Se propone la creación de un subsidio que no podrá abarcar todo el trabajo no remunerado, pero puede ayudar con el que suele ser impostergable, como el cuidado de los hijos, hijas y personas dependientes.
Está claro que las elecciones de noviembre no serán ni libres ni competitivas, sino que serán unas “elecciones autoritarias” de manual. Unas elecciones sin observación internacional y sin ninguna garantía de nada.
Tener un techo, tener comida, tener acceso a la salud, a la educación, al descanso, a la libertad no son privilegios. Son el suelo, y no el techo de lo que nos es dado exigir.
Se trata, entonces, de promover el reconocimiento del derecho a las memorias de las nuevas generaciones, para que incorporen sus preguntas y respuestas y, así, amplíen la memoria social.
Se trata de una clara advertencia hacia todo el sistema de medios masivo existente de los riesgos que pueden correr si prosiguen difundiendo denuncias de atropellos a los derechos humanos que a la vez perjudican al poder imperial.
Vemos cómo las fuerzas conservadoras se alinean en todo el mundo en posiciones tendientes a desacreditar, si no a la ciencia, a los investigadores y a las publicaciones científicas.