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Ina Godoy

Trabajos de restauración del Mercado Agrícola, en Goes · Foto: Nicolás Celaya
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Nuevos tiempos

Es la noche de un viernes de febrero en la estación Goes. Bajo el tinglado, unas 450 personas esperan que la pantalla inflable de Efecto Cine se encienda. El ambiente es familiar, barrial. Los niños corretean, hacen piruetas. Una pareja de adolescentes se manda mensajes sin celular. Las señoras llegan con sus sillas. Los pibes deambulan por calles y esquinas. Uno trepa hasta llegar a las altísimas vigas de hierro que sostienen el techo de la estación.
Foto principal del artículo 'Cosecharás tu siembra' · Foto: Ricardo Antúnez
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Cosecharás tu siembra

Para los lugareños es un paisaje cotidiano el que ofrece el camino Pedro de Mendoza a la altura de la zona que se conoce como Cuchilla Pereira, cuatro kilómetros antes de Las Piedras. Para la mirada citadina, sin embargo, el viaje de una hora en ómnibus urbano desde el centro de Montevideo termina en un paisaje de campos con frutales en flor al costado del camino, digno de una película de Akira Kurosawa.
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Hazte fama y échate a dormir

Es un observador lúcido. Un analista perspicaz. Un profesional de la crítica. Quizás la mejor definición de Norberto Chaves sea la suya: “Soy un polemista nato”. Cuando le preguntan si inventó su profesión, explica que su trabajo tiene ingredientes de comunicación, marketing, diseño y publicidad. Es asesor de identidad corporativa y declara no conocer colegas con una especialización similar a la suya, producto de sus “inclinaciones esquizoides”, dice con el humor ácido que lo caracteriza. Su experiencia como asesor de imagen y marca corporativa incluye hitos como la Ciudad de la Cultura de Galicia o el Museo Nacional-Centro de Arte Reina Sofía.
 Niños jugando al fútbol al costado del arroyo Miguelete, en la zona de Paso Molino. Montevideo, 2010.
 · Foto: Ricardo Antúnez
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República Miguelete

Es el principal curso de agua de la ciudad de Montevideo. En sus márgenes viven más de 300 mil habitantes. Atraviesa el territorio departamental desde su nacimiento en la cuchilla Pereira hasta su desembocadura en la bahía, a la altura de Capurro. Zonas rurales, asentamientos, cementerios, parques y fábricas son algunas de las contrastantes realidades que atraviesa el arroyo Miguelete en sus 22 kilómetros de extensión.
Detrás de la carpa, una chica corre desde su casa rodante hacia el circo, justo a tiempo para salir a escena · Foto: Ricardo Antúnez
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En el camino

Cae la tarde de uno de esos días en los que nadie elegiría salir: ni de la cama, ni de la ducha, ni de la casa, ni del ómnibus. Ni hablar de abrir el paraguas o de visitar un circo un día de temporal. Ingresando por un camino de barro aparentemente intransitable, unas 15 casas rodantes se alinean como un cinturón rodeando la carpa. En la primera, un cincuentón se asoma por una puerta con la mitad superior abierta y afirma que Evelyn Kroner es su hija y vecina. Al lado de ambos tráilers hay dos modernas camionetas estacionadas; la de Evelyn tiene una casa de perro atrás.
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La puerta del pampero

Pasó de ser una costa brava que atrajo a italianos y vascos a ser un codiciado balneario súper top. De la carreta a la 4x4, de la tranquera al embotellamiento y de lo intelectual a lo esnob en cuestión de años. El progreso llegó a las puertas de La Pedrera, un pueblo que prosperó sin perder sus encantos.
Empar Salvador. · Foto: Javier Calvelo
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Mai més

Tratando de recomponer su propia historia y de conocer el alcance de la represión franquista, la española Empar Salvador, autora del libro El genocidio franquista en Valencia. Las fosas silenciadas del cementerio, descubrió el lugar donde el régimen franquista enterró a miles de sus víctimas. Se trata de las fosas comunes más grandes de la historia europea del siglo XX.
Palacio Salvo · Foto: Ricardo Antúnez
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Gigante sin galera

Atalaya privilegiado de la mansedumbre y el bullicio de la bahía y la ciudad, el Palacio Salvo fue creado a modo de agradecimiento a una metrópolis que supo ser amable. Inspirado en La Divina Comedia, albergó desde un teatro a un faro, sin mencionar la cantidad de luminarias que desfilaron por sus pasillos. Hay quienes aseguran que posee un infierno, un purgatorio y un paraíso, igual que su gemelo argentino, el Palacio Barolo