“En nombre de los ciudadanos habitantes de este suelo les damos la bienvenida. A todos... a ustedes también”, dijo este jueves el intendente de Florida, Guillermo López, al abrir su discurso en el acto por los 197 años de la declaratoria de la independencia. El “a ustedes también” iba dirigido a quienes, a más de 50 metros, se manifestaban con cánticos y gritos por diferentes reclamos y que, lejos de cesar, los mantuvieron durante todo el acto.
Otra vez hubo acto patrio en Florida, con presencia del presidente, Luis Lacalle Pou, y con manifestaciones –la más grande, de los gremios de la enseñanza– que le disputaron el protagonismo. Tanto López como el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, orador por el Poder Ejecutivo, en ocasiones apelaron a marcadas inflexiones en su voz para intentar contrarrestar el ruido de los redoblantes, los cánticos y algunos enunciados sueltos que salían de vozarrones o de un megáfono.
“Tienen todo su derecho”, diría Lacalle unos minutos más tarde, en rueda de prensa, cuando lo consultaron acerca de las manifestaciones y las diferentes medidas de lucha de los estudiantes. “Obviamente hay algunas acciones, como las pintadas en lo de [el presidente del Codicen] Robert Silva, que no tienen lugar; son una agresión a un uruguayo”. El presidente remarcó además que “los edificios públicos no son lugares para pintar y para manifestarse”, al tiempo que defendió la transformación educativa como “una muy buena acción del gobierno”.
En tal sentido, el mandatario recomendó la lectura de “los diez puntos básicos, que lo que hacen primero es modernizar la educación; segundo, apuntar a cada alumno, a personalizar la educación; tercero, a darles más autonomía a los centros educativos; cuarto, a cambiar la currícula, que era de mis tiempos de liceal y hay que cambiarla más en competencias”.
“Me parece que se oponen para frenar o para trancar, dentro de su legítimo derecho, pero lo que queda claro es que el gobierno va a avanzar, porque está convencido de que es la forma de hacerlo. Algunas cosas fueron votadas en la LUC [ley de urgente consideración], fueron a un referéndum y la ley sigue vigente, o sea que la vamos a aplicar”, aseveró Lacalle, y prosiguió: “Estamos convencidos de que es la mejor manera de que las futuras generaciones tengan mayor libertad, que estén mejor formados. Entiendo este ejercicio, no sé qué los inspira, porque no me corresponde a mí medir intenciones, pero el gobierno no va a frenar”, reafirmó.
Lacalle también advirtió que “el gobierno va a desocupar todos los locales que sean ocupados. Ocupan, desocupamos”, apuntó, y dijo que en las instancias en que se hizo no hubo “necesidad de golpear a nadie, no tuvimos necesidad de utilizar la violencia. Las imágenes que han visto y que algunos esperaban son de hace muchos años”.
El encuentro con los manifestantes: “Me están diciendo ‘hijo de puta’”
Apenas unos minutos más tarde, cuando Lacalle se encaminaba hacia el cortejo de blandengues que lo despediría de su paso por la Piedra Alta, un grupo de estudiantes ubicado frente a un codo de ese camino se las ingenió para llevar esos cánticos a sólo cinco metros del presidente. Este enlenteció su marcha junto a López –el paso ya venía lento por los pedidos de selfies– y, después de un par de amagues de detenerse, finalmente lo hizo.
“¿Estos son profesores, no? Me están diciendo ‘hijo de puta’”, le comentó Lacalle a un periodista, con un gesto irónico, como quedó registrado en un video de Telemundo. El presidente giró el cuerpo hacia donde estaban los manifestantes, e incluso se acercó para quedar frente a ellos, y escuchó durante varios segundos: “A vos te puso el Fondo, Cuquito botón / Te vendés a los yanquis, entregás el país / Sos un hijo de yuta, te tenés que ir”. Luego saludó con la mano y siguió su camino.
Pero los gremios de la enseñanza, representados por miembros de las diferentes organizaciones que integran la Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza en Uruguay, no fueron los únicos presentes. También estaban los trabajadores de Durmientes del Uruguay, la fábrica de durmientes de la obra del Ferrocarril Central que terminó su producción, y desde la cual se aguarda por la posibilidad de recuperar 500 kilómetros de vías férreas, con lo cual se evitaría que la planta cierre definitivamente.
Además había trabajadores de Frigocerro, quienes buscan que el Poder Ejecutivo dé una respuesta ante una situación de irregularidad en pagos y en el despido de trabajadores, según denuncian. “Obviamente estoy al tanto del tema. Ayer [por el miércoles] de tarde el secretario de Presidencia estuvo en contacto con la gente del Ministerio de Trabajo, que ya sabe del tema y está en ese asunto”, dijo Lacalle Pou cuando fue consultado en rueda de prensa sobre los reclamos de los trabajadores de la industria frigorífica, pero aclaró que “sobre el fondo” del asunto no se iba a expedir. Entre los manifestantes también estaba Gustavo Salle, con su megáfono.
Delgado: “Somos más libres que antes”
Los ejes de los discursos estuvieron centrados en los valores de los orientales de 1825, en el caso del intendente López, y, en el de Álvaro Delgado, en la libertad que han ganado los uruguayos en diferentes terrenos a partir de la actual administración, según la visión del Poder Ejecutivo. Luego de un racconto histórico, López realizó el ejercicio anual de extrapolación de los valores de 1825 a la actualidad, que sirvieron, por ejemplo, para que Florida y Uruguay se levantaran tras la pandemia, según indicó, mientras de fondo se sentía a Salle hablar de “la dictadura de las vacunas”.
Delgado recordó que en su asunción, en 2020, Lacalle dijo que el éxito de su gestión lo evaluaría respecto de si en cinco años los uruguayos son más libres, y consideró que “hoy somos más libres que antes, porque los niños con menores recursos que nacen en nuestro país reciben una inversión récord en su desarrollo, de 50 millones [de dólares] por año para primera infancia”; porque Uruguay camina hacia una transformación educativa, por la generación de inversión y empleo, por buscar la reforma del sistema de seguridad social, por “el mayor plan de obras viales de los últimos tiempos”, y por “mejorar el acceso a las telecomunicaciones y al mundo digital”. “Y fuimos mucho más libres que otros pueblos cuando la pandemia acorraló al mundo entero y elegimos la libertad responsable”, exclamó el secretario de Presidencia, hablando por encima de los sonidos que provenían desde los grupos de manifestantes.
Después del acto, el presidente y demás autoridades fueron hasta el centro de la ciudad, a nutrir los palcos frente a los cuales pasaría el desfile cívico-militar, que concluyó recién a las 13.40, unas cuatro horas después de su llegada a la Piedra Alta. El camino del palco desde la plaza Asamblea hasta su camioneta le llevó 50 minutos, entre fotos, saludos y charlas cortas con la gente que se fue acercando.
“Él me dio un beso a mí”, le comentó una mujer a su amiga apenas salió de la zona de saludos. Segundos antes, un señor de unos 70 años se había retirado diciéndole a su pareja: “¡Viste cómo se acordó de mí!”. Dos estudiantes, que a juzgar por el uniforme eran de una institución de educación media y venían de desfilar, esperaban su turno para una selfie en medio de un intercambio de comentarios acerca de cómo se acomodaba el jopo. “Y ahora está divorciado”, acotó una de ellas.