El reclamo tiene vigencia desde hace más de diez años, pero la crisis económica y social provocada por la covid-19, sumada a la discusión del presupuesto en el Parlamento, hizo que los estudiantes de Medicina alzaran la voz. El internado es parte del último año de la carrera de doctor en Medicina de la Universidad de la República (Udelar). Durante ese tiempo los estudiantes deben trabajar en hospitales, insertos en el equipo de salud, y rotar cada tres meses hasta completar el año. La generación del internado 2020 tiene 580 estudiantes: 380 recibirán salario y seguridad social por parte de sus empleadores, mientras que los 200 restantes deberán hacer su práctica preprofesional gratis.

Mariana Kenny, estudiante de esta generación, que comienza a trabajar en hospitales el 1º de agosto, explicó a la diaria que todos los años hay más estudiantes que cupos rentados en el internado, pero “a raíz de la pandemia, la situación de los estudiantes se agravó no sólo por la exposición en sus lugares de trabajo, sino porque la economía de las familias que los sustentan está muy debilitada. Este año, más que nunca, va a haber gente que no pueda hacer el internado sin que le paguen el sueldo que corresponde, y por lo tanto no se puede recibir”.

El sueldo de los internos lo pagan los prestadores de salud. Por el momento la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) tiene aproximadamente 250 cupos; el Hospital de Clínicas de la Udelar, 92 cargos; las mutualistas privadas de Montevideo y el interior, unos 20 puestos; y las policlínicas de la Intendencia de Montevideo, otros 20. En general, los salarios rondan entre 21.000 y 28.000 pesos, según el prestador, por entre 36 y 44 horas semanales.

Los estudiantes comenzaron en mayo una serie de reuniones con todos los actores involucrados. Fueron recibidos en los ministerios de Salud Pública y Trabajo y Seguridad Social, por el decano de la Facultad de Medicina (Fmed), por el rector de la Udelar y por el representante de los trabajadores en el directorio de ASSE.

Según Kenny, “todos apoyan la causa, pero en realidad no hay hechos concretos. Al haber tantos actores no hay una solución estructural. Todos los años agregan cargos presupuestados, pero el problema sigue estando”. Lo ideal es encontrar una solución a largo plazo, pero por el momento buscan cubrir el salario de esta generación, que costaría un millón de dólares, aproximadamente.

El origen del problema

En 1985 el internado pasó a ser obligatorio; hasta 2008 la situación estaba controlada porque la prueba para entrar al internado era eliminatoria y los cargos presupuestados alcanzaban para los que pasaban la prueba. Con el cambio de plan, en 2008 la prueba pasó a ser una etapa de prelación, lo que tuvo como consecuencia que los cupos pagos empezaran a escasear. El verdadero problema llegó en 2015, cuando se juntaron dos generaciones a hacer el internado: la 2008, con el plan de siete años de duración, y la del plan anterior, que duraba ocho años. A partir de ese momento los cupos no presupuestados comenzaron a contarse por centenas y la brecha no se pudo achicar.

La respuesta de ASSE

ASSE ofrece cerca de 250 puestos remunerados y completa el resto de los cargos necesarios, pero sin salarios. la diaria consultó al gerente general de ASSE, Eduardo Henderson, sobre qué posibilidades hay de aumentar los cargos presupuestados. “Ninguna, absolutamente ninguna, es imposible”, fue la respuesta. Además, subrayó que ASSE ya hace “su mayor esfuerzo” en mantener los cargos que siempre tuvo, a pesar de la situación de emergencia.

Consultado sobre si este tema entra en el próximo pedido de presupuesto, el gerente general respondió: “No está en la lista de prioridades del quinquenio. Tenemos objetivos más directos, como reforzar el primer nivel de atención. En este momento hemos tenido mucho apoyo y solidaridad, pero tenemos que cubrir el aumento de camas de internación con recursos humanos, entre otros puntos”.

Para Henderson, quien antes de asumir su cargo en ASSE fue director de Plan de Estudios en la Fmed, una posible solución a este problema es “expandir la cantidad de prestadores que ofrecen cupos para internados; en vez de pedirnos a los que ya tenemos cupos que los aumentemos, podría pedírsele a los que aún no ofrecen ninguno”.

Ante este planteo la respuesta suele ser que la Udelar tendría que proporcionar docentes para que supervisen a los internos, pero Henderson dice que no es necesario. “No en todos los lugares donde hay internos hay docentes. Se ha hecho el trabajo en la Fmed de establecer criterios para que los estudiantes sean evaluados por las direcciones de los hospitales y los servicios de emergencia. Es una actividad de mucha práctica, que siempre necesita supervisión, sea de un docente o de médicos con vastísima experiencia”.

Los planteos de la Fmed

El decano de la Fmed, Miguel Martínez, afirmó que “este año, al igual que otras veces, se intenta involucrar más a las instituciones mutuales, porque ahora sólo hay dos. Queremos que participen más en el llamado a internos, porque es un sistema importante; de hecho, es una contribución que se hace a la mutualista, y son parte del Sistema Nacional Integrado de Salud [SNIS]. Estamos seguros de que la acción del interno favorece y facilita la calidad asistencial final”.

Según Martínez, “las mutualistas han sido bastante amplias, están estudiando la propuesta, pero estamos en una situación difícil a nivel país. El año pasado se hizo también este trabajo y tuvo un impacto más rápido. Ahora seguimos trabajando, vamos a hacer todo lo que podamos para incorporar a todos los estudiantes dentro de los cupos remunerados”.

En esta línea, Matías Mereles, representante del orden estudiantil, y Mariana Cora, directora de carrera de Medicina, subrayaron el trabajo que se hace para incorporar a las mutualistas al sistema no sólo en el internado sino también en todos los niveles de prácticas preprofesionales.

Asimismo, señalaron que parte importante de este proceso es que la Udelar pueda garantizar la calidad de la enseñanza en las mutualistas no sólo para beneficio de los estudiantes, sino para asegurar la calidad de la atención en el primer nivel. Pero en tanto el SNIS es uno solo, el próximo paso a dar es incorporar a las mutualistas, que reciben financiación del Fonasa, en la formación de quienes serán personal de salud en el futuro.

¿Cómo se elige al que cobra?

Todos los años se hace una prueba para entrar al internado, que deriva en una lista de prelación; en ese orden los estudiantes eligen dónde hacer la práctica, y los 380 que obtienen puntajes más altos son los que recibirán sueldo. Generalmente los primeros toman los lugares con más docentes y mejor pagos, mientras que para los últimos quedan los lugares sin salario y con menor supervisión docente. Este año, debido a la emergencia sanitaria se canceló la prueba, y la lista de prelación se armará de acuerdo con la escolaridad de los estudiantes.

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