En este escenario, donde parece que el consenso sobre el desarrollo se encuentra en cuestión, Uruguay apuesta por el camino de retomar la planificación, el diálogo social y la participación como pilares para pensar y construir su futuro.
¿Por qué fue necesaria la célebre aseveración de Hillary Clinton “Los derechos de las mujeres son derechos humanos”? ¿No era acaso una realidad a todas voces? No, no lo era y no lo es.
Un nuevo ataque hacia las maternidades y las formas de maternar se ha intensificado desde la aparición de normativas emancipatorias que reconocen la desigualdad de género y buscan revertirla.
La decisión de las autoridades de la educación rompe con la descentralización de la formación docente, dejando como única opción para cursar la carrera de profesorado de manera presencial el IPA, en Montevideo.
La lucha antimanicomial no se reduce a una lucha legislativa y/o económica solamente; es indispensable la lucha por una nueva subjetividad, que será lo que realmente permita el avance hacia un nuevo paradigma.
Las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático también necesitan un enfoque transformador de género. El tiempo y la dedicación de las mujeres ante la emergencia climática será cada vez mayor.
No se logró que a la vivienda se destinara anualmente más del 0,5% del producto interno bruto, mientras que, por ejemplo, a subsidiar las elevadas jubilaciones de los militares de alto rango se aplicaba el doble de esa suma.
El conservadurismo dentro de la izquierda no siempre se manifiesta como rechazo a los principios progresistas. Muchas veces se expresa en la defensa rígida de las estructuras internas, en la reproducción de formas de organización que bloquean la renovación.