Deporte
Son las diez de la mañana. El Parque Lleras en Medellín, Colombia, recién abre sus primeras persianas. Arranca la jornada a paso lento. El entrevistado llega con puntualidad inglesa. Corbata celeste, camisa blanca, traje gris. Sostiene el teléfono celular y las llaves del auto como haciendo malabares. Acomoda esos dos elementos para saludar extendiendo su mano con amabilidad. Es que ha aceptado el encuentro sin más, con tono afable y dispuesto, y lo decidió sólo hace tres días cuando atendió su celular y un acento uruguayo lo invadió. Francisco Pacho Maturana, con una cadencia suave en su forma de hablar, ahora deja el teléfono y las llaves sobre la mesa del bar Le Bon y pide un “tinto” (lejos de referirse a una copa de vino, en Colombia se le llama así a la taza de café negro). ¡Que sean dos!