Si capitalismo y democracia se consideran una misma cosa, simplemente la vida no será digna para extensos sectores y la “inseguridad social” será la tónica de la convivencia.
Se promueve y crea desarrollo rural en su acepción más compleja y rica, ausente en los enfoques de desarrollo agropecuario en los que se basa el modelo clásico.
La necesidad de arbitrajes estatales está a la vista y debe replicarse en otros países. El camino es la regulación de las grandes plataformas y la supeditación de la tecnología a los fines comunitarios.
¿Quiénes hacen el acompañamiento a las familias golpeadas por la crisis, que hasta hace poco llevaban adelante las organizaciones sociales y fue suspendido sin mayor explicación?
¿Por qué un beneficio que debería garantizar una calidad de vida mínimamente decente para la mayoría de la población al final de su vida, se ve como algo factible de recorte, entre todos los costos que tiene el Estado?
El desafío será, entonces, seguir conquistando derechos que breguen por la salud de cada trabajador y trabajadora, para ser una mejor sociedad, que supo usar el concepto de resiliencia en todo sentido.
A un siglo del natalicio de uno de los mayores intelectuales latinoamericanos, vale recordar su aproximación a la educación como acto político, humanizador y transformador.
¿No existe un fenomenal traspaso de renta de sectores productivos a sectores propietarios rentistas que, al menos, merecería ser analizado en pie de igualdad con la preocupación que generan las tierras que posee el INC?
Las organizaciones que componen el FA deberían poder votar como una coalición y no como un partido. Parece necesario que a la interna del Frente se reorganicen y fortalezcan sus espacios filosóficos.