“Es un lugar que tiene una mística especial. Hay algo cuando entrás por esa puerta que tiene una energía muy particular, sentís el peso de la historia. Me siento sumamente cómoda”. Así habla Valeria Ripoll luego de subir las escaleras de la casa del Partido Nacional (PN) –frente a la plaza Matriz–, al que se incorporó hace medio año, luego de renunciar como secretaria general de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Montevideo (Adeom). Antes de encabezar el gremio municipal, Ripoll supo militar durante varios años en el Partido Comunista del Uruguay (PCU), aunque dice que nunca fue “una ferviente creyente de la lucha de clases”.
Ahora Ripoll integra D Centro, el grupo nacionalista creado para apoyar la precandidatura a la presidencia de Álvaro Delgado. Además, trabaja en la secretaría de la diputada nacionalista Fernanda Araujo, suplente de Martín Lema, que en pocos días dejará su cargo como titular del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y al que Ripoll ve como un “excelente candidato” para la Intendencia de Montevideo (IM). En la sede nacionalista, ante fotos de encumbrados dirigentes blancos, Ripoll conversó con la diaria.
¿Por qué decidiste integrarte al PN?
Más que al PN, fue decidir que terminó mi período en lo sindical y volcarme a la política partidaria. Primero, porque sentía que había llegado a mi techo: yo nunca iba a ser presidenta del PIT-CNT –algo más a lo que podría aspirar dentro del movimiento sindical– porque no era parte de la corriente mayoritaria. Ya estaba en el secretariado ejecutivo del PIT-CNT, tenía la presidencia de la Federación Nacional de Municipales y Adeom, o sea que ya estaba con todo lo que podía tener de actividad sindical. Además, el trabajo sindical no es mi única causa de vida, y me quedaba muy poco tiempo para poder trabajar en lo relacionado al autismo y la fundación [Abrazo Azul], que tiene que ver con mi vida, obviamente. Y para poder hacer cosas de verdad, que puedan cambiar la vida de las personas, la política es la vía.
Y el PN tiene que ver con respuestas y sensibilidad que encontré en algunas personas. Porque la decisión en sí no fue por el partido, sino por personas que hicieron cosas, que dieron señales y abrieron la puerta. Primero que nada, fue [la vicepresidenta] Beatriz Argimón, que como mujer en política para mí es la referente, da oportunidades, le gusta estar rodeada de otras mujeres y te ayuda para que lo puedas hacer. En la pandemia, cuando hicimos la fundación, Beatriz nos apoyó muchísimo, y gracias a ella llegué al presidente [Luis Lacalle Pou]. Se conformó un ámbito en el que Álvaro Delgado era el referente y trabajamos mucho con Martín Lema. Son esas cuatro personas las que explican por qué el PN: es el partido en el que vi que realmente tenía la posibilidad de trabajar en estos temas.
¿No pensaste militar dentro de algún sector del Frente Amplio (FA)?
Era muy difícil tener al FA como opción, más allá de que obviamente también hay personas con las que tengo un buen vínculo. Todo lo que pasó en el momento en que me fui del PCU y todas las acciones que tuvieron contra mí… El FA nunca se expresó al respecto, nunca expresaron que nadie tiene que vivir ningún tipo de presión ni persecución política por irse. Esa actitud me generó lejanía con el FA, además de que, obviamente, al estar militando ahí, hay un montón de cosas que se plantean de una forma y en realidad son de otra. Además, teniendo todas las posibilidades económicas en 15 años [de gobierno], con mayoría [parlamentaria], que podrían haber hecho cambios en la vida de ciertos colectivos, no los hicieron, tuvieron otras prioridades. Entonces, entre esa desilusión que ya venía sintiendo y lo que me pasó personalmente, era muy difícil pensar que en el FA había un lugar para mí.
En el PN hay varios legisladores que son muy duros con el movimiento sindical, incluso hablan, en forma despectiva, del “FA-PIT”. ¿Cómo tomás esas expresiones?
