Desde que, el 30 de julio apenas pasado el mediodía, una retroexcavadora que exploraba la tierra en el Batallón de Infantería N°14 encontró por cuarta vez restos óseos en este predio, se abrió un largo mecanismo que llevará hasta la determinación de la identidad. Luego de que la retroexcavadora detuviera su operativa en el momento que su pala mecánica se topó con una losa de hormigón a unos 60 centímetros de profundidad y encontrara, debajo, una cápsula de cal que formaba un molde involuntario de una persona tendida boca abajo, se dio inicio a una serie de llamadas y avisos que pone a actuar a varias partes involucradas. Y una vez que fue confirmado que los restos óseos corresponden “indudablemente” a un ser humano, el Grupo de Investigación en Arqueología Forense (GIAF) dio aviso a la Institución Nacional de Derechos Humanos.
La llamada la recibió uno de sus directores, Wilder Tayler, quien abandonó la reunión de Consejo Directivo en la que estaba y se dirigió al lugar. Por tratarse de un predio militar, también se dio cuenta a las autoridades del Ministerio de Defensa y Tayler, a su vez, se comunicó con los integrantes de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos para dar cuenta del “posible hallazgo”, explicó a la diaria Verifica.
Por otra parte, se informa a la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad, a cargo del fiscal Ricardo Perciballe, que interviene por primera vez (ya que no participa de la búsqueda previa) y el fiscal se constituye con la médica forense de turno. Además, se presentan efectivos de Policía Científica para que registren la escena del hecho, que implica relevamiento fotográfico y plano del lugar, elementos que certificarán el hallazgo.
A la par que sucede todo esto, se ejecuta un protocolo realizado por el equipo del GIAF que significa delimitar una zona de exclusión para asegurar el sitio y trabajar sin contaminar la escena. Allí comienza un fino trabajo en el que se apela al uso de cucharines, estecas y pinceles.
“Lo que se hace es retirar el sedimento que está por encima y a los costados de los huesos para que el esqueleto quede expuesto sin levantarlo todavía del lugar, ya que se necesita saber si hay relación anatómica entre los huesos o si puede haber alguna evidencia que esté asociada en particular a algún hueso o área del cuerpo”, señaló a este medio la jefa del GIAF, Alicia Lusiardo.
Luego de fotografiar la escena y registrar la información en el diario de campo, se empieza a liberar cada uno de los huesos del sedimento aún adherido por debajo para su posterior retiro y colocado en bolsas de papel. Estas están rotuladas con el código de sitio, de pieza y fecha, que a su vez se resguardan en cajas también rotuladas.
Es a partir de allí que el fiscal establece la cadena de custodia de los restos, la que recae en la antropóloga Lusiardo como jefa del grupo de antropólogos. Este documento asegura la trazabilidad de la evidencia desde que se recolecta en la fosa hasta que llega al lugar de resguardo, que en este caso es el laboratorio del GIAF.
También se ordena la conformación de una “Junta Médica” interdisciplinaria, integrada por las doctoras Eliana Vallejo y Rosana Manikowski del Instituto Técnico Forense y Lusiardo por el GIAF. Las especialistas deberán emitir un informe primario que determine edad, sexo, altura y probable causa de la muerte.
En el laboratorio se toman radiografías de todo el material, sin ser extraído de la bolsa, en búsqueda de proyectiles u otro tipo de elementos. Una vez finalizado el registro, se procede a la limpieza y acondicionamiento de cada una de las piezas óseas. El molde de cal también será analizado con distintas luces y lupa en búsqueda de impresiones de ropa u otros elementos.
El esqueleto pasa por un tamizado para determinar si hay allí más elementos de interés. El sedimento que tiene más sensibilidad, en zonas próximas al cráneo o muy en contacto con los huesos, se “zarandea” o revisa en laboratorio. Esto permite recuperar huesos pequeños de manos y pies o evidencia de tipo balística.
“Después que está limpio el esqueleto y se acondiciona, se elige cuáles son las piezas dentales u óseas que tienen más potencial para poder producir un perfil genético. Hay algunos huesos del esqueleto que ya está comprobado que producen mejores perfiles, como por ejemplo el fémur o la tibia, pero también las piezas dentales son muy útiles”, detalló Lusiardo.
Al seleccionar un fémur se extrae una “ventana” de hueso de unos cinco centímetros, sin alterar la longitud del hueso, suficiente para extraer un perfil. En caso de utilizar piezas dentales, mejores serán los molares que los incisivos. Esas muestras serán trasladadas por el equipo del GIAF, sin romper la cadena de custodia, al laboratorio del Equipo Argentino de Antropología Forense en Córdoba.
Este perfil será comparado con los resguardados en el banco de muestras genéticas de la institución. Este fue ampliado en los últimos meses como consecuencia de los esfuerzos de identificación de los restos que resultaron ser de Amelia Sanjurjo, y que se espera que de ahora en más mejore las posibilidades de identificación de futuros descubrimientos.
En caso de identificación
Una vez conocidos los resultados, se informará directamente al fiscal Perciballe que notificará al GIAF y a la INDDHH. Estos tres organismos, en conjunto, revelarán los resultados a la organización de Familiares y será allí cuando esto sea transmitido a la ciudadanía. A veces los procedimientos son difíciles y largos.
Eso ocurrió con el hallazgo de los restos que finalmente pertenecían a Amelia Sanjurjo. Si bien recién pudieron ser realmente identificados a mediados de mayo y luego de un tedioso proceso de 11 meses debido a la ausencia de familiares directos con vida, por lo que debieron realizar exhumaciones y tomar muestras en el extranjero, desde el 8 de marzo ya se habían difundido versiones falsas a través de una cadena de Whatsapp que afirmaba que los restos ya habían sido identificados. En este caso, la versión falsa entonces acabó confirmándose dos meses más tarde.
“Acá hay mucho cuidado con la información que se maneja y lo que se brinda a los medios. Siempre la información se maneja primero con Familiares. Después de que Familiares conoce la situación, recién se hace la conferencia de prensa y se da la información pública. En el caso de la identidad es lo mismo. Los primeros son ellos”, comentó Perciballe a la diaria Verifica.
Asimismo, todo este proceso no finaliza con el anuncio de la identidad. A nivel de Fiscalía, deberá incluirse la identidad de la víctima en el expediente de la causa, así como incluir demás datos de contexto aportados por los análisis. Aquí iniciará el proceso de investigación ante el homicidio y se realizarán las actuaciones pertinentes para determinar culpables.
Como en cualquier muerte, deberá emitirse un certificado de defunción y entregarse el cuerpo a la familia de la víctima, momento en que finalizará la cadena de custodia. “Hasta ahora teníamos una persona en situación de desaparición forzada que ahora pasa a ser un muerto, que tiene un lugar de enterramiento digno y un lugar donde llevar el duelo. Por eso es que tiene que estar el Estado y tiene que dar la certificación de que esto fue todo correcto”, señaló el fiscal.
- Leé más sobre esto: ¿Qué sucedió en el Batallón 14 durante la dictadura?