Los padres no somos “propietarios” de nuestros hijos, y los hijos no son objetos que nos pertenezcan. Son sujetos de derecho y como tales necesitan recibir en el ámbito educativo la más completa variedad de saberes.
En el marco de una crisis económica y social, en la que el sistema educativo se está viendo fuertemente golpeado, resulta llamativa la jerarquización de la laicidad como problema.