Crónica
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La música salva siempre
Aprender a tocar el violín, la viola o el violoncelo no es apenas desarrollar una aptitud artística, es encontrar concentración, calma, alegría; es formar parte de un equipo que produce el milagro colectivo de la música. Y para estos niños y niñas de la periferia de Cochabamba, es la posibilidad de encontrar el propio valor, de restaurar vínculos, de imaginar el futuro