Yo vengo del movimiento sindical, obviamente que no estoy en contra de los sindicatos ni del PIT-CNT. Entiendo que el problema muchas veces son las cúpulas, los dirigentes, los que partidizan. El PIT-CNT, además, está embretado en una resolución de congreso por la que está en el mismo bloque social y político que el FA. Entonces, ni el PIT-CNT ni el FA pueden negar que tienen esa connivencia, que para mí no es buena, porque hace sentir afuera a todos los que no son votantes del FA: hay muchísimos trabajadores en el país, afiliados o no al PIT-CNT, que no son votantes frenteamplistas pero son trabajadores y merecen el respeto y la representación.
Ahora estás trabajando en el despacho de la suplente de Lema en la Cámara de Diputados, a través de un pase en comisión. Se armó polémica porque Adeom te suspendió los derechos de afiliada, pero, más allá de eso, cuando una persona empieza a trabajar en otro lugar, ¿no sería lógico que se desafilie del gremio del trabajo anterior? Porque en la práctica ya no sos municipal.
En realidad, sigo siendo funcionaria municipal: tengo las mismas características de carrera y de sueldo que estando en la intendencia. Hay cientos de municipales que están en pase en comisión, en intendencias, en ministerios y en el Parlamento, y siguen siendo afiliados a Adeom. Mientras cumplas las medidas sindicales… Por ejemplo, el último paro que tuvo Adeom fue el paro general del PIT-CNT en agosto, y yo hice el paro. Entonces, cumpliendo con tus obligaciones, no tendrías por qué no seguir siendo afiliada. Yo no tengo un cargo político y no me interesa tenerlo, no fui parte de este gobierno en la gestión. Tampoco me parece bien que en el último año [de gobierno], porque defino militar políticamente, tenga un cargo de gestión; si no fui parte desde el inicio, no me parece bien ser parte al final. Por eso mi molestia con la suspensión, porque no tengo ni quiero tener un cargo político ni de particular confianza.
¿En las elecciones de octubre de este año no vas a estar en la lista de D Centro?
Sí, claro, lo que digo es que para este gobierno no trabajé, no estuve en todo el trabajo, no me parecería bien venir ahora como paracaidista. Hoy estoy trabajando, aspiro a que la gente me acompañe, me vote, y obviamente voy a estar en la lista de D Centro, apoyando a Álvaro.
¿Candidata a diputada?
Seguramente. Todavía no es una discusión que hayamos tenido en profundidad, pero los dos temas que voy a trabajar son Montevideo y discapacidad. También estoy viendo quién va a ser el candidato a la IM, porque también me gustaría trabajar en ese equipo, pero es algo que se puede hacer de forma paralela.
¿Te gustaría que Lema sea candidato a la IM, como se viene hablando en filas blancas?
Martín me parece un excelente candidato, porque estar en el Mides le dio la oportunidad de recorrer mucho más en profundidad el Montevideo que necesita un cambio más de fondo. Ha estado muy cerca de la gente y conoce de primera mano los problemas de las distintas zonas. Si Martín es candidato, va a contar conmigo en el equipo porque creo que tengo un montón de cosas para poder ayudar y compartir.
Ya que militaste varios años en el PCU: ¿cómo te llevás con la teoría de la lucha de clases?
No soy una ferviente creyente de la lucha de clases, por lo menos desde la visión marxista. No era por ahí, en realidad, mi motivo para estar dentro del PCU, porque, además, yo nunca milité en la estructura nacional del PCU, estaba más vinculada al comité que tenía que ver con los municipales de Montevideo. Pero ni siquiera cuando fueron gobierno profundizaron hacia ahí, porque hay cosas que son inaplicables en la vida. Y los regímenes que realmente lo aplican han sido un desastre para la vida de las personas, la gente termina mucho peor que viviendo en un sistema capitalista. El capitalismo es una realidad, lo que hay que ver es cómo tenemos un capitalismo que sea amigable con todas las personas.
