El Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) dio a conocer este lunes su último informe de predicción y diagnóstico, en el cual hace una proyección de la economía uruguaya en 2020.
Cinve indica que una crisis como la desatada por la llegada del coronavirus a Uruguay “afecta la precisión predictiva de los modelos” porque no hay antecedentes similares, a la vez que su calidad “se irá recuperando a medida que comience a divulgarse información” sobre el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) este año. Por lo tanto, subraya, las proyecciones incluidas en el informe “deben considerarse como una aproximación primaria muy preliminar”.
Hecha la aclaración, Cinve recuerda su proyección a fines de 2019 era que en este 2020 el PIB crecería 2,5%. Señala que el cambio de escenario, “principalmente debido a factores vinculados a la crisis del coronavirus”, ha derivado en tres factores: un empeoramiento en las variables que afectan al nivel de actividad, “tales como los ingresos de los hogares, la pérdida de valor de la moneda nacional y las perspectivas de crecimiento de las economías vecinas”; el impacto de las medidas de distanciamiento físico sobre las actividades económicas; y el parate de las obras de infraestructura vinculadas a la instalación de la segunda planta de UPM y otros proyectos en infraestructura vial y educativa.
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La actualización de su proyección a raíz de estos cambios señala que en este 2020 habrá una caída del PIB de 4,1%. Cinve indica también que “la incertidumbre asociada a las predicciones es mayor a la habitual”, y menciona las fuentes extraordinarias de incertidumbre:
- “los modelos estadísticos incluyen supuestos muy cautos respecto a la intensidad del deterioro aún incierto de las principales determinantes del PIB”,
- “el supuesto acerca del ‘día después’ del distanciamiento social, que implica que la economía presente hacia finales del presente año un funcionamiento similar al que tenía antes de la pandemia (sin realizar conjeturas acerca de una ‘nueva normalidad’)”,
- “el efecto del distanciamiento social no contempla eventuales quiebras de empresas y distorsiones en la actividad de algunos sectores específicos (esparcimiento, turismo), y”
“la incertidumbre acerca de la temporalidad del proceso de construcción de las obras de infraestructura”.
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