En casi todo el país las intendencias tienen programas de reciclaje que sirven tanto para aprovechar materiales que pueden ser reutilizables como para que las personas que se dedican al reciclaje accedan a un trabajo en condiciones dignas de salud y seguridad, pero la de Tacuarembó está un paso atrás en lo que a clasificación se refiere. Por eso, la Asociación Civil Agüita decidió iniciar un camino para conectar a los ciudadanos que tienen la iniciativa de clasificar sus residuos domiciliarios con los que viven de recolectar y reciclar.

Martín Jaurena, integrante de Agüita, contó a la diaria: “Todo surgió por la frustración que significó que en Tacuarembó no hubiera ningún programa de clasificación, por lo que todos los materiales iban a la volqueta. Queríamos dar una señal a las autoridades de que este es un camino y queremos colaborar. Como asociación civil siempre queremos sumar soluciones, ir para adelante y pedir que nos acompañen”.

Jaurena dijo que casi siempre el reciclaje está pensado desde las empresas o las institucionales de gobierno, pero no desde las asociaciones civiles, algo que hace única la experiencia en ese departamento. Según la asociación, en la ciudad de Tacuarembó se producen aproximadamente 60 toneladas de basura por día, cuyo destino final, en su mayoría, es el vertedero municipal o diferentes basurales que hay en la ciudad. Agüita advierte que en estos lugares se producen reiterados incendios, se contamina el agua y el aire, además de que se trata de focos de infección para las personas que recolectan residuos allí.

A partir de que se declarara la pandemia por la covid-19, en marzo, la actividad de la asociación cambió: las charlas informativas pasaron a ser virtuales y quedaron de lado las jornadas de limpieza que se hacían un sábado al mes. No obstante, el reciclaje en tiempos de pandemia “tuvo mucho más impacto y juntamos mucha gente”, contó Jaurena, por eso el 15 de agosto, con el apoyo del Club de Leones, Agüita organizó una estación móvil de reciclaje en el Centro de Barrios 3, El Hongo. Ese día participaron más de 500 personas de 200 familias, y se recolectaron 2.400 kg de residuos. La experiencia sirvió para fomentar la educación ambiental y se asesoró a los vecinos en cómo tratar los diferentes tipos de residuos (ciclos de vida y posibilidades de reciclaje). Además, se presentó el programa ¡Tacuarembó sin Basura: Yo Reciclo!, que consiste en una red de personas y empresas que reciben residuos previamente clasificados por los vecinos, disponible en la app ¿Dónde Reciclo?, desarrollada por Compromiso Empresarial para el Reciclaje Uruguay (Cempre).

Con relación a ese día Jaurena contó que el lugar era propiedad del municipio y que la intendencia permitió que se instalaran allí. Por otra parte, aseguró que los centros de barrio son un buen lugar para colocar estaciones fijas de reciclaje: “Estamos viendo otras alternativas para tener un proyecto que consolide la red, y seguro que va a ser con la intendencia, que es la que tiene que hacer la gestión natural de todo esto”. En esa jornada también se llevó a cabo una exposición de productos reciclados a partir de botellas de vidrio y de plástico; se hizo una demostración en vivo de cómo hacer una compostera con bidones, y un vaso a partir de una botella de vidrio; y se obsequió a todos los participantes vasos de vidrio reciclados a partir de botellas, así como plantines de verduras y hierbas aromáticas.

Con respecto al programa que llevan adelante en la actualidad, la organización asegura que se trata de una oportunidad para que las personas que clasifican en sus hogares encuentren cerca de su domicilio un destino ambientalmente amigable. “Los movimientos sociales detrás de esta iniciativa aseguran el monitoreo y la actualización de las personas y empresas que reciben recursos clasificados. Pero, para que esta experiencia se multiplique y poder consolidar este programa, se necesita la participación comprometida de la población, de las empresas y del sector público municipal”, aseguran.

Hoy hay 11 sitios de recolección, “nuestra idea es que con la app se reciban distintos tipos de materiales y que las personas pueden ir a depositar los desechos según de qué material sea”, dijo Jaurena, al tiempo que aclaró que no son contenedores, sino las personas que se dedican a la clasificación de los materiales las que los reciben. “Estamos poniendo cartelería y un bolsón en la casa de cada uno de los clasificadores”, agregó.

Además de particulares, Jaurena dijo que hay algunas empresas que están ayudando a recolectar distintos tipos de desechos. Ejemplo de esto es el colegio San Javier, que recibe residuos orgánicos para su huerta, y el vivero Santa María de especies nativas. “Hay una inmobiliaria que recibe plásticos. Ellos quieren colaborar con una protectora animal y reciben ese material, y donan todo lo que recaudan a una protectora de animales. La idea es sumar más instituciones educativas, y tenemos una cantidad de pedidos, vemos que puede ser una alternativa para que los gurises enganchen a la familia. Como padres vemos que nuestros hijos tienen muy buena formación en educación ambiental, pero en la práctica todo eso se va perdiendo de a poquito, más aún en un medio hostil, en el que estamos tapados de basura”.

Para el integrante de Agüita lo importante es que alguien o alguna institución haga el acopio de los materiales y entre en la cadena de reciclaje. “Vemos una oportunidad en un departamento en el que no hay infraestructura para recibir residuos clasificados, no hay un contenedor. No precisamos infraestructura ni camiones enormes, sino gente con el hábito de clasificar en su casa y que luego lo haga llegar a quien transforma ese residuo en valor”, dijo.

Los vertederos y la ley de residuos

La Ley 19.829, de Normas para la Gestión Integral de Residuos, en el artículo 12 literal F dice que “se debe reservar la disposición final en el terreno como última opción, de forma de alcanzar las metas previstas que se establezcan en el Plan Nacional de Gestión de Residuos. Asimismo, se debe promover la reducción del número de sitios de disposición final, favoreciendo la economía de escala y la racionalización de la recolección y disposición final. Los sitios de disposición final deben cumplir con los criterios mínimos ambientales que establezca la Dirección Nacional de Medio Ambiente”. Jaurena dijo que en el caso de Tacuarembó, aunque el cierre del vertedero es obligatorio en virtud de esta ley, está “totalmente contaminado, es uno de los peores ejemplos que están quedando en Uruguay”. “Hay entre 150 y 200 personas que van a clasificar ahí. No son los de nuestros programas, pero son muchas personas que van a revolver la basura y tratan de sobrevivir de lo que hay. Eso tiene fecha de vencimiento con la nueva ley de residuos, eso se termina, pero tampoco se sabe cómo lo va a encarar el nuevo gobierno municipal”, planteó.

Asociación Civil Agüita

Agüita está integrada por personas de educación y formación heterogéneas. Una de sus misiones es apoyar el ecoturismo y los emprendimientos tendientes a la preservación del medioambiente y a la conservación de los recursos naturales. Tiene dos años trabajando en el cuidado del medioambiente. Entre sus integrantes hay profesores y otros profesionales, así como empleados y policías, comentó Jaurena. Uno de sus lemas es: “Nadie quiere lo que no conoce, nadie defiende lo que no quiere”.

Este año las charlas de Agüita son los segundos miércoles de cada mes. El 9 de setiembre, a las 19.30, las charlas serán: “Cierre de vertederos a cielo abierto: una problemática global”, a cargo de Chiara Fioretto, consultora independiente en ambiente y desarrollo sostenible; “Marco reglamentario en la gestión de residuos”, a cargo de la ingeniera Silvana Martínez, directora de Planificación Ambiental de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama); y “Transición hacia un Tacuarembó sin basura”, en la que hablará Jaurena. La transmisión será en vivo por Facebook.