El Comité de Especies Exóticas Invasoras (CEEI) está integrado por investigadores e investigadoras de distintas ramas de las ciencias biológicas, organizaciones de la sociedad civil y distintos organismos del Estado. Comenzó a funcionar en 2008 “como un grupo ad hoc de la Comisión Técnica de Protección del Medio Ambiente” del entonces Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. Actualmente funciona bajo la coordinación de la Dirección Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Dinabise) del Ministerio de Ambiente.

Este martes 27 de mayo, el CEEI fue convocado a instancias de lo que se decidiera en una reunión coordinada por el subsecretario de Ambiente, Leonardo Herou, con representantes del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el Sistema Nacional de Emergencias y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, que buscaba “la articulación de los distintos ámbitos de gobierno con competencia en el tema” del picudo rojo “para coordinar acciones y esfuerzos que den respuesta a esta problemática a nivel nacional”.

Como explicaba en una nota previa Mercedes Rivas, ingeniera agrónoma y docente de la Facultad de Agronomía radicada en el Centro Universitario Regional del Este, pese a que en 2024 el MGAP aprobó un plan de contingencia para el picudo rojo que preveía una serie de medidas para impedir su expansión, parte del problema era que había muchos actores con distintos grados de responsabilidad. Si bien el MGAP supervisaba y coordinaba el plan de contingencia, para saber a quién le corresponde aplicar las medidas sanitarias había que ver primero dónde están ubicadas las palmeras infestadas: si estaban en el ornato público o caminos vecinales, caían bajo la órbita de las intendencias; si se encontraban a los costados de las rutas, era tarea del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP); si estaban en predios estatales, dependería de cada organismo (enseñanza pública, entes autónomos, etcétera); y si estaban en un predio privado, era el privado el que debería correr con la iniciativa (y asumir los costos sin ningún tipo de apoyo estatal).

Tras la reunión del Comité de Especies Exóticas Invasoras, se decidió “aplicar el Protocolo de Respuesta ante Especies Exóticas Invasoras”. Como afirmó la directora de la Dinabise y coordinadora del comité, Estela Delgado, se elaboró “un informe técnico que plantea la necesidad de generar un protocolo único para el manejo de esta plaga invasora”. También señaló que “la prioridad” será “contar con un registro interinstitucional de datos que permita modelar su evolución y actuar a nivel nacional”.

Como ya era sabido, Delgado comentó que “los departamentos más afectados hasta ahora son Durazno, Florida, Lavalleja, Maldonado, Colonia, San José, Canelones y Montevideo”. En ese sentido, adelantó que se están “articulando acciones con intendencias, municipios y organizaciones sociales”, además de evaluar “propuestas para impulsar el monitoreo ciudadano”, ya que afirmó que “la participación activa de la ciudadanía es clave para frenar el avance del picudo rojo hacia la flora nativa”. El anuncio contrasta notoriamente con la política implementada por la anterior administración, que al no actuar con vehemencia en las primeras etapas de la invasión del picudo rojo a principios de 2022, dejó pasar un tiempo precioso en el que es más factible erradicar una especie exótica invasora.

Todas las voces, todas

Desde el Ministerio de Ambiente también se anunció que el Comité de Especies Exóticas Invasoras, que incluye representantes de “ministerios como el MGAP, el MTOP y Ambiente, la Universidad de la República a través de la Facultad de Agronomía, Facultad de Ciencias y Centros Regionales Universitarios, organizaciones sociales y organizaciones no gubernamentales”, comenzará a sesionar “ampliado”, incluyendo “la participación de especialistas en el tema”.

Si bien las señales son auspiciosas, erradicar una especie exótica invasora nunca es tarea sencilla. Requiere tiempo, investigación y recursos. Según estimó el especialista Mark Hoddle, del Departamento de Entomología de la Universidad de California, tras visitar nuestro país en el informe Gestionar la invasión del picudo rojo de las palmeras Rhynchophorus ferrugineus en Uruguay, “la erradicación del picudo rojo de Uruguay es posible. Sin embargo, se necesita apoyo financiero, logístico y técnico adecuado a largo plazo”, que estima debe ser de “5 a 7 años”. ¿Seremos esta vez capaces de hacerlo o fracasaremos por falta de coordinación, comprensión del problema, recursos y por no escuchar a los especialistas, como ya sucedió con el caso de la rana toro, el ligustro o el visón?

Para que no digan que no estábamos advertidos, ya en su informe de diciembre de 2024 Hoddle señalaba que “el picudo rojo ha tenido impactos masivos y devastadores en las palmas canarias en Uruguay”, que “es una amenaza importante para las palmas patrimoniales y nativas, butiá y pindó”, y que “las poblaciones de picudo rojo en Uruguay tienen el potencial de invadir Argentina, Brasil y Paraguay”. Más aún, sostenía que “el establecimiento de cabezas de puente de invasión en otros países amenazaría a todo el continente sudamericano y sería probable que se extendiera a América Central”.