Hollywood está a punto de cambiar para siempre, como lo hizo tantas veces. Este viernes 5 de diciembre el gigante de televisión a demanda Netflix anunció la compra de Warner Bros. por 82.700 millones de dólares, lo que le permitirá sumar a su cartera de propiedades intelectuales una buena parte de las películas y series más reconocidas de los últimos cien años.
“La adquisición reúne a dos empresas pioneras del entretenimiento, combinando la innovación, el alcance global y el mejor servicio de streaming de Netflix con el legado de un siglo de contar historias de primera clase de Warner Bros”, dice el comunicado de Netflix.
En ese paquete entran “franquicias, series y películas queridas como The Big Bang Theory, Los Soprano, Juego de tronos, El mago de Oz y el Universo DC se unirán al extenso catálogo de Netflix que incluye a Merlina, La casa de papel, Bridgerton, Adolescencia y Misión de rescate, creando una oferta de entretenimiento extraordinaria para las audiencias de todo el mundo”.
Ted Sarandos, codirector ejecutivo de Netflix, también destacó la unión como parte de su “misión de entretener al mundo”, y agregó: “Al combinar la increíble biblioteca de películas y series de Warner Bros., que va desde clásicos eternos como Casablanca y Ciudadano Kane a favoritos modernos como Harry Potter y Friends, con nuestros títulos emblemáticos como Stranger Things, Las guerreras k-pop y El juego del calamar, podremos hacerlo todavía mejor. Juntos podemos darle a la audiencia más de lo que ama y ayudar a definir el próximo siglo de historias”.
Un dato importante es que la compra obligará a Warner Bros. Discovery (WBD), la compañía madre de Warner Bros., a dividirse después de una fusión concretada apenas en 2022. A diferencia de Paramount, que quedó como finalista en las rondas de negociación, Netflix no tiene interés en adquirir los sectores de televisión lineal y ofertó solamente por el estudio y el streaming.
A la hora de explicar por qué esta combinación ofrecerá “más opciones, más oportunidades y más valor”, contra lo que opinan los alarmistas antimonopolio, Netflix dio sus razones. La compañía afirma que “espera mantener las operaciones de Warner Bros. y aprovechar sus fortalezas, incluyendo los estrenos de sus películas en salas de cine”. El término “espera” ya ha sido recibido con preocupación por, entre otros, la asociación de propietarios de salas de cine.
En su relativamente corta historia, Netflix ha evitado los estrenos en salas de cine de sus películas, excepto títulos puntuales que en muchos casos buscan cumplir con los requisitos mínimos para poder competir por galardones como el Oscar. En cambio, hasta el momento, han privilegiado la exclusividad de su catálogo, incluso al financiar películas que parecerían haber sido pensadas para el entretenimiento comunitario o que cuesta imaginar cómo recuperarán la inversión.
En cuanto a la suma de catálogos, permitirá (según Netflix) que sus clientes “tengan aún más títulos de alta calidad para elegir. Esto también le permitirá a Netflix optimizar sus planes para los consumidores, mejorando las opciones de visualización y expandiendo el acceso al contenido”. También le permitirá aumentar la producción audiovisual en Estados Unidos y la apuesta por contenido original. Pero lo más importante para ellos es que Netflix espera “generar gradualmente ingresos y ganancias operativas”, con una disminución de costos calculada en 2.000 a 3.000 millones de dólares por año.
La despechada
Mientras el coqueteo con WBD se reducía solamente a Netflix, Comcast y Paramount, desde esta última enviaron varios comunicados a los ejecutivos de la compañía deseada, en los que detallaban los “riesgos significativos” de aceptar alguna de las otras dos ofertas.
“Mientras que la transacción propuesta entre Paramount y WBD sería procompetitiva y seguramente tendría un proceso de aprobación favorable y relativamente tranquilo por parte de los reguladores, una transacción con Netflix o Comcast enfrentaría una fuerte incertidumbre y una oposición significativa por parte de las agencias que protegen la ley de competencia”, decía una carta redactada por un grupo de abogados en representación de Paramount.
En los últimos meses la compañía Paramount se ha acercado a la administración Trump como parte de su propia política de fusión. El intento de unirse a la compañía Skydance despertó alarmas en el gobierno, y la forma de congraciarse fue llegando a un acuerdo de 16 millones de dólares con Donald Trump en un juicio que estaba listo para quedar en la nada, y cancelar el late show de Stephen Colbert, uno de los más críticos a la actual conducción política. Irónicamente, es la cadena que transmite South Park, donde podemos ver a Trump en una relación abusiva con Satanás, donde la víctima es el Señor de las Tinieblas (Satanás).