En unos diez días las carnicerías uruguayas podrán ofrecer al público carne brasileña, en específico, cortes con hueso, que se sumarán a la ya disponible oferta de cortes sin hueso envasados al vacío desde Brasil. Según publicitó el gobierno, la inclusión de estos cortes a la dieta nacional cumplirá una doble función: permitirá el acceso a carne de “calidad” a un precio más barato, por un lado, y por otro, “liberará más carne uruguaya para poder exportar”, en palabras del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Fernando Mattos. Empujado por la alta demanda de China y el récord de las exportaciones, el gobierno abre un poco más la puerta del mercado uruguayo a la carne brasileña. Y no descarta abrirla de par en par próximamente.
“Mientras que China siga con este nivel de importación, la carne acá va a salir cara. Nosotros consumimos sólo 10% de lo que se produce [en Uruguay] y lo que queda acá, básicamente, es lo que no se exporta”, dijo a la diaria Martín Cardozo, presidente de la Federación de Obreros de la Industria de la Carne (Foica).
El jueves, en conferencia de prensa, Mattos anunció que se habilitará la importación de cortes de carne con hueso desde cinco estados brasileños con estatus sanitario superior al de Uruguay, en referencia a la fiebre aftosa. Al mismo tiempo, informó que las empresas exportadoras quedarán autorizadas a realizar importaciones para vender en el mercado interno, algo prohibido desde 2004. Se habilitarían entre 35 y 40 empresas exportadoras.
Ambas resoluciones, sostuvo el titular del MGAP, permitirán bajar el precio de venta al público de la carne. Por el tipo de cambio, actualmente los cortes con hueso brasileños podrían venderse en el mercado uruguayo hasta 20% más baratos. De concretarse este objetivo, complementó Mattos, Uruguay lograría “un beneficio” que “los países desarrollados de la carne” tienen desde hace tiempo: “Importar carne barata y poder exportar a mercados de mayor exigencia”.
Para el presidente de la Foica, la eventual reducción del precio de la carne a causa de las nuevas medidas no es algo seguro. “No quiero ser injusto”, aclaró, pero señaló que, en otras oportunidades, “no se ha notado la diferencia”, como por ejemplo, “una colita de cuadril de Paraguay sale lo mismo que una colita de cuadril de acá”.
Por el contrario, Alfonso Fontenla, presidente de la Unión de Vendedores de Carne (UVC), manifestó a la diaria que el anuncio del gobierno “tiende a que se presione a los otros precios en el mercado local, a los cortes de producción nacional”. Si bien coincidió en que “hay que esperar a que se concrete” la reducción del precio de venta al público, afirmó que hay confianza “en que la medida pueda provocar un impacto en los precios”. “La carne va a estar acá dentro de diez o 15 días aproximadamente, veremos qué pasa”, acotó.
Más cauteloso fue Daniel Belerati, presidente de la Cámara de la Industria Frigorífica (CIF). En diálogo con la diaria, reflexionó: “¿Quién tiene la bola de cristal? Hoy hay una diferencia de precios entre el ganado de Uruguay y el ganado de Brasil de 20%. Veamos cómo se mueven los factores”.
En lo que va del año, el índice de precios al consumo (IPC) –que se utiliza para medir la inflación– registra una variación acumulada de 5,4%. El precio de la carne bovina lo supera: tuvo un incremento de 6,9% entre enero y mayo, según información del Instituto Nacional de Carnes (INAC). La diferencia entre ambos valores es aún mayor al observar la medición interanual. En los últimos 12 meses, el IPC registra una variación acumulada de 9,4%; mientras que la carne bovina tuvo un aumento de 17,5%.
Viento a favor
No casualmente, las resoluciones del MGAP cayeron en medio de una coyuntura favorable para el sector agroexportador, con récord de exportaciones. Según datos del INAC, en lo que va del año, sólo en carne bovina, el valor de las exportaciones concentra 1.367 millones de dólares. A modo de comparación: en 2021 el total de las exportaciones de carne bovina fue de 886 millones de dólares. China compra 60% de la carne que sale del país.
Acerca de la coincidencia de la autorización a la importación de cortes con hueso desde Brasil en este escenario favorable para la industria exportadora, Fontenla afirmó que “no alcanza la carne que tenemos para exportar”. De hecho, agregó: “Acá parte de las importaciones también la van a precisar los frigoríficos nacionales”.
El presidente de la UVC destacó que se trata de “una medida acertada” que “tendría que haberse tomado mucho antes”. A su juicio, “había resistencia” por parte de los frigoríficos uruguayos debido a “un cierto temor” a que los productos brasileños ingresen “de una manera muy fluida al mercado local, como ya ha pasado con las pulpas deshuesadas, que hace más de 15 años que ingresan al país y se venden de buena manera”.
