente—, al tiempo que el precio del supergás se mantendrá sin cambios.
Previamente y desde que se inauguró el sistema para ajustar las tarifas cada mes, había ocurrido un aumento de 12% en promedio en junio, de 0,5% en naftas y 0,9% en el gasoil en julio, y de 7,6% y 10,9% respectivamente al inicio del mes actual.
El PPI es un cálculo teórico sobre cuánto costaría abastecer al mercado en las mismas condiciones que la petrolera estatal, y el viernes la Ursea publicó el informe que tomó en cuenta el Ejecutivo para este nuevo ajuste. Además de esto, Ancap envía un mensaje a las autoridades sobre su situación financiera y de producción, resolviendo siempre el gobierno qué porcentaje desea ajustar.
El reporte de la Ursea, que calcula el precio a la salida de la planta de refinación de Ancap —es decir sin los impuestos asociados al precio ni los márgenes de fletes, distribuidoras y estaciones de servicio— arrojó que el PPI de la nafta Súper bajó 0,76% en el último mes, la Premium cayó 0,79% y el gasoil se redujo 2,15%.
Fuentes del gobierno explicaron a la diaria que si bien el PPI y el valor en surtidor seguirán la misma tendencia, no hay un traslado directo en términos de porcentaje porque cuando se suman los costos de la cadena secundaria —lo que ocurre fuera de Ancap— se produce una leve variación.
La semana pasada la diaria informó que el gobierno preparaba un decreto para modificar el período de medición del PPI para los combustibles, que se publicó el fin de semana. Se pasó de considerar en los anteriores informes el valor del crudo del día 16 de un mes al 15 del siguiente, a hacerlo desde el día 26 al 25. Las fuentes señalaron que lo que se buscó fue reducir los días entre que la Ursea cierra su informe y se produce el cambio en las tarifas, para evitar potenciales especulaciones sobre si el combustible subirá o bajará por parte de actores del mercado.
Además, también indicaron que la variación del PPI no tiene una ligación con el barril de crudo Brent que cotiza en los mercados internacionales, sino que se toma el valor FOB de gasolinas y diésel —es decir el producto derivado, como lo saca Ancap de la refinería— en el Golfo de México, principal zona de producción. A modo de ejemplo, en el período que tomó la Ursea para su último informe, el barril de Brent en dólares por metro cúbico bajó 5,1% mientras que el precio FOB del diésel se redujo 3,2% y el de las gasolinas 0,4%. De igual modo que acá bajaron menos que el barril, cuando haya una suba se mantendría esa relación.
En un comunicado, el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) informó: “La reducción mensual [de los combustibles]responde a una baja de los refinados en la Costa del Golfo -que representan más del 80% del PPI- derivada de la caída de la cotización del petróleo”. Además, se destacó que el nuevo sistema de ajuste que surge de la ley de urgente consideración (LUC) “garantiza que la evolución real de los costos de los precios de los combustibles, tanto a la baja como al alza, serán reflejados en los valores al público, eliminando la discrecionalidad fiscal”.
Sin cambio de fechas había “variación al alza” del PPI
En diálogo con la diaria, el director de la Ursea en representación del Frente Amplio (FA), Roberto Chiazzaro, dijo que según “los estudios que habíamos hecho, en el período previsto [el plazo original, del 16 de junio al 15 de agosto] hubiese habido una variación mínima al alza” del PPI. Esto significa que sin el decreto que varió el período a considerar no se habría concretado la primera rebaja de los combustibles con el nuevo esquema.
“Las variaciones [del petróleo] no han sido tan importantes como para que repercuta sensiblemente” en los valores al público, sostuvo. Además, consideró “sorpresivo” el anuncio del gobierno de cambiar el período para calcular el PPI, y que “se podía haber previsto con cierto tiempo”, porque la Ursea fue notificada cuando iba a cerrar el cálculo a mitad de agosto. “Lo criticable es que se siguen haciendo una continuidad de variaciones que no permiten asentar un régimen con asiduidad” para el ajuste mensual de las tarifas, señaló Chiazzaro.
A su vez, remarcó que el PPI “no es una herramienta útil” para tomar como referencia cada mes, porque traslada al mercado interno las fluctuaciones del petróleo. En cambio, dijo que este cálculo debería usarse como una referencia teórica para comparar con los precios que vende Ancap —como se hacía en los gobiernos del FA—, pero manteniendo ajustes al público más espaciados en el tiempo.
También subrayó que la variación mensual de los precios impacta en las finanzas de Ancap y “perjudica” a la empresa pública. Esto porque sufre “un descalce” en los tiempos, ya que “compra a un determinado precio” un cargamento de distintos crudos y entre que eso llega al país, se procesa en la refinería, y luego se traslada hasta el surtidor, transcurre un tiempo en que los precios a los que vende Ancap varían por este nuevo esquema. Si en ese lapso los valores internacionales suben, y por ende también el PPI y los precios en surtidor, Ancap ganaría dinero, pero si baja el precio de referencia la petrolera pierde.