El intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, que recientemente dejó el sector Alianza Nacional, sostiene que, por el momento, no tiene aspiraciones de entrar en otro sector del Partido Nacional (PN). Cuando “orejea” lo que está pasando en la interna, siente que “no se está haciendo un esfuerzo para que sea atractiva” y que se ha “centralizado el partido en un sector con vocación hegemónica”, en referencia al herrerismo.
En entrevista con la diaria habló de su partido, de los últimos escándalos del gobierno vinculados al caso del exjefe de seguridad presidencial, Alejandro Astesiano, y del narcotraficante Sebastián Marset, y de su gestión al frente de la comuna. Sobre este último punto, adelantó que en enero estima cerrar un acuerdo con la Sociedad de Productores Forestales por el uso de los caminería rural y sostuvo que, en ese caso, la comuna desistirá de cobrar un pago por el uso intensivo de los caminos.
¿Qué balance hace de su gestión en la intendencia de Paysandú?
El balance es contrastar lo que uno pensaba hacer con lo que pudo hacer en estos dos años. Veníamos muy rezagados en los temas que por ley son competencia de la intendencia, no eran buenos servicios y siempre la lógica era que en el último año o seis meses aparecía el despliegue de la intendencia intentando tapar el ojo, pero eso no cubría ni remotamente las necesidades. No es menor estar en un departamento en el que después de Jorge Larrañaga ningún intendente pudo ser reelecto y todos probaron de esa misma receta del último año.
Nosotros prendimos la máquina desde que entramos. Estamos trabajando en tener resueltas las cosas diarias, como limpieza, alumbrado, paseos públicos y necrópolis y con la mira puesta a mediano y largo plazo con compromisos generados, como cerrar el vertedero, elevar de categoría el estadio cerrado para pasar a ser un arena con acondicionamiento acústico y térmico y estándar Fiba internacional, un master plan de la costa que es una hoja de ruta ineludible y un compromiso de todos los candidatos, entre otros temas. Por primera vez el rubro inversiones está muy por encima del rubro cero que es destinado al personal y es algo histórico en Paysandú. Porque esto era como un botín, ganabas la intendencia y metías a 400 para adentro, compañeros, amigos, gente que acercaba una lista y si te llenas de gente dejas de hacer algunas cosas.
Bajó el número de funcionarios de la intendencia pero también hay cuestionamientos por las tercerizaciones. ¿Cuál es su visión sobre la tercerización de servicios en la comuna?
Nosotros entramos con cerca de 1.900 funcionarios y estamos cerca de 1.540. La idea no era desembarcar con cientos de funcionarios nuevos, somos muy poquitos no sólo en cantidad porque revisás las direcciones que la intendencia tiene y encontrás muchas que no están cubiertas y a los directores les pagamos menos de lo que deberían cobrar. El esfuerzo empezó por nosotros y no a expensas de nadie. La visión es, por decirlo de una manera poco elegante, estresar el sistema municipal al punto de hacer todo lo que podamos nosotros y aquello que no podamos no sumar más gente para hacerlo, sino encontrar una solución que respete la ecuación de pagar por un servicio externo a un costo razonable.
¿En qué consiste ese plan maestro elaborado por el estudio OMA del prestigioso arquitecto holandés Rem Koolhaas para buena parte de la franja costera de la ciudad de Paysandú y qué se va a concretar en este periodo de gobierno?
Un mínimo contexto, Paysandú en la década del 40 y del 50 puso todos los huevos en la misma canasta que era la industria y eso resolvió nuestros problemas por mucho tiempo. Se integraba el sector primario al industrial, daba empleo, permitía movilidad y ascenso no sólo laboral sino también social. Eso así como estaba previsto en un momento empezó a decaer y en los últimos 20 años Paysandú estuvo prácticamente en un bucle en el tiempo, como dando vuelta en la noria a ver qué hacíamos.
