Buena parte del Hospital Maciel huele a pintura fresca. En una recorrida que hizo la diaria en el marco de una entrevista con el actual director, Gerardo Eguren, el tercero que toma el mando en el hospital público en los últimos tres años, se observan pequeños cambios que reflejan el discurso de Eguren que, según dice desde que asumió el cargo, en sus primeros meses de gestión consideró importante trabajar en “detalles” que hacen a la mejora del centro y también a la calidad de la atención.

Además de las gestiones que hacen a la atención, lo edilicio y lo estrictamente económico, Eguren detalla que quiere mejorar los espacios verdes para los pacientes que permanecen en el hospital varios días, acondicionar el anfiteatro que está en desuso hace un buen tiempo y reactivar áreas olvidadas dentro del histórico edificio.

La llegada del nuevo director se dio en un contexto complejo. Fue sobre el final de un conflicto con los anestesistas del nosocomio que derivó en una auditoría interna que, entre otras cosas, detectó irregularidades en la comisión de apoyo y sobre todo contrataciones “excesivas” por servicios que no era necesario adquirir. Además, según supo la diaria, el cambio de autoridades se concretó en un momento en el que la deuda del hospital asciende a 60 millones de pesos.

Cuando todavía se encuentra acomodándose en su nuevo rol, el director y exjefe de cirugía de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) repasó varios puntos de su actividad. En principio, adelantó que el nuevo centro de hemodiálisis estará listo en febrero de 2024, así como la creación de nuevos espacios para pacientes con adicciones y una reestructura que permita mejorar la calidad de la atención, mediante algunas modificaciones, por ejemplo, integrar al edificio la farmacia que hoy se encuentra enfrente.

¿Con qué se encontró cuando asumió?

Con muchas cosas, mucho por hacer. El personal siempre es bueno; había cosas buenas, aun así hubo que generar nuevas ubicaciones de acuerdo a la función. Lo peor es que teníamos un conflicto de anestesia no declarado. A su vez, enseguida se rompieron aparatos importantes, como el angiógrafo y el tomógrafo. El tomógrafo ya está funcionando a pleno y el repuesto del angiógrafo está en camino. Encontramos obras a las que les faltaba financiación. Pero, a grandes rasgos, volvimos a poner en marcha al personal de limpieza, trabajamos en el subsuelo del hospital, que estaba venido a menos, y reformulamos la recirculación de los residuos. Son detalles, pero hacen la diferencia; la idea es trabajar en las personas.

¿Qué priorizó al empezar a trabajar y cómo se resolvió el conflicto con el sector de anestesia?

Todo lo que hace a lo asistencial, es decir, al usuario. Primero que nada, el trabajo de la enfermería y el sector de internación, también los atrasos en cirugías, que no eran sumamente preocupantes pero había algunos. Por ejemplo, hay un ascensor especial que es para subir pacientes desde la emergencia al CTI; por algún motivo no se usaba y lo pusimos en funcionamiento. Para solucionar el conflicto hubo un acuerdo en ASSE. Aparte del dinero, que se incrementó, no había anestesistas en el hospital; salimos a buscar, conseguimos una buena plantilla y ahora cubrimos todo. Tenemos la idea de aumentar la cantidad de salas operatorias. Ahora estamos casi en la normalidad, en siete salas, queremos seguir ampliando.

¿A qué obras se refiere cuando dice que falta financiación?

Me refiero, por ejemplo, al [nuevo] centro de diálisis, que ya es un hecho que se va a terminar y que quedará pronto en febrero de 2024; nos lo confirmó Leonardo Cipriani, el presidente [de ASSE]. Es muy importante porque podrán hacer uso del espacio los usuarios del Hospital Maciel y de todos los centros del país por intermedio del Fondo Nacional de Recursos. La obra no tenía financiación, pero sí contratos vigentes, por eso nos tenía un tanto preocupados. Contará con 15 sillones, y la obra cuesta un total de 86 millones de pesos, ya hay financiados 40 millones por cuenta del hospital y Cipriani se comprometió a que tendremos el resto.

¿Qué proyectos a corto plazo tiene?

