Con los votos de los tres representantes políticos en el Consejo Directivo Central (Codicen), la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) aprobó la semana pasada los programas preliminares para segundo y tercero de bachillerato, actuales quinto y sexto grado, tanto para Secundaria como para UTU. Si bien las críticas por falta de participación de sindicatos y otros colectivos docentes se mantienen, el proceso de elaboración de estos programas fue distinto respecto de años anteriores.

La propia ANEP presentó en abril de este año la forma de trabajo para su confección. Además de los equipos integrados por docentes e inspectores del ente especializados en las distintas asignaturas y en el tramo formativo, también se convocó a representantes de otros organismos públicos -académicos y también de otros ámbitos- y de organizaciones de distintos sectores de la sociedad. 

En diálogo con la diaria, la directora ejecutiva de Políticas Educativas de la ANEP, Adriana Aristimuño, contó que el equipo técnico del ente fue integrado por 39 docentes e inspectores de Secundaria, 46 de UTU, además de diez personas de la Asamblea Técnico Docente (ATD) de ese subsistema. El número final de 123 personas es cerrado por los 28 docentes del Consejo de Formación en Educación que también fueron parte activa del proceso. Además, contó que en distintos momentos del proceso se hizo parte al equipo consultivo, que fue integrado por 74 personas, pertenecientes a nueve facultades de la Universidad de la República, Ceibal, el consejo de rectores de las universidades privadas, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y varias asociaciones profesionales de profesores, entre otros actores.

Según detalló la jerarca, el 29 de abril se instalaron los dos equipos y realizaron un primer encuentro conjunto. Luego, del 7 al 9 de mayo, el equipo de la ANEP trabajó en la estructura de los programas a partir del perfil del último tramo de la educación media, y el 12 de junio se presentó lo trabajado ante el equipo consultivo. Aristimuño destacó que en esa instancia hubo “mucho intercambio” y que se trabajó en función de las distintas áreas disciplinares establecidas en el plan. Finalmente, del 15 al 17 de julio el equipo técnico trabajó “en régimen de dedicación completa” durante tres días en el Hotel del Lago y el último día se recibió nuevamente al equipo consultivo. “Los visité y la verdad que estuvo muy interesante, estuve recorriendo mesas de trabajo donde se discutían temas como por qué discutir las cuestiones ecológicas, qué discutir sobre la energía o por qué hablar de la vida”, contó.

El resultado del trabajo liderado por Verónica Zorrilla de San Martín, de la dirección ejecutiva de Políticas Educativas, dejó 62 programas preliminares para los dos últimos grados de Secundaria y 432 para ese tramo de UTU, que cuenta con más orientaciones.

Aristimuño destacó que, a diferencia del plan anterior, todos los programas diseñados tienen la misma estructura: “Empiezan con las competencias específicas que pretende lograr cada programa, los contenidos que responden al desarrollo de esas competencias y los criterios de logro, que son una de las grandes novedades de esta transformación que ojalá que se mantenga”, expresó la jerarca. En adición, destacó que “luego el docente tiene la libertad de fijar las metas que deben alcanzar sus estudiantes en función de esos criterios de logro”, lo que les da a los profesores “una importante autonomía curricular”. Además, todos los programas cuentan con orientaciones metodológicas y de evaluación, sección en la que, por ejemplo, en muchos casos se sugieren métodos como el de aprendizaje basado en proyectos y también el trabajo conjunto con otras asignaturas. Finalmente, cada documento tiene una bibliografía sugerida para el docente y también para el estudiante.

El lunes, los programas serán discutidos por las ATD en escuelas, liceos y escuelas técnicas, y y después en la asamblea nacional, lo que fue criticado por colectivos docentes por la superposición en Secundaria y UTU, ya que hay docentes que trabajan en ambos subsistemas. Las ATD elevarán un informe al Codicen y, de acuerdo al cronograma de la ANEP, la propuesta final ingresará al organismo en octubre. Una vez aprobados definitivamente, quedarán prontos para su aplicación el año que viene y, de esa forma, la transformación curricular ya regirá en todos los grados de la educación obligatoria.

Programa de sexto año incorporó concepto de “terrorismo de Estado”, que había sido suprimido en cuarto

A nivel del contenido de los programas, uno de los aspectos más debatidos fue la terminología para referirse a la última dictadura y sus causas en los programas de Historia. En el caso de noveno grado, primero el Codicen resolvió quitar el término “terrorismo de Estado” respecto de la versión que había sido elaborada por los equipos técnicos, aunque luego la expresión fue reincorporada en la versión final del programa

Este año volvió a instalarse la polémica cuando profesores de la asignatura notaron que la expresión había sido sustituida en el programa de primero de bachillerato, pese a que sí estaba en la versión preliminar que meses antes puso a discusión la ANEP. Dicho cambio fue votado por los consejeros políticos en el Codicen al aprobar el programa definitivo.