Lo primero y más instintivo era pedirle a los políticos de volver a ser lo que fuimos y a veces los aspirantes a gobernantes generaban expectativa. Conseguir que una industria venga se instale y dé trabajo a 500 personas ya no es así, es otro modelo, otro formato distinto y hay que pensar fuera de la caja, que lo inmediato no te consuma y pensar en mediano y largo plazo. Previo a la elección hubo acuerdo entre todos los que fuimos candidatos en que había que darle coherencia a la costa, porque es un lugar maravilloso, donde tenemos uno de los mejores atardeceres del país y era muy tentador que uno dijera de hacer algo en la costa y a los cinco otro defina algo diferente. Era un lugar que estaba inexplotado, incluso había bancos puestos de espaldas al río, la gente miraba los autos pasar. No supimos durante mucho tiempo darle valor.
¿Qué van a hacer de todo eso que anuncia en su periodo de gobierno?
Con este estudio de primer nivel mundial que hace esto en lugares donde la plata no es un problema y la idiosincrasia es otra, nuestro desafío era que hiciera algo que se ajuste a nuestra idiosincrasia y creo que lo logramos. Sobre todo por lo posible, porque esto que se presenta es posible y la idea nuestra es avanzar antes de irnos con una residencia estudiantil en la costa. Logramos en estos años consolidar la propuesta de un campus nuevo con la Universidad de la República de 20 millones de dólares.
Vamos a estar interviniendo en la zona sur en resignificar espacios hoy entregados a la nada, donde la intendencia va a plantar bandera y hacer lugares para el disfrute de la gente. Tenemos previsto hacer la costanera norte, vamos a avanzar bastante en alguna infraestructura y se lo hemos presentado al presidente de la República, porque que nadie piense que esto va a ser sólo con fondos de la intendencia. Vamos a trabajar a multinivel con diferentes estratos del gobierno y pensar de manera inteligente, porque después que uno tiene una hoja de ruta la velocidad con la que se avanza puede ser más o menos pero se sabe hacia dónde ir.
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Se ha referido en muchas ocasiones a implementar un pago por el uso intensivo de la caminería rural y en ese sentido ha sido crítico con empresarios de algunos sectores como el forestal. ¿Su idea es implementarlo en este periodo de gobierno?
En enero debemos tener resuelto este tema, con la sociedad de productores forestales estamos casi confirmado a un entendimiento que nos va a permitir desactivar el tema, que es un gesto importante de la forestales y nuestro. Por primera vez vamos a conciliar posiciones de cuál es el rol de la forestación, cómo usan los caminos y la conciencia que han tenido las empresas de sentarse a conversar y poder llegar a un acuerdo.
¿No se implementaría esto entonces?
Firmamos eso y nuestro compromiso sería deponer la actitud en avanzar de cobrar un precio.
Cuando hizo ese planteo tuvo críticas muy fuertes de la Asociación Rural y de las forestales.
Ninguna había leído nada, salieron a criticar sin conocer.
Es poco común que dirigentes del Partido Nacional sean tan duros con estos sectores, como por ejemplo cuando en esa ocasión usted les dijo que debían preocuparse más por los intereses del país.
Capaz que algunos sectores del partido son más afines. Yo con lo que tengo afinidad es con que hay determinados sectores del país que entiendo tienen que contribuir de otra manera y siempre los escuchamos pidiendo, reclamando, exigiendo y está bien pero en esto no sólo hay derechos, hay deberes que cumplir. En el caso de los forestales entendieron y llegamos a un buen acuerdo.
En agosto anunció formalmente su salida de Alianza Nacional, si bien hacía meses que ya no participaba en la interna de ese sector. ¿Tiene definido sumarse a otro sector?
No lo tengo definido. Primero que estoy muy metido en esto, pero a su vez cuando orejeo para ver lo que está pasando en el tema siento que no se está haciendo un esfuerzo para que sea atractiva la interna, que eso falta.
Se ha centralizado el partido en un sector con vocación hegemónica, [por sobre] todos aquellos que tenemos afinidad con ideas más wilsonistas -en verdad más progresistas, es con lo que me siento más cómodo porque wilsonistas hay en diferentes sectores, incluso en los hegemónicos-. Siento que no hay nadie que hoy encarne esas ideas más progresistas. Obviamente que las encarnaba Jorge Larrañaga, pero hoy no hay quien levante esa bandera.
