Deporte
La tarde era soñada. Los toques abundaban, los espacios aparecían, y el buen pie no paraba de vibrar. Con calidad, con esmero, con talento, y con mucho criterio, Racing manejó los primeros movimientos del partido y mostró un fútbol realmente sólido. River estaba golpeado, y se notaba. El juego práctico no apareció en ningún momento, pero sí la inteligencia. El amor propio fue clave (no es fácil levantarse después de una goleada clásica). Saber aprovechar los errores del rival y leer el partido a la perfección fue lo que le permitió al equipo de Juan Ramón Carrasco ganar 3 a 1 y llevarse tres enormes puntos, que le dan aire en el Apertura.
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14 de septiembre de 2015