Uruguay fue el primer país del mundo en reconocer el acceso al agua potable como un derecho fundamental. Y como sabemos, en este momento, el 60% de los uruguayos no tiene agua potable.
No es tener expectativas muy altas pretender que se hubiera podido pensar en el agua potable al mismo tiempo que se decidían medidas para el sector agropecuario.
El descubrimiento de un desaparecido, su desenterramiento, la aparición del cuerpo, lo sitúa, le da realidad, rompe la persistente negación y sus perversos efectos de irrealidad.
El horizonte del 6% del PIB para la educación pública recomendado por la Unesco, parece tan lejano que no se ve. Es necesario alzar la voz contra esta situación.
El proyecto del gobierno también es malo porque crea problemas donde no los hay. Pretende que el BROU absorba al BHU para de esta manera esconder la enorme pérdida de patrimonio que va a sufrir el BHU.
Establecer un baremo único de discapacidad para la valoración y certificación de la discapacidad supone entender las políticas centradas en las personas, organizando las acciones en función de sus necesidades.
La especificidad de las políticas sociales es real y no siempre depende de una “buena” política económica; ambas deben necesariamente articularse desde un abordaje integral.
No son las cantidades de población las que determinarán nuestro futuro. Son sus cualidades, su comportamiento individual y agregado, y las instituciones nacionales y globales para enfrentar el flagelo de la desigualdad.
Con la intención de aportar a un debate crítico, quisiera matizar el optimismo con el que se presenta el desarrollo del hidrógeno verde. Tal vez presentando más incertidumbres que certezas y dejando argumentos en el tintero.