En setiembre, poco después de que se supo que había sido detenido y encarcelado el jefe de la seguridad presidencial, Alejandro Astesiano, usted hizo comentarios en defensa del presidente Luis Lacalle Pou. Pasaron algunos meses y se conocieron más irregularidades, ¿cuál es su posición ahora?
Yo defiendo un estilo y hemos tenido alguna diferencia con el presidente. Sentí la necesidad de reivindicar que cuando alguien tiene una responsabilidad tan pesada como ser presidente de la República tiene que dar la cara para que te peguen y no sólo cuando te acarician. Yo lo valoro y él lo hizo, no tiene nada para ocultar.
¿Y sobre el episodio general qué opina?
La novela sigue, se prolonga a partir de que aparecen cositas. No le hago un seguimiento detallado pero sí escucho que se habla del tema y no sé hasta dónde lo que va saliendo son temas sustanciales o más efímeros. Creo en la justicia de este país y que caiga quien tenga que caer. Lo cierto es que hechos de estos pasan y yo no estoy libre de que mañana me pase con alguien de acá. Entonces el problema no es que te pase, porque le ha pasado a los blancos, a los colorados y a los frenteamplistas. Lo que sí es resorte del que esté de turno es qué hacer con esas situaciones, si las tapás o las exponés y las combatís.
Aquí pasó esto: al tipo lo sacaron, se denunció, se ofrecieron los chats del presidente. Creo que se ha mostrado apertura. Obviamente la oposición hace de esto un tema y está bien. Si fuéramos oposición estaríamos haciendo lo mismo, no es nada raro y están ordeñando la vaca para sacarle todos los chorritos que puedan. Pero el gobierno ha sido cauto y el presidente ha salido a hablar incluso siendo interpelado duramente por los medios.
¿Cómo está la relación de los intendentes del litoral con sus pares del lado argentino en este momento?
La relación es muy buena en lo personal e institucional. El tema cambiario nos tiene ocupándonos de dos realidades que son la contracara. Lo que peleábamos para abrir los puentes años atrás no es que ahora peleemos para no abrirlos pero queremos preservar que la gente no se vaya en bandada para allá.
El desempleo parece ser el principal problema en Paysandú, llegó a ser el más alto desde 2002. ¿Qué puede hacer la intendencia en este tema?
En una entrevista dije que me declaro incompetente y me criticaron. Pero no tengo herramientas para poner algo en el puente, una barrera para que la gente no vaya, no cruce, no compre. Las herramientas la tienen otros y a veces esos no tienen todas las herramientas. Llega un punto donde empezás a escuchar sugerencias y aportes que lindan con la libertad de tránsito y en eso no se transa. Nosotros nos estamos preocupando por generar un flujo de entrada de gente a Paysandú que busque compensar esa suerte de flujo de salida. Tratar de retener a la gente en base a propuestas que hacemos acá y sumar gente de otro lado con propuestas culturales, artísticas, de entretenimiento, deportivas. Ir haciendo crecer a la gente que viene con mucha actividad y con inversiones de calidad. Otras cosas no podemos hacer.
Usted manifestó estar decepcionado por la falta de respuesta del gobierno nacional a las propuestas hechas por los intendentes del litoral.
Más que decepcionado yo creo que al tema le falta liderazgo. Sé que el presidente está en el tema y varios ministerios también, pero no hemos logrado sintetizar para que alguien lleve la posta de esto, que se ponga el tema al hombro y que no tiene que ser el presidente, que es quien tiene que tomar decisiones.
¿Y quién debería ser?
Para mí cancillería tenía un rol para cumplir acá y el canciller (Francisco) Bustillo se enojó un poco. Pero no lo dije con doble intención sino solicitando el auxilio que precisamos para este lado. Se que es difícil, que no hay soluciones mágicas, que para esto la solución sería que se arregla el tema del otro lado y lograr convivir con los precios. Vos ves la gente que cruza, las colas que se hacen y son autos buenos, ninguna de esas personas se murió de hambre en la pandemia, trabajaron, vivieron y dejan la plata allá.
