Después de terminar los cursos a finales del año pasado, los adolescentes de la escuela de Taa, una plataforma de alfabetización audiovisual para niños y jóvenes, se quedaron con ganas de más. En una reunión en un bar definieron que era momento de autogestionarse para generar su primera producción sin el acompañamiento de los profesores. El resultado es Álbum, un corto de ocho minutos que fue estrenado el miércoles 13 de junio en la sala Pocitos de Cinemateca. En la pieza audiovisual se cuenta la historia de Lorenzo, que en buena medida está marcada por las tragedias.

Su director se llama Francisco Carlero y tiene 15 años, pero además participaron Ele Martínez como asistente de dirección, Santiago Rivas como encargado de la fotografía, Facundo Álvarez en el sonido, y la producción estuvo a cargo de Mateo Fahradjian. Además, el director de arte fue Mateo Acosta y el ayudante técnico fue Juan Manuel Rocca.

Los integrantes del equipo conversaron con la diaria y contaron que la idea original surgió de Carlero, y por eso fue el director, pese a que en las actividades de la escuela no había desempeñado ese rol. De todas formas, aceptó el desafío porque era quien mejor conocía la idea y ello es clave para la adaptación del guion, explicaron. Además, los adolescentes decidieron crear una productora audiovisual para hacer el corto, pero el proyecto continuará funcionando más allá de Álbum. El nombre que eligieron fue Los Pollos Producciones, en homenaje a la pieza que elaboraron en el marco de la escuela de Taa que ganó un certamen internacional el año pasado.

Entre diciembre y enero hicieron la preproducción del nuevo corto, y en febrero ya estuvieron en condiciones de hacer el rodaje, donde aplicaron todo lo aprendido en la escuela, según contaron. Al respecto, agregaron que si bien en un principio pensaban que no iban a sentir la falta de los docentes, principalmente en el rodaje se dieron cuenta del rol que cumplían. De todas formas, señalaron que sortearon con éxito el desafío, más allá de que sin los profesores demoraban un poco más para ponerse de acuerdo ante algunas decisiones puntuales que debían tomar. Como en marzo empezaban las clases en la escuela y en el liceo, los jóvenes decidieron dejar unos meses de plazo para la posproducción y la edición, para finalmente exhibirlo en junio.

Un obstáculo a sortear fueron los recursos económicos, que fueron aportados por los realizadores; según contaron, desde el momento de escribir el guion trataron de reducir el presupuesto lo más posible para no comprometer la realización de la obra. En suma, como el cronograma que se habían planteado no era muy extenso no pudieron apelar a otras formas de financiamiento, como la venta de rifas.

Desde un primer momento los jóvenes tenían claro que el corto debía ser exhibido, por lo que apelaron a la sala de Cinemateca Pocitos, que queda en el mismo predio que Taa y la Escuela de Cine del Uruguay. Más allá de Álbum, los adolescentes pensaron en el largo plazo, ya que concibieron la exhibición del corto también como una forma de dar a conocer su productora, con la que piensan seguir trabajando. Además, al igual que hicieron con Los pollos, presentaron el nuevo corto en festivales internacionales de cine juvenil.