La Internacional de la Educación (IE) nuclea a más de 400 sindicatos de ese sector en todo el mundo. Actualmente, su secretario general es el estadounidense David Edwards, quien esta semana llegó a Uruguay, meses después de apoyar un reclamo de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes) ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por “persecución antisindical” de la Dirección General de Educación Secundaria.
Cuando en 2010 asumió la presidencia José Mujica, Edwards pensó que “nunca más” iba a haber una política “antisindical” por parte del gobierno hacia los docentes, pero se preocupó en el momento en que Fenapes y la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), ambos sindicatos afiliados a la IE, le advirtieron sobre la apertura de sumarios hacia profesores sindicalizados y otros episodios que a su entender violentan la libertad sindical. Tal es así que cuando llegó la queja a la OIT le dijo al director de ese organismo internacional que prestara atención, porque lo que estaba sucediendo era “súper serio”. Para el sindicalista, hay “derechos fundamentales de la libre expresión” que el Estado uruguayo está violando.
Entre conferencias de prensa, mesas de debate sobre la libertad sindical y exposiciones como la del jueves en el Paraninfo de la Universidad de la República, Edwards visitará hoy a Mujica junto al presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, para “ponerse al día”, tal como lo hizo esta semana con el mandatario argentino, Alberto Fernández. Luego partirá rumbo a Bruselas, en Bélgica, donde reside desde hace casi 12 años para desempeñar su trabajo en la IE. Lo que sigue es un resumen de su entrevista con la diaria.
Tras la pandemia, ¿cuáles son los desafíos que se plantean para la educación a nivel mundial?
Cuando empezó la pandemia mucha gente en todo el mundo perdió su trabajo. Eso significó que en los países con escuelas privadas y altamente privatizadas, [las familias] sacaran a sus hijos y los llevaran a la pública. En un momento, la cantidad de estudiantes en la educación pública se incrementó, en Perú, en India, en todo el mundo. No había suficientes docentes y tampoco espacio. Con la información sobre qué es la covid-19 nos dimos cuenta de que no podíamos tocarnos porque no sabíamos qué era lo que estaba en el aire. Cuando fue muy claro que la ventilación era la cosa más importante para reabrir las escuelas, tomaron nota de que la gran mayoría de las escuelas públicas no tenían el espacio ni la capacidad de recibir a tantos alumnos.
Si uno ve lo que pasó –y pasa– en África es diferente. Por ejemplo, yo estuve hablando con un maestro de Uganda y se reía y lloraba a la vez cuando leía las medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud. Allí decían que los chicos se tenían que lavar las manos y él me comentaba: “No tenemos agua potable”. Respecto del uso del tapabocas, lo mismo: “No tenemos tapabocas”, me comentaba. Y sobre la tecnología, decía: “No tenemos ni electricidad ni internet, todos los materiales los tenemos que fotocopiar nosotros”. Las desigualdades siempre han existido, pero la pandemia las acrecentó y las hizo peor.
Y con eso viene el pedido de un Estado robusto, que apueste a la infraestructura y tecnología para estos centros educativos.
En la mitad de la pandemia, al juntarnos como organización, dijimos que íbamos a hacer una auditoría de equidad para evaluar si vamos a cumplir con todos esos requisitos en términos de infraestructura, de tecnología, capacitación... Muchos países dijeron que ni llegan a 6% del producto interno bruto que está recomendado para la educación como mínimo; por lo tanto, ahora vamos a necesitar entre 8% y 10% para poder asegurar que todos los chicos tengan lo básico.
Al mismo tiempo, muchos de los ingresos de los impuestos estaban yendo a la salud. Creo que de todo el dinero que fue donado durante la pandemia, solamente 3% fue a la educación. Lo que vimos es que los países ricos aumentaron la inversión en educación, dieron estímulos, mientras que en los países medianos y más pobres se bajó 40% esa inversión.
¿Cuánto pueden afectar a la soberanía los préstamos destinados a la educación que grandes organismos internacionales, como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), otorgan a los países?
Cada préstamo es distinto. Si uno es un país como China, India, reciben condiciones favorables. Los más pequeños, en cambio, no. No pueden sentarse a negociar, muchos ya tienen deudas. Hay países donde 40% de la ganancia anual va para los intereses que les cobran estos organismos. Un gran problema fue la necesidad de invertir en un sistema de salud pública, ¡hasta el BM tuvo que admitir que el sistema privado no estaba funcionando! Por eso la necesidad de expandir la salud pública. El BM decía que quizá debíamos dar dinero o préstamos a gobiernos para que ellos den bonos a los profesores en las escuelas privadas que perdieron su trabajo. Como siempre, atacan a la educación pública. Estaban diciendo que debíamos dar vouchers para los privados, algo que es ridículo. No tiene sentido, no es sostenible. Pero el BM y el FMI normalmente ponen un límite sobre el monto que se puede usar para los salarios, entonces, hay un techo que ellos imponen, lo que no es negociado colectivamente con sindicatos. Te dicen: “No pueden gastar más que esto”. Entonces, el BM dice que hay una forma de contratar a gente no sindicalizada, que es súper fácil de echar, a quienes se puede hacer el pago por mérito, por evaluación de desempeño, y podés echarlos cuando querés. Eso implica que el trabajador pase de lo formal a lo informal.