Vamos a reformar y generar un nuevo espacio en donde funcionaba el CTI viejo, sobre todo para que los pacientes oncológicos tengan un nuevo espacio. También estamos haciendo todo lo posible para acondicionar y habilitar la sala Padre Ramón, porque hace años que está cerrada. Nuestra prioridad fue el hospital en sí mismo, lo siguiente será el policlínico que se encuentra al lado. A su vez, vamos a mejorar la parte de logística; queremos que el paciente cuando viene se vaya con la medicación. Ahora la farmacia está enfrente, nos falta organización y personal. A su vez, el CTI tiene muy buen nivel, en el centro quirúrgico se hacen cirugías complejas, de alto nivel, sobre todo lo que falta mejorar son la urgencia y la emergencia. Queremos aumentar el horario de atención; en la actualidad, luego del mediodía quedan muy pocos especialistas atendiendo, queremos seguir durante la tarde para que todos puedan venir. En cuanto a los proyectos que se desarrollan en el hospital, algunos siguen su curso y otros vamos a revisar.

¿Por ejemplo?

El proyecto que partió de una investigación, para detectar cáncer broncopulmonar en etapa inicial, sigue. Pero la iniciativa que implica que los estudiantes avanzados de ingeniería biomédica, eléctrica y mecánica concurran al hospital para aprender a fiscalizar los equipos no cumplió con las expectativas. Fue uno de los aspectos que se trató en la auditoría interna. Capaz que la idea es buena, pero tal vez la realización no fue la adecuada. ASSE tiene el centro de tecnología médica en el que revisa que los aparatos estén calibrados, hasta allí llevamos varios de nuestros equipos. En el hospital, por más que asisten los estudiantes, no tenemos los recursos para saber si los aparatos están funcionando adecuadamente. El proyecto necesita un control que asegure que los equipos queden bien reparados. En el hospital no están las garantías.

¿Cuáles son los proyectos a mediano y largo plazo?

Uno de los más importantes tiene que ver con las adicciones. Para eso vamos a generar dos espacios, uno sobre la calle Washington y otro sobre la calle Lindolfo Cuestas. La idea es que el paciente adicto tenga lugares cómodos, de buen nivel y que pueda mejorar su patología en lugares específicos.

¿Cómo son los tiempos de espera y atrasos?

Lo primero era ponernos al día con las cirugías coordinadas, los tiempos de espera son similares a los del resto del sector. Otro de los problemas vinculados con nuestra capacidad son los pacientes sociales, es decir, aquellos que se mejoran adquieren el alta médica pero no tienen a dónde ir. Actualmente son 10% del total de internados, entre 20 y 25 personas. Por ejemplo, hay una paciente extranjera que lleva un año internada, no tiene destino, y desde el Ministerio de Desarrollo Social aún no tenemos solución. Lo ideal es que el paciente se trate, se recupere y tenga un lugar a dónde ir.

Falta poco para la Rendición de Cuentas. ¿El hospital pidió alguna partida?

Sí, creemos que se han postergado los recursos humanos; mandamos un proyecto para incluir en la rendición para poder aumentar los recursos del CTI, block quirúrgico y para personal de casi todas las especialidades. Pedimos alrededor de 133 millones de pesos para funcionamiento y proyectos. Además del dinero, pedimos tener en cuenta que el Hospital Maciel genera recursos económicos importantes con los procedimientos que realiza, pero todo va para Rentas Generales. En este sentido, propusimos que algo quede para el Maciel. A veces se atiende a pacientes complicados y, si bien el seguro les cubre la atención y el hospital les cobra todo, no recupera el gasto porque todo va a rentas.

¿Cómo se van a financiar el resto de los proyectos que no se incluyeron?

Para los centros de adicción el hospital tiene ahorros. Lo que falta de hemodiálisis correrá por cuenta de ASSE y esperamos que lo demás quede cubierto en lo que venga de la rendición.

Cuando culmine su gestión, ¿qué le gustaría dejar?

Me gustaría poder decir que el hospital quedó funcionando. Históricamente este fue un centro quirúrgico, y creo que aún es uno de los pilares de la cirugía del sistema. Cuando yo empecé a estudiar medicina, lo moderno comenzaba en el sector público y luego pasaba al privado, mientras que los últimos años se da al revés; yo quiero que se invierta de nuevo, que el sector público sea el innovador. Mi idea es dejar lugares de innovación dentro del hospital y que vuelva a ser la insignia que fue siempre.