Como es habitual en los temas que involucran a la Transformación Educativa que promueve la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Julián Mazzoni, consejero en representación de los docentes en el Consejo Directivo Central (Codicen) tiene una mirada distinta a la de las autoridades políticas. El análisis de los resultados de 2023 en la Dirección General de Educación Secundaria (DGES) no fue la excepción, ya que a partir de los datos del Monitor Educativo Liceal presentado esta semana, tanto la presidenta del Codicen, Virginia Cáceres, como la titular de la DGES, Jenifer Cherro, relacionaron distintas medidas tomadas en el marco de la transformación curricular con la baja de la desvinculación interanual en todos los grados y la mejora en la promoción en los grados en los que se aplicó la reforma.

En diálogo con la diaria, Mazzoni aseguró que el análisis de los datos que hicieron las autoridades políticas tiene que ver con el contexto de año electoral, en el que desde el gobierno “quieren mostrar cifras que consideran que justifican acciones que se han tomado”. “No se pueden analizar los resultados de pasaje de grado y de finalización de ciclos sin tener en cuenta que ha habido modificaciones importantes de los criterios de evaluación, porque, si no, estamos haciendo trampas al solitario”, planteó. 

Dichas modificaciones se llevaron a cabo entre 2020 y 2022 y consistieron en la eliminación de las inasistencias como causal de repetición, la posibilidad de pasar de grado con una mayor cantidad de asignaturas pendientes –hasta seis en 2020 y hasta cuatro en 2021 y 2022, cuando el límite reglamentario son tres, y también se bajó la nota de exoneración en los cursos de bachillerato–. Además, en 2023, en el caso de la Educación Básica Integrada, que llega a los tres primeros años de liceo, operó un nuevo reglamento de evaluación, que, por ejemplo, eliminó los exámenes y los sustituyó por espacios de acompañamiento en diciembre y febrero.

En ese sentido, al igual que lo había hecho el año pasado, el consejero se mostró preocupado por la mejora de los datos de promoción en un contexto en que las distintas evaluaciones estandarizadas de desempeño de los estudiantes muestran un estancamiento con una leve caída de los aprendizajes. Ahora, a su preocupación se suman los datos presentados sobre inasistencias de los liceales, ya que el monitor de la DGES marca que viene en aumento en los últimos dos años.

¿Qué pasó con las inasistencias en los liceos en los últimos años?

En particular, el promedio de inasistencias fictas al año en ciclo básico fue de 32,2 el año pasado, cuando en 2022 había sido 30,4 y en 2019 de 27,1 faltas. En tanto, en el primer año de la educación media en 2022 y 2023 se registró un promedio de 35,9 faltas en el año, cuando en 2019 era de 26,2 faltas. 

Mazzoni consideró que es una cantidad de faltas muy elevada, ya que, precisamente, se trata de inasistencias fictas. Para su cálculo, las faltas sin justificar suman uno y las inasistencias justificadas suman 0,5, por lo tanto, el consejero valoró que en realidad se puede tratar de más días sin asistir al respectivo centro educativo. “En un caso en que todas las faltas hayan sido con aviso y se haya justificado, el estudiante puede tener hasta 60 faltas”, ilustró, y recordó que el límite que mencionan los reglamentos de evaluación de la Transformación es de 30 faltas fictas. Por ello, concluyó que es un número de faltas “muy alto” que “limita los aprendizajes” que pueden obtener los liceales.

Consultado al respecto, Mazzoni señaló que la asistencia a clase “ya era un tema problemático en los liceos” antes de la pandemia, pero la crisis sanitaria y las medidas que se tomaron para flexibilizar la concurrencia a los centros de estudio “lo agravó”, ya que la asistencia pasó a no tener tanta importancia. “Los muchachos se dieron cuenta de que podían tener muchas más faltas de las que tradicionalmente podían tener y no perder el año; ese mensaje es bastante ambiguo”, afirmó, y dijo que si bien le consta que las autoridades de Secundaria y de Primaria han tomado medidas para contrarrestarlo, hasta ahora no han tenido éxito.

Para el consejero, es necesario “ajustar” y ser “más firmes” respecto de las exigencias de asistencia que plantean los nuevos reglamentos de evaluación, pues una mayor asistencia se reflejará también en la mejora de aprendizajes.

Pese a eliminación de la repetición en séptimo grado, 8,2% de los estudiantes se desvincularon del liceo y no promovieron

Los datos de la DGES también mostraron que, pese a la eliminación de la repetición en el séptimo grado, 8,2% de los estudiantes no lograron promover a octavo porque se desvincularon del centro educativo. Al propósito, Mazzoni dijo que ese dato también habla de la situación generada en torno a las inasistencias de los estudiantes, porque, pese a la flexibilidad, muchos estudiantes terminan desvinculándose de todas formas.

Otro de los puntos destacados por las autoridades políticas de la ANEP fue el buen resultado que están teniendo los distintos espacios de acompañamiento a los estudiantes, tanto por parte de docentes como de otros profesionales. En concreto, Cherro mencionó en la presentación de los datos que la DGES nombró a más psicólogos para que se integren al trabajo en territorio. El consejero docente planteó que, si bien es bueno que los docentes tengan más apoyo, dichos cargos recién fueron nombrados y que es necesario esperar para ver sus efectos en los centros educativos.

Sobre los espacios de acompañamiento que se disponen en diciembre y febrero para los estudiantes que no lograron las competencias esperadas en el transcurso del año, Mazzoni aseguró que “el problema es que los muchachos no los están aprovechando”, ya que, según lo que ha conversado con distintos equipos docentes, muy pocos terminan asistiendo.

Consultado sobre el otorgamiento de apoyos económicos y la propuesta del candidato del Partido Nacional, Álvaro Delgado, de pagar a los estudiantes más pobres que terminen la educación media, el consejero dijo que es partidario de los apoyos económicos, sobre todo porque Uruguay tiene un problema de concentración de la pobreza en niños y adolescentes. No obstante, sostuvo que prefiere hablar de becas que den apoyo a los estudiantes que viven en la pobreza durante toda la cursada y no al momento de egresar. Justamente, valoró que si no recibe apoyos antes de ese momento, “es muy difícil” que un adolescente pobre se pueda sostener en el sistema. Además, apuntó que una propuesta como la de Delgado puede generar ciertas “tensiones” entre docentes y familias, por ejemplo, en el momento en el que un estudiante esté rindiendo las últimas materias antes de egresar.

Por lo tanto, el representante docente en el Codicen reclamó la necesidad de “mejorar el presupuesto de la educación” y que ello incluya “un apoyo importante en materia de becas”. Consideró que también se requiere “mejorar mucho el apoyo alimenticio en la educación media” y evitar que sean los docentes los que tengan que atender directamente ese tipo de situaciones. En cambio, habló de la necesidad de contar con “personal especializado en atender las dificultades alimentarias que tienen los estudiantes”.