Con el BM no tenemos mucho amor: yo los critico, ellos me critican, y está bien, no pasa nada. Lo que yo no acepto es que ellos siempre quieran reducir la educación diciendo que es “muy filosófica”, que “los chicos no aprenden nada”, que “no saben leer ni escribir”, que “hay una pobreza en la lectura”. Sí, los docentes desde siempre hemos dicho que hay problemas en lectura y escritura, por eso pedimos más recursos para tratar eso, pero ellos lo hacen con pruebas estandarizadas. Entonces, ahora los préstamos vienen con la condición de que [en los países que los reciben] se tome una prueba estandarizada.
El ministro uruguayo de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, ha dicho que es un error conceptual centrarse en los recursos, que hay que hacerlo en los resultados. ¿Qué reflexión le merece?
Me parece muy chistoso. Es como decirle a un cocinero que yo quiero un pastel, pero no importan los ingredientes que use, pero dámelo, quiero el pastel, es sólo el resultado lo que importa. Eso es ridículo. También sabemos que la gestión basada en resultados es una mentira que viene de la década del 80, ha fracasado totalmente. Es una cosa que yo no recomiendo; muchos de los expertos en educación de Finlandia o Canadá, que tienen mejor calidad y equidad educativa, hablan de cooperación, confianza, claridad en la misión, continuidad en el servicio, de profesionalización en apoyo a los docentes y asegurar que todos los chicos tengan las mismas oportunidades. Eso es lo importante y no significa que todos reciban exactamente lo mismo; algunos van a necesitar más. Eso es equidad versus igualdad. Me gustaría discutir con el ministro sobre este punto.
Hablaba del presupuesto que se necesita para infraestructura y tecnología, y la pandemia extendió el uso de plataformas virtuales. ¿Qué tanto se pueden complementar con la presencialidad?
Se pueden complementar si eso es llevado adelante por profesionales. Una semana antes de la pandemia, algunos decían “qué lindo sería hacer todo en línea”, pero está el suicidio, la depresión, hay chicos muriéndose de ganas de volver a la presencialidad. Hay una revalorización importante de la escuela pública porque es irremplazable.
“Hemos perdido a un montón de docentes durante la pandemia. Estudios que hemos hecho arrojaron que muchos profesores no solamente estaban estresados sino también enfermos”.
¿Qué pasa con las condiciones laborales de los docentes? Durante este año y medio han sufrido el síndrome de burnout, y esto tampoco se ve contemplado en lo salarial.
Hemos perdido a un montón de docentes durante la pandemia. Estudios que hemos hecho arrojaron que muchos profesores no solamente estaban estresados sino también enfermos. En los países donde existía la virtualidad –que, recordemos, representan menos de la mitad del planeta– había reuniones con padres hasta tarde en la noche, con chicos por internet, algunos presenciales. Además, ellos mismos son padres, ellos mismos tienen que enseñar a sus chicos, tienen que preparar la cena, llevarlos a pasear durante la cuarentena. Muchos plantearon que no podían, que fue demasiado. Por esto ahora podemos perder docentes, y algunos ya se están yendo de la profesión. Por ejemplo, en Estados Unidos 55% dijeron que quieren dejar la profesión, es decir, más de la mitad dijeron que la pandemia los agotó.
“¿Hay profesores que iban a ser echados por sacarse una foto? ¡Por favor! Es realmente deprimente, es antidemocrático”.
¿Por qué apoyó la queja de Fenapes ante la OIT?
Conozco muchos países y docentes en todo el mundo. En los últimos 25 años de mi vida los uruguayos siempre han sido los más educados, críticos, militantes en algún sentido, porque saben de sus derechos. Nunca me preocupé después de que [José] Pepe [Mujica] llegara al gobierno, pero cuando José [Olivera, presidente de Fenapes] y Elbia [Pereira, secretaria general de la Federación de Magisterio] me comentaban lo que estaba pasando, me metí a ver a los casos de persecución sindical. ¡No lo podía creer! Son derechos fundamentales de la libre expresión. ¿Hay profesores que iban a ser echados por sacarse una foto? ¡Por favor! Es realmente deprimente, es antidemocrático. Sé que hay partidos militares autoritarios en muchos países que están atrás de eso porque saben que los sindicatos son algo democrático. El miedo que tienen [las autoridades] es que van a enseñar a los chicos a demandar sus derechos. Yo llamé al director general de la OIT, porque es un amigo, y mientras me hablaba de la situación de Kenia y otros lugares, le dije: “Ojo con lo que está pasando en Uruguay, es súper serio”.
¿La persecución a docentes depende del signo político del gobierno?
La persecución a los docentes normalmente viene de la derecha. Esto no lo esperaba de países democráticos, sino de los antidemocráticos.
El 27 de marzo se va a llevar adelante un referéndum para derogar 135 artículos de la ley de urgente consideración. Entre ellos, hay 34 artículos referidos a educación. ¿Sabe de qué tratan en concreto?
No leí todos los artículos, pero me preocupan las condiciones que se están permitiendo. Si no vamos a mercantilizar pero vamos a sacar la palabra [“pública”], eso es muy preocupante. No vamos a permitir que gente de afuera venga a vender la educación nacional. Lo que me preocupa más es el miedo al punto de vista diferente. Ustedes ahora están abriendo la puerta a la privatización. Además, ¿hay tanta violencia policial y das más poder a los policías? Además de la educación, también me preocupo por eso.