Pero, más allá de la teoría concreta, ¿hay oprimidos y opresores?
Son roles diferentes en la sociedad. Obviamente, hay gente que es opresora y hay opresores de todos los partidos. Creo que el problema es ver al enemigo en un solo lugar y que eso sea lo que se le traslada a la gente: el malo, el opresor, no sé qué, está en los partidos tradicionales, son los empresarios. Convengamos que los empresarios no son opresores; habrá empresarios opresores, pero la realidad es que muchas veces el empresario es el generador de empleo, entonces, no se lo puede tener como un enemigo. Cuando estás en la actividad sindical ves que ese discurso va a contrapelo de la realidad. Vos necesitás que el empresario sea tu aliado, buscar cómo mejorar las condiciones de sus trabajadores y mejorar su productividad para que eso después se refleje en una mejora para todos.
Hace dos años, en plena campaña del referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC), decías que, en realidad, había que ir contra toda la norma. ¿Seguís pensando lo mismo?
El movimiento sindical se equivocó porque quedó ligado fuertemente al FA, y si en realidad el argumento de ir contra la LUC fue que era una herramienta nefasta, que tenía más de 500 artículos relacionados con todos los puntos de las vidas de las personas, no se explica por qué terminás resolviendo ir contra la parte que no votó el FA y no contra la herramienta de la LUC; es una contradicción del movimiento sindical. Obviamente, en ese momento yo representaba al sindicato, que fue con la posición de ir contra toda la LUC; yo no podía decir otra cosa, mi opinión personal era secundaria.
En febrero de 2022, en una entrevista con el diario El País, dijiste: “Yo no comparto la LUC. Para empezar, no comparto el método: consideré y considero que lo peor de la LUC es la forma. No se puede legislar sobre tantos temas, tan profundos, sin tiempo para el debate”. ¿Esto lo seguís pensando?
No me parece la mejor manera. Pero es como te decía, yo no formé parte del proceso [de la LUC], ni siquiera era militante del Partido [Nacional].
Pero ¿cómo conjugás apoyar a Delgado, que obviamente en sus actos elogia la LUC, con no estar de acuerdo con el método?
Me parece que en realidad terminó teniendo razón, porque los resultados de la LUC fueron beneficiosos para el país. A veces se puede dudar del método y después, cuando funciona, te tapa la boca. Hoy no me puedo sentar con Álvaro a decirle “te equivocaste”; todo lo contrario: él me podría decir a mí “te equivocaste”. Pero no es un tema que hayamos discutido en profundidad.
En D Centro tenés de correligionario al intendente de Colonia, Carlos Moreira, que hace cinco años causó polémica al publicarse los audios de una llamada telefónica en la que le ofrecía una pasantía a una mujer a cambio de sexo. Por ese hecho se fue del PN y luego volvió. Siendo feminista, ¿qué opinás de esa situación?
Mirá, en D Centro también está Beatriz Argimón, que para mí es una referente en feminismo y ha sido fundamental no sólo para el PN, sino para el país en cuanto a la causa feminista. Pero, más allá de eso, en todos los ámbitos hay personas que pueden compartir o no tus causas, y forma parte de enriquecer los colectivos. Tengo claro lo que fue el episodio de Moreira, lo que salió públicamente y lo que en realidad terminó siendo. Me parece que en aquel momento se laudó sobre el tema en los ámbitos en los que se tenía que laudar. Además, después Moreira recibió un apoyo popular enorme de su departamento [en la elección a intendente], que es innegable. Hay que buscar aliados a la causa feminista, entonces, si Moreira es o no un aliado, no lo sé, tuvo que ver con una actitud personal que se laudó. Hay que buscar que, si no es un aliado, lo sea, porque las mujeres solas no vamos a cambiar la realidad de las mujeres. Y hombres con estas características habrá en el PN, pero también los hay en el FA. Los grandes machistas que me he cruzado en la vida me los crucé en el PCU. Por eso te digo: el discurso es una cosa y la realidad demuestra otra.