En el caso del programa preliminar de tercero de bachillerato -actual sexto grado- el término “terrorismo de Estado” se vuelve a incluir entre los contenidos, concretamente en un módulo que habla de la segunda mitad del siglo pasado, dentro de un apartado denominado “Democracia, crisis, violencia y recuperación: el Uruguay de las últimas décadas del siglo XX en el contexto regional”. El término aparece mencionado en el contenido “el golpe y la construcción dictatorial civil/militar del Uruguay: las medidas del régimen, el terrorismo de Estado, las resistencias y el retorno a la democracia”. En el apartado, además, se incluye el término “terrorismo político” para referirse a lo ocurrido en los años previos a la dictadura, inclusión que se dio en el Codicen a pedido del consejero Juan Gabito.

Según dijo Gabito a El País, en el programa de primero de bachillerato el término se suprimió porque se definió sacar el abordaje de la historia nacional en ese grado y, por su parte, se votó su inclusión en el del tercer grado de ese tramo. No obstante, fundamentó que se buscó “balancear” con la idea del “terrorismo político que lo antecedió”.

Demasi valoró positivamente la inclusión del término “terrorismo de Estado”, más allá de que se “iguala” con el “terrorismo político”

Consultado por la diaria, el profesor e historiador Carlos Demasi planteó que, en general, cualquier programa tiene una especie de “expresión de deseo” de quien lo elabora, que apunta a dirigir “la forma en que se dictan las clases”. Sin embargo, valoró que “eso está mucho más allá de cualquier programa”, que funciona más como un “perímetro de contenidos aceptados”, ya que la forma en que se va a enseñar depende exclusivamente del docente.

En ese marco, el historiador valoró positivamente la inclusión del término “terrorismo de Estado” para hablar de lo ocurrido en dictadura en el programa de tercero de bachillerato, más allá de que aparece igualado a la idea de “terrorismo político”. Al respecto, señaló que si bien tiene la impresión de que el Codicen quiso referirse al “terrorismo de izquierda”, en realidad se trata de un concepto más amplio, que incluye al terrorismo de grupos de derecha, que son “los pioneros del terrorismo en Uruguay”, según valoró. De todas formas, consideró que la presencia de ambos términos en el programa le permite al profesor “la posibilidad de ponerlos en debate y en el intercambio mostrar por qué son distintos y por qué la gravedad de uno es infinitamente mayor que la del otro”.

Más allá de que si el término “terrorismo de Estado” no estuviera en el programa los docentes seguramente lo iban a dar igual, el especialista en pasado reciente entendió que los pone a resguardo de posibles represalias. Sobre este punto se refirió concretamente al rol de algunos inspectores, ya que durante la dictadura dicha figura abandonó su rol técnico por uno de contralor. Si bien señaló que muchos inspectores no sienten de esa manera su actividad, hay quienes siguen apegados a lo coercitivo. Por lo tanto, el hecho de que un concepto figure en un programa es una garantía para los profesores a la hora de abordarlo en clase. 

Respecto de otros puntos del programa, Demasi observa que una buena cantidad de los contenidos que aparecen refieren más a “cómo se construyen” algunos conceptos y a “debates historiográficos” que se dan al respecto, por ejemplo, sobre la idea de revolución y cómo ha ido variando a lo largo del tiempo. Además, y con una mirada crítica del modelo de competencias priorizado por la ANEP, Demasi señaló que en estos programas las disciplinas quedan “desdibujadas”, lo que presenta aspectos problemáticos para el ejercicio de la ciudadanía y también para la continuidad de los estudios en la educación terciaria; si bien afirmó que la realidad es compleja, sostuvo que la mirada disciplinar sigue siendo necesaria. 

Según agregó, si los contenidos se van eligiendo en función de las competencias que se busca que adquieran los estudiantes, se genera “discontinuidad” de un año a otro. Por su parte, cuestionó que los intereses de los estudiantes deban ser el principal criterio para definir los contenidos a abordar, ya que, justamente, “el sistema educativo se te impone para que vos puedas aprender cosas que de otra forma no lo harías”.

Otro cambio que apuntó respecto de los demás programas de la transformación curricular es que, a diferencia del programa de noveno grado, que había apostado por reducir la bibliografía recomendada, ahora se vuelve a listados más amplios de textos de referencia para los docentes. El historiador ve positivamente el cambio de criterio, ya que las bibliografías de los programas sirven sobre todo para que los profesores tengan “un amplio abanico de libros” para que evalúen su utilización, en función de lo que les parezca mejor para su clase. 

Coordinadora en Defensa de la Filosofía cuestionó programas propuestos para la asignatura en bachillerato

Al poco tiempo de haber accedido a los programas preliminares, que fueron publicados en la web de la ANEP el jueves, la Coordinadora en Defensa de la Filosofía y su Enseñanza emitió un comunicado en el que hace un primer análisis sobre los documentos referidos a la asignatura, que tiene presencia en segundo y tercero de bachillerato para todos los estudiantes de Secundaria y el tercero de bachillerato para todos los alumnos de UTU.