En Paysandú ganó la posición a favor de derogar la ley de urgente consideración y usted señaló que eso en parte pudo ocurrir por la falta de inversión a nivel nacional en el departamento. ¿Eso cambió o se mantiene?
Siempre la victorias tienen varios padres y las derrotas son huérfanas. Ante algunos cruces que se generaron hice un llamado a reflexionar si todos estamos haciendo lo que tenemos que hacer para intentar que las cosas buenas pasen y las que no queremos no pasen. Yo mejoré sustancialmente el relacionamiento con el gobierno. A partir de eso hubo un momento en que se enfrió la relación y hubo otro en que empezamos a encontrar sintonía. Por ejemplo, le llevé al presidente el planteó de hacer un campus universitario en Paysandú y sin dudar él y el gobierno dijeron que sí e incluyeron unos 7.000.000 dólares en la Rendición de Cuentas para la universidad en Paysandú porque entendíamos que era estratégico. Yo encontré eco, capaz que la falta de sintonía había sido generada por mi mismo, no quiero echar culpas a nadie, pero eso se mejoró.
Una persona con antecedentes penales por proxenetismo, explotación de menores y lavado de dinero trabajó para la intendencia mediante un contrato con la fundación A ganar. Luego de cuestionamientos definió terminar ese contrato. ¿Qué ocurrió, qué vínculo tenía esa persona con usted y su sector político?
Ahí yo cometí un error porque pensé que podría ser un gesto el hecho de reconvertir una persona. Me comí la pastilla, pensé que era bueno dar una oportunidad a alguien que hizo un montón de cosas malas, que cumplió con sus penas y dije capaz que corresponde que se le dé un trabajo y encuentre otro rumbo.
Me refugié mucho en [el comisionado parlamentario para cárceles, Juan Miguel] Petit y otra gente con la que fui conversando que me dijeron está bien el espíritu, es una sana intención, pero el método debería haber sido otro. Ahí corregimos el rumbo, desvinculamos a esta persona y generamos acuerdos con Dirección Nacional de Apoyo al Liberado (Dinali), con el INR para canalizar esa sana intención que teníamos. Hoy tenemos a muchos privados de libertad trabajando, a muchas personas liberadas también y ahora haremos un acuerdo con el INAU [Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay] para dar oportunidad laboral. Había una intención, una vocación que capaz fue mal canalizada y buscamos mecanismos más institucionales que no puedan ser observados como que son dirigidos a Fulano o Mengano.
¿Cuál era su vinculo con esta persona?
En cuanto a mi vinculación, conocí a esa persona por eso sabía lo malo que había hecho en su momento y que cumplió con la pena. Hay un caretaje importante en este tema, porque por un lado, se defienden los derechos humanos y el derecho a reinsertarse, a una nueva oportunidad, pero por otro si das esa oportunidad al que roba te linchan. Esa persona quedó al costado, con la intendencia no tiene nada que ver, pero en general cada vez que salís hablar de reinserción de la gente privada de libertad te achuran, te dicen porqué a él y no a nosotros.
¿Qué opinión tiene sobre la decisión del Frente Amplio de retirar su propuesta para la presidencia del Congreso de Intendentes de seis meses Carolina Cosse y seis meses Yamandú Orsi, que los intendentes blancos rechazaban y que fue la primera vez que no hubo acuerdo para la presidencia de esa institución?
Ahí ganó la mezquindad de un partido político que tiene vocación de ser gobierno, que hay dos intendentes que son presidenciables y uno de ellos puede ser presidente de la república. En un partido donde son tres intendentes, es decir que tenían varias opciones para trabajar el mensaje fue que no se pusieron de acuerdo y no depusieron la actitud para ceder este espacio. Yo quería tener un presidente del Congreso del Frente Amplio y no uno blanco, porque está buena la alternancia, te sacude, te exalta el celo al que venga de hacerlo mejor y me parece que el mensaje como presidenciables fue triste. Quieren gobernar un país a fuerza de acuerdo porque hay que entenderse con muchas partes cuando no pueden entenderse en un grupo de tres.