Hace tres meses que una veintena de ex trabajadores de La Spezia, que siguen en la fábrica de pastas pocitense en custodia de bienes, empezaron con lo que llaman “La movida de los tallarines”. No es ni más ni menos que elaborar comida y ponerla a la venta para sobrellevar su situación. Y los vecinos vienen respondiendo con entusiasmo. Quienes se acerquen este fin de semana hasta Libertad 2479 esquina Bulevar España, cerca de las 10.00 ya verán cómo abren las puertas para despachar tallarines en bandejas de un kilo, a 150 pesos, o de medio. El fin de semana pasado elaboraron 90 kilos y se vendió todo, hasta lo que tenían en frío para consumo propio. Como tuvieron que recurrir a los congelados, en ese caso el producto fue rebajado a 100 pesos. Ahora la idea es vender más volumen porque quedaron pedidos, ya que el domingo a la una ya no tenían nada para vender.

En La Spezia siempre hay gente; por eso, cocinar surgió naturalmente entre los empleados que se dedicaban a la producción. Los tallarines se hacen con harina y huevo, aunque si consiguen, prefieren usar semolín, ya que agiliza el amasado y en tal caso se usa solamente clara. “Lo hacemos artesanal, tipo casero”, cuenta Mariana Pereira, una administrativa que era delegada del sindicato y sigue siendo referente para sus compañeros. Además, es un asunto de conservación: con harina dura cuatro días y con semolín, una semana.

Todavía no saben hasta cuándo seguirán apostados en su antiguo local de trabajo, porque “se hizo la venta en bloque y el síndico no ha dicho a quién se le otorgó la empresa, la venta de la marca y las máquinas y otras cosas de inventario”, explica Pereira. “Queremos irnos sabiendo qué va a pasar con los inmuebles. Hay un litigio mayor, los autos, por ejemplo, se van a rematar aparte. Nosotros vamos a seguir cuidando mientras estén los bienes acá”, indicó. Esos bienes incluyen un piano que se usaba para diferentes eventos culturales que organizaba la fábrica de pastas.