La figura de educador existe desde hace años en escuelas técnicas de UTU que trabajan con estudiantes con un alto riesgo de desvinculación del sistema educativo. Hasta el año pasado trabajaban en tres espacios de UTU donde las materias se trabajan en conjunto para que los estudiantes no tengan que pasar por una currícula tan fragmentada. En concreto, los educadores trabajaban en el programa Rumbo, en Formación Profesional Básica (FPB) y en Centros Educativos Comunitarios (CEC), pensados para quienes se desvincularon previamente y buscan reinsertarse en el sistema. Estos profesionales, entre los que hay educadores sociales, psicólogos y otros, contaban con una carga horaria de diez horas cada 20 estudiantes que atendían, si bien a esa cifra podían sumarse más jóvenes.

Antes del inicio de este año lectivo fue noticia que las autoridades de la Dirección General de Educación Técnico Profesional pretendían que los educadores atendieran a 40 estudiantes cada diez horas. Luego de una negociación con la Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu), se fijó que con esa carga horaria darían atención a 25 estudiantes, cinco más que en 2020, pero también a “emergentes” que surgieran en grupos de ciclo básico, en función de que lo solicitaran las direcciones de las distintas escuelas técnicas.

En diálogo con la diaria, Leticia Ferrari, vocera de un colectivo de educadoras de la institución, señaló que para 2021 los educadores únicamente pudieron tomar horas en FPB y quedaron excluidos de los CEC y del programa Rumbo. Por su parte, explicó que esta nueva realidad dificultó el trabajo cotidiano. En primer lugar, mencionó que si un educador debe trabajar con un grupo entero de primer año ello implica que aumente considerablemente la cantidad de estudiantes a cargo y, al mismo tiempo, no está definido qué se entiende por “emergente” y, por lo tanto, cuándo debe hacerse la intervención. En suma, detalló que los primeros años del ciclo básico de UTU no trabajan integrando las distintas materias, lo que complejiza las posibilidades de intervención de los educadores. Precisamente, este rol funciona como un “nexo” entre los profesores, que en FPB, Rumbo y los CEC cuentan con reuniones semanales de coordinación, pero también entre los docentes y los estudiantes y sus familias, detalló Ferrari. La educadora mencionó que trabajan en fuerte vínculo con la comunidad y que, por ejemplo, es frecuente que pauten consultas médicas para los jóvenes o que busquen atención psicológica para ellos.

Ferrari lamentó especialmente tener que vivir esta situación en el actual contexto sanitario, ya que el año pasado las educadoras fueron importantes para sostener el vínculo de los estudiantes con la institución educativa durante la suspensión de la presencialidad. En concreto, mencionó que iban a las casas a verlos y les llevaban los deberes. Ferrari dijo que “no hay otro rol como el del educador” en UTU, y lamentó que ese rol también “está siendo muy castigado” en las convocatorias de otros organismos del Estado, al tiempo que dijo tener miedo por la desaparición de esta figura en la educación técnica.

Presente y futuro

Más allá de la ya reducción de 400 horas del FPB anunciada en diciembre, Ferrari señaló que las educadoras se enteraron del escenario planteado para 2021 a pocos días del inicio del año lectivo. Según ilustró, el hecho de que hubiera menos horas y programas disponibles para trabajar hizo que muchas integrantes del colectivo tengan menos horas y que cerca de 30 educadoras que habían tomado horas en 2020 no pudieran hacerlo este año. Además, Ferrari lamentó que muchas de las integrantes del colectivo todavía no cobraron el salario correspondiente a marzo y que ellas y sus familias perdieron la cobertura social y de salud en plena pandemia, ya que tomaron posesión de las horas después de que cierra la liquidación de sueldos. Al respecto, agregó que la elección de horas ya se había retrasado en años anteriores y nunca dejaron de cobrar el salario ni de acceder a los beneficios sociales.

Consultado por la diaria, el director general de Educación Técnico Profesional, Juan Pereyra, explicó que estos retrasos se pueden haber generado por la existencia de una mesa de negociación con Afutu que hizo que algunos actos de elección de horas se suspendieran antes del inicio de clases. En suma, señaló que si bien se intentó que todos los funcionarios cobraran el salario a tiempo, la reducción de la presencialidad en el organismo puede haber incidido en que algunas situaciones no pudieran ser atendidas. De todas formas, aseguró que en esos casos los funcionarios cobrarán los haberes de marzo en abril. Por su parte, mencionó que después del 1º de marzo se siguieron creando grupos en escuelas técnicas de todo el país, lo que implicó un aumento en la cantidad de grupos respecto del año pasado, pero también hizo que se abrieran períodos de elección de horas con el año lectivo en marcha.

Según Pereyra, a partir de planteos que recibieron desde distintas escuelas técnicas, UTU valoró que, en general, la figura del educador “no dio los resultados que debería dar”, más allá de que “hay gente muy cumplidora que tiene la camiseta puesta”. En suma, mencionó que el rol de educador muchas veces se “superpone” con el de los adscriptos, por lo que consideraron necesario introducir cambios. Además, mencionó que dichos cambios también se fundamentan en la “reestructura” que se está pensando para el FPB, programa en el que trabajan los educadores.