El colectivo cuestiona que los programas hayan sido elaborados sin la participación del grueso de los docentes y afirman que “ello contradice una tradición que va desde la dictadura cívico-militar y hasta la administración actual”. Al respecto, recuerdan que reiteradamente plantearon a las autoridades de la ANEP la necesidad de convocar a salas de profesores de Filosofía para discutir la propuesta, pero ello no se concretó. Por el contrario, afirman que los programas se elaboraron “a puertas cerradas”, sin que siquiera pudieran participar todos los integrantes del equipo de inspectores de la asignatura en Secundaria.

Además de cuestiones de forma, la coordinadora también rechaza el contenido de los programas preliminares. Al igual que ya lo hicieron anteriormente, afirman que el modelo competencial de la reforma es un “marco antifilosófico por su centralidad en una concepción de la educación guiada por una racionalidad técnica y funcional a las demandas del mundo laboral y no en la capacidad de los sujetos para pensar de forma crítica, creativa y cuidadosa”.

Por su parte, el colectivo entiende que los programas de la asignatura son “inconsistentes”, ya que “mezclan de manera arbitraria problemas, corrientes filosóficas, autores, conceptos”. En diálogo con la diaria, Mauricio Langón, integrante de la coordinadora, ilustró que en el programa de segundo de bachillerato se marca el desarrollo de competencias que poco tienen que ver entre sí y la mayoría de ellas no está relacionada al saber filosófico. En cuanto a los contenidos propuestos, también cuestionó que aborda áreas muy distintas y poco filosóficas como la psicología, la lingüística o las neurociencias, entre otras.

Según lamentó el docente, los actuales programas no responden a la tradición filosófica mundial, latinoamericana ni nacional, que, por ejemplo, es la que se siguió en la elaboración de planes anteriores. Al respecto, explicó que, a partir de un enfoque problematizador, la coordinadora apuesta por articular las dos grandes líneas que siguen los programas de Filosofía en todo el mundo es una perspectiva temática, a partir de la que se explican modelos desarrollados por distintos pensadores y una evolución en el tiempo de la disciplina.

La coordinadora entiende que los programas elaborados son “complacientes con tópicos en boga” y que están “apurados por un deseo de novedad” que va “en detrimento de la propia disciplina”. Además, se cuestiona que se haya dejado atrás la lógica de los programas vigentes actualmente para bachillerato, que están “centrados en los grandes problemas filosóficos y en la capacidad de cuestionamiento de los sujetos”, para pasar a “un modelo mucho más prescriptivo y centrado en temas y corrientes propios de la educación tradicional”. El colectivo también advierte por la falta de fundamentos en la selección de los temas y autores, y señala que parecen basarse más “en una preferencia individual” que en razones pedagógicas de la enseñanza de la disciplina.

Por todo ello, Langón espera que se dé lugar al pedido que hace la coordinadora para que se convoque a una discusión más amplia sobre los programas y que el año que viene sigan vigentes los actuales.

Cambios en Sociología y Educación Ciudadana

Entre otros cambios, se propone que el programa de la asignatura Educación Ciudadana, obligatoria en segundo año de bachillerato, ya no tenga los contenidos del módulo “El sistema político (Estado y ciudadanía)” del programa actual, que incluía contenidos como “Principios de la democracia (con especial atención a la soberanía popular, separación de poderes y derechos humanos); la figura del defensor del pueblo (comisionado parlamentario y defensor del vecino)”, y también contenidos referidos al régimen de gobierno, integración de poderes, partidos políticos y sistema electoral.

Por su parte, la asignatura Sociología, correspondiente al espacio Ciencias Sociales y Humanidades -que equivaldría al actual quinto Humanístico-, incorpora como contenido la teoría crítica, “los aportes de Gramsci” sobre la hegemonía cultural y también “el papel de la clase dominante y la sociedad civil”. Otro de los temas son “praxis revolucionaria, Escuela de Frankfurt, [Theodor] Adorno y la crítica al capitalismo moderno. Por su parte, con relación al actual programa se eliminan contenidos vinculados a las clases sociales y en su lugar entran otras nociones como la teoría de la estructuración de Giddens, violencia simbólica de Bourdieu y el análisis del poder de Foucault.

En el programa preliminar tampoco está el contenido que actualmente se define como “otras formas de desigualdad: género; patriarcado; sexismo y homofobia; edades; discriminación; etnias; etnicidad, etnocentrismo, racismo, minorías”. En tanto, se introducen más temas dentro de una aproximación a la investigación sociológica en el país, como “género y cuidados; personas mayores y cuidados; violencia basada en género y generaciones, y pobreza, exclusión y marginalidad”.

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