La Embajada de Argentina en Uruguay emite mensualmente el newsletter “Dos orillas”, donde recoge noticias y artículos de opinión vinculados a la temática de la integración regional. En la edición de setiembre divulgada este jueves, se incluye una nota del embajador de Argentina ante la Unión Europea, Pablo Grinspun, titulada “El relacionamiento externo del Mercosur”, en la que si bien no se hace referencia al anuncio de Uruguay de iniciar contactos para un tratado comercial con China por fuera del bloque, se ratifica la visión del gobierno vecino sobre que no están permitidas las negociaciones individuales.
“Todo mecanismo de integración económica superior a una Zona de Libre Comercio que incorpore un arancel externo común (AEC) entre sus socios exige la negociación conjunta de acuerdos comerciales con terceros. Es el caso del Mercosur, cuyo objetivo es alcanzar un mercado común y que desde 1995 comporta una (aún imperfecta) unión aduanera. De esta manera, la esencia misma del bloque implica una política comercial y un AEC. Este y negociaciones comerciales conjuntas son, entonces, indisolubles y parte del mismo concepto”, planteó el diplomático argentino.
Agregó que “en sentido contrario, las negociaciones diferenciadas implicarían crear una excepción permanente al cumplimiento del AEC y licuar la construcción de la política comercial común”.
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Grinspun recordó que “desde la conformación misma de esa Unión Aduanera, el debate sobre la agenda externa generó tensiones y desencuentros entre los socios que perdurarían –y se profundizarían- a lo largo de toda la existencia del proceso de integración”. En su consideración, “en este debate, el Mercosur ha dilapidado una enorme energía, capital político, credibilidad, tiempo y recursos humanos, todo lo que podría haberse invertido en fortalecer el proceso de integración”.
También se refirió al debate jurídico desatado a la interna del bloque, respecto de si es posible o no entablar negociaciones comerciales de forma individual. El punto en cuestión es la resolución 32/00 del Mercosur, del año 2000, respecto de la cual Uruguay ha argumentado que al no haber sido ratificada por los Parlamentos no entró en vigencia.
La nota del embajador argentino ante la UE recuerda que el artículo 1º de esa decisión “reafirma ‘el compromiso de los Estados Partes del Mercosur de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias’. Sin embargo, su dictado obedeció a una necesidad política (de ahí el concepto utilizado de “reafirmar”), por lo que todo el debate, en definitiva, deviene abstracto y debe entenderse desde esa perspectiva y no por su impacto jurídico en las negociaciones comerciales conjuntas”. Con esto reafirma la postura mostrada por el gobierno argentino, contrario a lo que piensa Uruguay.
Acerca de los debates políticos de los últimos años en el bloque, evaluó que en la “interrelación entre las agendas nacionales, regional y externa, lo que ha estado en juego son dos visiones contrapuestas respecto del desarrollo económico y de la inserción internacional, y el consecuente predominio de la agenda interna del Mercosur sobre la externa o viceversa”. Añadió que “las posiciones de cada socio se han mantenido relativamente estables a través del tiempo”.
“Entonces, es posible conjeturar que las causas de los desencuentros entre los socios no deben buscarse en factores externos sino en la propia estructura del Mercosur, una sociedad entre países muy disímiles en términos de tamaño y de estructura económica. Dicho de otra manera, si se considerara que las negociaciones externas encaradas de manera conjunta por el Mercosur no han sido exitosas, las supuestas ‘fallas’ deberían buscarse principalmente en factores endógenos al proceso de integración”, expresó Grinspun.
Como conclusión, planteó: “El Mercosur, para mejorar su perfil de inserción internacional, tiene que volver a concentrarse en su agenda interna. Priorizar, una vez más, la reducción de las asimetrías y la integración productiva a través de políticas que permitan complementar las capacidades individuales, tanto sectoriales como científicas y tecnológicas, de manera tal de constituir verdaderas cadenas de valor regionales, y no tan sólo ser la parte inicial -de menor valor agregado- de algunas cadenas de valor globales”.
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“Una realidad que se impone”
Uruguay ha expuesto que en Brasil tiene un aliado en su estrategia de flexibilización y mayor apertura del bloque regional. Si bien las declaraciones públicas desde el gobierno de Jair Bolsonaro han sido ambiguas en este sentido, un integrante del Ministerio de Economía que dirige Paulo Guedes —quien sí está alineado con esta posición— salió a respaldar el acercamiento de Uruguay con China.
“Entiendo que la iniciativa de Uruguay está en línea con lo que viene defendiendo el Ministerio de Economía [de Brasil], es decir, la modernización del Mercosur, con mayor flexibilidad negociadora para los países miembros. Este es otro ejemplo de una realidad que se impone, dada la pérdida de dinamismo del bloque, observada en las últimas décadas”, dijo el secretario de Comercio Exterior, Lucas Ferraz, citado por O Globo.
En cambio, desde la cancillería brasileña se brindó una declaración menos contundente, al señalar que se trata de “un anuncio preliminar del gobierno de Uruguay” y que “aún no hay elementos concretos a la vista”.