Los familiares de personas con trastornos mentales en Uruguay se reúnen en diversos colectivos. Algunos tienen alcance local y otros se nuclean en grupos con alcance nacional. Todos tienen algo en común: la lucha por una mejor atención de la salud mental de sus familiares dentro del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) y un cambio en el paradigma.

Las últimas semanas diferentes autoridades nacionales adelantaron que en la próxima Rendición de Cuentas habrá partidas específicas para destinar a salud mental, sin embargo, las familias insisten en que en muchos casos el cambio no va de la mano con un presupuesto, sino con un cambio del paradigma de atención. A su vez, los colectivos remarcan que la situación es casi la misma en el sector público y en el privado y que se agrava en el interior del país.

Reclamos

La asociación de familiares del Centro Psicosocial Sur Palermo es uno de los colectivos que reclaman una atención más integral y alineada con aspectos que sobrepasen lo sanitario. En diálogo con la diaria, Hilde Hansz remarcó algunos puntos. En principio, sostuvo que en general “no hay voluntad de cumplir con la Ley de Salud Mental” 19.529 y que además la interna de los centros de atención es compleja, por ejemplo, en el Hospital Vilardebó, donde los cambios en la dirección son sostenidos. Agregó que “no hay una dirección” clara en cuanto a la atención en general.

Sobre los prestadores de salud del sector privado dijo que sucede “algo muy similar al sector público”. Los familiares “no tenemos certezas” porque “por lo general no se puede ingresar a los centros de atención”, por lo tanto “no tenemos información sobre qué hacen, cómo y con quién están”. Los sistemas de contralor “tampoco funcionan”, “no hay control”, y los reclamos “no avanzan más allá del planteo”, pero “es necesario que pase algo con lo que se denuncia”.

En cuanto a la situación de las familias de las personas con trastornos mentales severos, comentó que “lloran y hacen catarsis en grupo”, pero luego, cuando se les solicita que escriban y firmen la situación o el reclamo, “no se animan por miedo a que eso tenga represalias en la atención a sus familiares”. “El estigma sobre la salud mental aún es demasiado grande, es difícil hablar”, acotó.

A su vez, Hansz contó que la asociación hizo varias denuncias a diferentes instituciones. Por ejemplo, al Hospital Vilardebó y al Casmu. La denuncia al Vilardebó se envió en febrero y tiene que ver con la falta de accionar tras una reunión con el director del centro en la que los familiares le plantearon diversos problemas relacionados con la atención de los pacientes, en general y en particular. “Queremos una atención médica e integral” que incluya “todos los recursos que se deben destinar” a la prevención, la advertencia de crisis, el crecimiento y el desarrollo de nuestros familiares”, reclama la denuncia a la que accedió la diaria.

El objetivo es “que puedan mantener sus trabajos, sus estudios e independizarse”, porque “en el caso de quienes somos padres el drama es: ¿qué será de nuestros hijos?, la calle y el abandono. Es el fantasma que todos vivimos”, continúa la misiva.

El reclamo al Casmu se envió un mes después. El motivo fue que se discontinuaron los haberes que el prestador aportaba para el pago de profesionales que brindaban atención a los usuarios del centro Palermo Sur. “Ahora el Casmu decide que [los usuarios] vayan a otro lado, sacarlos de su relación establecida, de su ambiente de seguridad y confianza, y tienen que conocer a nuevos terapeutas”, que “pueden ser muy buenos pero son personas extrañas con las que, en el mejor de los casos, serán necesarios meses o años para llegar al grado de confianza que tenían con los otros profesionales”.

Más que atención

En el interior la situación es aún más carente. En diálogo con la diaria Perla Vivas, integrante de Caminantes, una federación nacional de familiares por la salud mental, coincidió con Hansz y acotó algunos puntos.

Recordó que “la buena” atención de la salud se compone de promoción, prevención, asistencia y rehabilitación de los usuarios. La rehabilitación “es lo más importante en la práctica”, porque además de lo sanitario incluye “el aspecto social, laboral, educativo” y contempla la residencia.

Como federación “planteamos que se formen institucionalidades nuevas”, algo así como “grupos que contemplen las realidades de todo el país”. En algunos lugares del interior “hay personas jóvenes y de mediana edad que están en residenciales de adultos mayores” porque sus familias “no saben qué hacer”. También hay centros que los usuarios con diferentes trastornos utilizan como “lugares de recreación” porque son espacios que carecen de tratamientos integrales.

“Sentimos que en el interior del país los servicios de salud son aún más pobres”, en algunos departamentos “aún faltan psiquiatras” y los equipos son “menos integrales que en Montevideo”. Todavía hay cuestiones que hacen a los derechos de los usuarios que “no se les informan a las familias”, por ejemplo, sobre prestaciones y posibilidades de acceso. “Entendemos que los ministerios involucrados deberían crear mesas de trabajo por salud mental” en todos los departamentos, finalizó.