Fontenla consideró que, a pesar del viento internacional a favor, y de la posibilidad de liberar más carne uruguaya para la exportación, en la industria frigorífica nacional persiste “un cierto resquemor a que no crezca mucho” la cantidad de carne brasileña en el mercado local “para seguir teniendo ellos ese nicho de mercado”.
Consultado al respecto, Belerati negó de plano que los frigoríficos cambien su posición –por ahora favorable– con respecto a las medidas del gobierno ante eventuales cambios en las condiciones del comercio exterior. “Nosotros somos partidarios del libre mercado. Se habilitó el ingreso de carne brasileña y punto, nada más. Si la pueden vender más barato, la venderán. El libre mercado siempre es favorable”, sentenció el presidente de la CIF.
Según informó Mattos, la autorización a la entrada de cortes con hueso desde Brasil no tiene cupo de volumen, “eso lo determinará el mercado”. Además, la apertura es por tiempo indefinido, siempre y cuando los estados brasileños mantengan un estatus sanitario superior al de Uruguay.
“La contracara”
Las últimas resoluciones del MGAP constituyen una nueva etapa de un proceso gradual de apertura del mercado uruguayo a la carne del exterior, sobre todo brasileña y paraguaya. Desde hace varios años las carnicerías uruguayas venden cortes sin hueso envasados al vacío de ambos países de la región. El año pasado, por ejemplo, 20% de la carne bovina que se consumió en Uruguay fue importada. En promedio, cada uruguayo ingirió 46 kilos de carne bovina en 2021.
Este proceso de liberalización del mercado, sostuvo Mattos, acarrea beneficios tanto para los consumidores y los comerciantes como para la misma industria nacional, que “libera carne que normalmente se destina al mercado interno para la exportación, carne uruguaya que se produce aquí y que generará un mayor ingreso porque estaría destinada a mercados externos que remuneran mejor”. El jerarca reconoció que “la contracara” de esas mejores remuneraciones en mercados externos es el encarecimiento de la carne en el mercado interno.
En tal sentido, Cardozo afirmó que “Uruguay es tomador de precios” que se definen en el comercio internacional y que la formación del precio en el mercado interno “no es tan simple como decir que los frigoríficos suben o bajan” de acuerdo a su voluntad. “¿Cómo en un país exportador no podemos tener acceso a una colita de cuadril, que te sale ocho gambas el kilo? No comprás, o comprás una por mes. El gran problema es que lo que se vende acá lo regula el mercado, el precio lo maneja el mercado”, agregó.
Para el presidente de la Foica, las resoluciones del gobierno no apuntan “tanto a bajar el precio del asado” sino que se enmarcan en “una visión más amplia”, que procura abrirle más espacio a la carne brasileña en el mercado local. “Obviamente que uno espera del Estado que sea más proteccionista, pero hay un gobierno liberal y la puerta de vaivén se está dando y se va a dar”, expresó.
En ese proceso de liberalización, entonces, luego de permitir el ingreso de cortes con y sin hueso, el siguiente paso sería habilitar la importación de ganado en pie con destino a faena desde Brasil. Consultado al respecto, Mattos reconoció que “no está descartado”, aunque aclaró que “no va a ser pronto”.
“En el análisis de riesgo, valga la redundancia, hay que profundizar el análisis de acuerdo al riesgo”, indicó el jerarca. Este paso podría implicar una mayor exposición a riesgos sanitarios a la trazabilidad de la carne uruguaya. “El año pasado Brasil estuvo cinco meses sin estar habilitado a exportar a China por el surgimiento de casos atípicos de vaca loca”, advirtió.
Según datos del INAC, en 2021 se importaron 28.399 toneladas de carne bovina, de las cuales 80% se trajo de Brasil y 20% de Paraguay. Si bien este volumen representó 11% menos en comparación a 2020, la tendencia viene en aumento en los últimos años, incluso con algunos saltos pronunciados: en 2017 se importaron 5.699 toneladas, en 2018, 15.443 toneladas y en 2019, 30.927 toneladas.
Los puestos de trabajo
Desde la perspectiva de los trabajadores, la mayor importación de carne desde el exterior tuvo “un impacto negativo en la mano de obra”. Cardozo comentó que algunos frigoríficos “que producían cortes al vacío” y algunas “empresas de embutidos” que “tenían sus mataderos y hacían todo el proceso completo” quedaron sin funcionamiento “cuando se abrió esa puerta de importar carne”. “El matadero de Schneck trabaja una vez por semana. El matadero de Cattivelli que estaba en La Tablada cerró”, apuntó. Por eso mismo, en el sindicato “vemos con preocupación” las recientes medidas del gobierno, indicó el presidente de la Foica.