La prioridad de la libertad tiene sentido sólo si consideramos a los principios de justicia en conjunto, no sólo la igualdad en las libertades básicas sino la limitación de la desigualdad socioeconómica admisible.
Existe bastante consenso (y evidencia) a nivel nacional e internacional, sobre la correlación entre las medidas gubernamentales que apuntan a la reducción de la movilidad y la reducción de los contagios y las muertes.
La pandemia ha visibilizado la fragilidad de la actividad cultural dentro de la organización social contemporánea, aunque junto con la ciencia demostró ser uno de los sectores que más acompañan a las personas en esta travesía dramática.
El marco de “propiedad intelectual” prioriza la apropiación por parte de unos pocos en detrimento del beneficio colectivo y dificulta la libre colaboración, tan necesaria para el avance de la ciencia.
La crisis migratoria actual demuestra que el cambio de gobierno en Estados Unidos no ha significado una transformación sustancial en temas migratorios.
El capitalismo es como una pandemia, aunque ya ha durado unos dos siglos. Que produce, además, muertes permanentes por inanición o por no poder financiar la atención de enfermedades curables.
Las movilizaciones de octubre de 2019 siguen dejando una huella imborrable en el tablero político en Ecuador: lo ha reordenado con evidentes consecuencias electorales.