La “nueva normalidad” a la que hace referencia el presidente Luis Lacalle Pou involucra directamente a la educación, y los distintos actores se preparan para posibles retornos a la presencialidad. Representantes de la Asociación de Institutos de Educación Privada (AIDEP) y de la Asociación Uruguaya de Educación Católica (AUDEC) se reunieron este martes con las autoridades del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública para conversar sobre cómo ha sido el proceso de adaptación a las clases virtuales y cómo avanzar en las próximas semanas.

Según explicó a la diaria José Carlos Noya, presidente de AIDEP, la principal razón para pedir esta reunión fue “la validación de los cursos a distancia que se realizan desde el 16 de marzo”. “Entendemos que es la autoridad de la educación la que puede decir si lo que hacemos está dentro de lo esperado, y la respuesta fue muy positiva. Al tener nuestros colegios habilitados está la confianza de que nuestros procesos educativos están dentro de lo esperado. No ponen ningún mínimo de horas, ni nada parecido, lo importante es cumplir con los objetivos centrales del marco curricular nacional”, agregó.

El retorno de las clases presenciales estuvo sobre la mesa, y a pesar de que las autoridades no tienen una posible fecha, les advirtieron que se vayan preparando “porque se va a elaborar un protocolo de retorno específico para la educación urbana, con similitudes al de las escuelas rurales”. Noya explicó que entre las posibilidades que les comentaron están que “los chicos no vayan todos juntos, grupos subdivididos y videograbar las clases para que los que no están presencialmente las sigan a distancia”, además de establecer que “la asistencia no sea todos los días de la semana”, lo que significaría un “problema logístico”. En tanto, las escuelas de tiempo completo o los colegios con doble horario deberán considerar la opción de reducir la jornada.

La opción de utilizar las vacaciones para recuperar el tiempo de clase quedará a criterio de cada institución, pero Noya acotó que las vacaciones de julio y de setiembre tienen orígenes sanitarios, y en estos tiempos no parece oportuno modificarlas. “Además, si entendemos que se han mantenido los procesos educativos no tenemos por qué no dar las vacaciones”, agregó.

Tenso equilibrio

Además de los problemas de enseñanza y aprendizaje que implica la virtualidad, los colegios privados enfrentan una complicación económica. “Varios colegios estamos en un momento de mucha tensión desde el punto de vista económico. Nuestras instituciones tienen que mantenerse funcionando, con los docentes trabajando. Por otro lado, tenemos a las familias impactadas por la crisis económica que se acercan a las instituciones solicitando becas, rebajas o reprogramación del calendario de pagos, entonces terminamos en un equilibrio tenso de manejar”, comentó Noya.

Para el docente, el paso del tiempo complica más las cosas, porque la situación económica de las familias también empeora. “Esto se relaciona con el crecimiento del seguro de desempleo en la educación; si bien se ha derivado a personas que no tienen relación directa con los alumnos, no es el espíritu de ningún colegio mandar gente al seguro”, afirmó.

Al respecto, Noya explicó que hubo una reunión tripartita en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada, pero “no fue un encuentro fructífero”. “En el caso de los docentes es característico el multiempleo en varios colegios, lo que complica el seguro de paro, y lo mismo pasa con quienes tienen un trabajo público, que no permite ningún tipo de seguro de desempleo. Esto genera situaciones de mucha injusticia. En la reunión en el MTSS se pidió flexibilizar la normativa y se nos dijo que lo iban a estudiar pero que la primera respuesta era negativa, porque había otros sectores de la economía que podían llegar a plantear lo mismo y no se sabía si eso podría llegar a ser un problema”.

Problemas y soluciones

Según Francisco Varela, director adjunto de AUDEC, la situación de algunos de los colegios ubicados en barrios vulnerables es compleja. “En AUDEC tenemos un volumen de familias bonificadas muy grande, entonces el pedido ha sido que, en la medida de lo posible, quienes puedan pagar la cuota lo hagan, para permitir apoyar a las familias que no puedan. Es un criterio de humanidad y solidaridad”.

En algunas de las instituciones de AUDEC los estudiantes tienen acceso limitado a internet o a los dispositivos. “Con un fuerte apoyo de los educadores estamos llamando uno a uno para conocer cuáles son las razones por las que no pueden conectarse. En algunos casos concretos, por ejemplo, los alumnos que van a un club de niños o un centro juvenil que brindan el servicio de alimentación también usan el espacio para poder conectarse y hacer las actividades. A otros alumnos y docentes les hemos prestado laptops que teníamos, y nos hemos organizado para entregarles materiales impresos una vez a la semana, porque la equidad es fundamental”, explicó.

Varela y Noya concuerdan en la importancia que ha tenido la plataforma CREA, de Plan Ceibal, para mantener el vínculo con los estudiantes, más allá de que varios colegios han podido acceder a otras plataformas educativas pagas. A medida que pasan las semanas, la estrategia ha sido aumentar las clases sincrónicas como forma de avanzar en el contenido programático de los cursos.

La virtualidad, según Noya, trae consigo un problema, principalmente para los niños más pequeños que necesitan un adulto que los guíe. El docente remarcó: “Siempre necesitamos un contexto que impulse a los niños, pero con esta nueva normalidad necesitamos mucho más que la familia participe en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Después de lo económico, el principal reclamo de los padres es que ellos tienen que estar muy presentes para poder llevar adelante la educación de los chiquilines, y esto tienen que combinarlo con sus trabajos y otras cosas. Entendemos que es una situación complicada, pero ahora es cuando se hace fundamental la presencia de la familia en la educación de los chicos”.

Reclamos en Defensa al Consumidor

Defensa al Consumidor informó la semana pasada que se triplicaron los reclamos hechos por padres que envían a sus hijos a colegios privados, según informó El País. En total fueron 16 las familias que hicieron un reclamo. El presidente de AIDEP consideró que no fueron muchas, pero dijo que de todas formas le “sorprendió” la actitud. Según opinó, “la mayor parte de las familias, al elegir el colegio, escogen el proyecto educativo y lo acompañan bien, y buscan junto con las instituciones las posibles soluciones. Pero también entendemos a las familias que se acercan desde el lugar de la demanda con una perspectiva más clientelista; estamos todos afectados desde el punto de vista emocional, entendemos que haya desbordes y que a veces las instituciones educativas son depositarias de eso”.