Todo parece indicar que en las próximas elecciones habrá al menos un plebiscito. Esta vez, por un lado, el PIT-CNT evalúa seriamente juntar firmas para derogar parte de la reforma jubilatoria aprobada por el gobierno y, por el otro, la Mesa Política de Cabildo Abierto (CA) tomó la decisión de recolectar rúbricas para plebiscitar su proyecto de reestructura de deudas de las personas físicas.
La apuesta de los cabildantes es “cumplir” con el artículo 52 de la Constitución de la República que establece la prohibición de la usura y, además, que “es de orden público la ley que señale límite máximo al interés de los préstamos”.
En mayo, CA había presentado un proyecto de ley en este sentido pero ni actores del oficialismo ni la oposición están a favor. Sin embargo, el líder cabildante, Guido Manini Ríos, aseguró que de encontrar un camino legislativo estarían dispuestos a dejar de recolectar firmas y llegar a un consenso.
En tanto, en el PIT-CNT se esperaba que la discusión se cerrara en la última Mesa Representativa de la semana que pasa; sin embargo, a pedido de algunos gremios, se definió que la decisión se postergue para el 10 de agosto. El sindicato más firme en su posición es la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social, que promueve el plebiscito con tres elementos: fijar en 60 años la edad jubilatoria, incorporar algún recurso para subir las pasividades más bajas y, sobre todo, eliminar las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP). Esto ya fue apoyado por una decena de gremios. Por el contrario, hay otros que prefieren esperar un nuevo proyecto de ley que derogue la reforma.
Para que ambas propuestas logren ser sometidas a plebiscito, 10% del padrón electoral deberá firmar cada petición antes de abril para poder realizar la consulta popular en simultáneo a las elecciones generales de octubre de 2024. Y eso, según entienden politólogos, es accesible en ambos casos.
De impactos
La discusión de los dos posibles plebiscitos parece ser bien distinta. El doctor en Ciencia Política Daniel Buquet señaló a la diaria que en cualquier caso que se incorpore un plebiscito a la jornada electoral “es un elemento que interfiere”, porque “algún impacto genera”. “La regla establece que si se juntan firmas suficientes se vota la propuesta de reforma junto con la elección, con papeletas que están disponibles y que se pueden incluir en el voto. Como es una elección que se hace el mismo día, pasan a ser tema de campaña, inevitablemente. Sea un tema de gran trascendencia o un tema menor”, consideró.
De todos modos, apuntó que la campaña electoral, de alguna manera, deja los plebiscitos “un poco ocultos” y, por lo que se sabe, los resultados de esas instancias “dependen mucho más de la posición que adopten los partidos en cuanto a apoyarlos”. Incluso, recordó que en el propio reparto de listas se suelen incluir las papeletas del plebiscito.
“Los temas pasan a estar presentes, no hay forma de evadirlos, pero siempre van a estar subsumidos en la campaña electoral propiamente dicha y entonces van a depender de lo que hagan los propios partidos y las listas en cuanto a promover o no el voto por las respectivas reformas. Ahí ya la suerte depende de estas otras decisiones que son de nivel electoral, y estas otras decisiones de nivel electoral tienen mucho más que ver con lo que los propios partidos piensen al respecto”, reflexionó.
Sobre los eventuales plebiscitos, Buquet opinó que “está claro” que son dos cuestiones que “podríamos llamar ‘populares’”, dado que, en principio, no generarían “rechazo”: “Si vos proponés que les resuelvan los problemas a las personas con deudas, no vas a tener gente en contra. Técnicamente sí, por ejemplo, que no se pueden perdonar las deudas, porque se pueden arruinar los mercados financieros, o que si se anula la reforma de la seguridad social, se puede generar un problema de sostenibilidad, pero no son argumentos que afecten algo así como la sensibilidad de la gente”.
Algo distinto cree que ocurrió cuando se intentó anular la ley de caducidad o la propuesta para que los uruguayos que están en el exterior puedan sufragar. Para Buquet, había argumentos en contra “más llevables por gente común y corriente”.
Por su parte, el politólogo Mauro Casa señaló que por el momento “no están demasiado bien estructurados” ambos planteos y que “el tiempo les corre a contrarreloj”. En diálogo con la diaria, señaló que cualquier propuesta de reforma constitucional tiene “muchos desafíos” para poder avanzar, en particular “si no se hace con un acuerdo entre los partidos políticos”.
En el caso de CA, es sabido que recolectaría firmas unilateralmente, mientras que el PIT-CNT ha coqueteado con el Frente Amplio para que eventualmente acompañe la juntada de firmas y llame a votar para derogar parte de la reforma jubilatoria. Por el momento, no hay una posición definida y parte aguas a la interna de la hoy oposición.
A priori, Casa consideró que cualquier propuesta de plebiscito en los últimos años ha tenido “serias dificultades” para avanzar, por lo que este caso “no sería la diferencia”. Sin embargo, opinó que los actores “no siempre están buscando un triunfo en el plebiscito”: “Si ganan, mejor, pero en general en Uruguay los mecanismos de democracia directa se utilizan también para posicionar temas. Se usan para poder hacer campañas, para poder movilizar a los militantes, para poder generar discusión, debates públicos, minutos en televisión, radio”.
En tanto, Buquet consideró que, en el caso de CA, que “es un partido nuevo relativamente inexperto”, pero que muestra “una gran intensidad de su actividad y un gran interés en buscar una posición en el espacio político que le asegure su supervivencia, incluso su crecimiento”, está “manejando el repertorio completo” de posibles acciones políticas, “y si alguna le faltaba era esta de juntar firmas para una reforma constitucional”.
Según el académico, todo paso que da CA es para marcar un perfil y usa distintos mecanismos, desde los más convencionales como proponer proyectos de ley hasta citar a interpelaciones y tener una “posición divergente con el oficialismo que integran”.
En tanto, el director de Opción Consultores, Rafael Porzecanski, dijo a la diaria que por el momento todo es “muy especulativo” sobre qué pasará con los eventuales plebiscitos. Para el sociólogo, son temas que pueden ser de relevancia para la ciudadanía en el debate público, porque “tocan de un modo u otro preocupaciones económicas que tienen que ver con ingresos, poder adquisitivo y el patrimonio de los uruguayos”.
“Son fenómenos, desde el punto de vista cuantitativo, extendidos. No son plebiscitos sobre un nicho de gente en particular o un sector específico. El tema de las deudas como la seguridad social tocan amplias capas de la población”, agregó.
Para el profesional, tienen una chance de transformarse en asuntos importantes en la discusión de campaña, pero aseguró que “luego habrá que ver los balances de fuerza, si a favor o en contra”, y en eso “inciden las élites políticas”.
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