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Cultura

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Muestrario argentino

En los últimos diez años, gracias a nuevas tecnologías de edición e impresión, y a las posibilidades de difusión y gestión abiertas por las redes sociales, la literatura argentina ha visto una notoria proliferación de editoriales. El resultado, por supuesto, es la aparición en el mercado de libros que bajo otras circunstancias jamás habrían visto la luz; libros, si se quiere, marcadamente idiosincráticos o incluso desafiantes, que instauran un nuevo diálogo con el canon. 2013 fue un año especialmente fértil desde este punto de vista.
Foto principal del artículo 'Lo que vemos nos mira'
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Lo que vemos nos mira

Desde octubre de 2013 la colección Nuestro Tiempo -Libro de los Bicentenarios -de 24 fascículos- se encuentra disponible con una frecuencia quincenal. La colección, que intenta compilar los últimos 40 años del país, apunta muy especialmente a describir y a problematizar quiénes somos y qué hacemos, ensayando en algunos casos una previsión de hacia dónde nos movemos; es una elección de temas apasionantes para quienes queremos conocer más de nuestro país y de los sujetos que lo habitamos. Sin duda los antecedentes de la colección son el libro del centenario, que ya daba cuenta de cómo se veía Uruguay en ese momento, y la colección Nuestra Tierra.
Fidel Sclavo. · Foto: Manu Martínez, difusión
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Como un niño

Con una extensa trayectoria como artista plástico, ilustrador y diseñador gráfico, desde hace algunos años el nombre de Fidel Sclavo se puede asociar también a la literatura para niños, desde una cercanía que tiene menos que ver con la intención de dirigirse a ese público que con la manera en que observa y transforma la realidad mediante su arte. la diaria conversó con Fidel en varias tandas de correo electrónico entre Montevideo y Buenos Aires, donde reside desde hace varios años.
Leviathan
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El canon fantasma

El jueves se dieron a conocer los nominados de una nueva edición de los premios Oscar, y con ellos, pencas y diferentes labores augúricas, dentro y fuera del espectáculo. Toda presentación de nominaciones viene aparejada con recuentos de películas que “deberían” haber figurado pero brillaron por su ausencia en la lista. Tomando en cuenta estas injusticias casi orgánicas en cualquier premiación, vale la pena mencionar algunas buenas -y en ciertos casos, grandes- películas que quedaron fuera de la esta instancia.
Ensayo del Quinteto Finisterre (Argentina), en la casa de Ana, durante el 8º Encuentro Internacional de Músicos Jazz a la calle en Mercedes, Soriano. · Foto: Javier Calvelo
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Sin gomina

El nombre puede referir a varias cosas, a una bodega mendocina, al octavo disco de los Redondos -Último bondi a Finisterre- o al origen latín del término: “fin de la Tierra”. Sin definirse por ninguno, los integrantes del Quinteto Finisterre decidieron juntarse para pensar el tango mientras estudiaban música popular en la Escuela de Avellaneda, en 2009. Hace una semana editaron su primer disco, participarán en el documental Pichuco, sobre Aníbal Troilo, y se presentaron en el encuentro Jazz a la calle que se extiende hasta el domingo. La casa de Ana -una sorianense que los hospedó sin conocerlos, siguiendo las costumbres del festival- fue el lugar donde la diaria conversó con ellos antes de que empezaran el ensayo previo al show.
Colador botellas (réplica, 1960).
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Hecho sin hacer

“¿Se pueden hacer obras que no sean de arte?”. Es la célebre pregunta que Marcel Duchamp escribió en 1913 y cuya inquietud, a ella intrínseca, condicionaba en aquel momento su producción, ya bastante alejada de telas, bastidores y caballetes. Estaba a punto de “hacer obras” que soliviantarían el arte del entero siglo XX (y más) sin, en principio, realmente “hacerlas”. En efecto, hace un siglo nació el readymade: objetos industriales que sin modificaciones relevantes (básicamente una inscripción) Duchamp declaraba “obras”, ampliando el concepto de qué se podía considerar arte de forma vertiginosa, ya que era potencialmente capaz de englobar “todo” en la esfera estético-simbólica.
Macarena y Juan Gelman, en el Palacio Legislativo, durante el acto en el que el estado uruguayo reconoció la responsabilidad y pidió perdón en el caso Gelman, cumpliendo con la sentencia impuesta por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.  (archivo, marzo de 2012) · Foto: Javier Calvelo
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Golpe a golpe

Los hechos denunciados por la familia Gelman tienen su inicio el 24 de agosto de 1976, cuando Marcelo Gelman -hijo de Juan- y su compañera María Claudia García, embarazada de siete meses, fueron secuestrados en Buenos Aires y recluidos en el centro de detención clandestino Automotores Orletti. La lucha de Juan Gelman comenzó en el año 2000, cuando no había certezas sobre el tema y la información era nula. Lo que comenzó con una carta al entonces presidente Julio María Sanguinetti, terminaría en un juicio contra el Estado uruguayo en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que finalmente fallaría a favor de esta familia.