Los términos que usamos en las ciencias sociales tienen una fragilidad histórica, porque necesariamente van cambiando de significado a medida que cambian la sociedad y el conocimiento que podemos elaborar para entenderla.
La división insalvable no sirve a casi nadie. No sirve al gobierno, aunque él la aliente. No sirve a la izquierda, si nos proponemos volver a ser gobierno. Y menos que a nadie le sirve a la gente.
El proceso de autocrítica y reflexión del Frente Amplio sigue reproduciendo las lógicas metropolitanas que absorbieron a la fuerza política de gobierno en los últimos 15 años.
Gracias a la celeridad y efectividad de las medidas adoptadas por las autoridades, el Parlamento supo estar (y sigue estando) en movimiento, preservando la buena salud de nuestra democracia.
Los cambios en el tablero pueden ser una oportunidad para la región. Pero sólo si es capaz de aprovechar la competencia entre las grandes potencias para fortalecer su capacidad negociadora y ganar mayor autonomía.
En un mundo tan cambiante, la forma de adaptar la normativa no es quitando niveles de protección ni desconociendo la figura de la negociación colectiva, que tan importantes han sido en la historia de nuestro país.
Marchas tan multitudinarias que lo más viejos dicen no haber visto nunca antes, lideradas por la llamada “generación del bicentenario”, hicieron suyas consignas que van desde el #NoMeRepresenta al #NoAlGolpe.