Buenos días. Les comentamos algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria. Hasta que Marcelo Pereira regrese de su licencia, los apuntes del día estarán a cargo de un grupo de compañeros de la redacción.
Finalmente, Daniel Martínez anunció en La Huella de Seregni su candidatura a la Intendencia de Montevideo. En su discurso de ayer le dio especial importancia a su relación cercana con el “pueblo frenteamplista”, sobre todo en referencia a la remontada electoral que protagonizó entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones nacionales, y desarrolló un relato en el que explicó el camino que lo llevó a, tras varias idas y vueltas, aceptar la posibilidad de ser reelegido como intendente capitalino.
En ese relato, los dirigentes y los sectores que lo respaldan fueron nombrados (y aludidos) como los facilitadores de una decisión compleja, pero “natural” (para usar un término que también empleó Carolina Cosse para hablar de su propia postulación). En cambio, el Partido Socialista (PS) –cuyo Comité Central sesionaba anoche, sin la presencia de renovadores– no fue nombrado en el discurso, pero es central en la narrativa de Martínez ya que, como se sabe, se trata del sector al que aún está afiliado pero cuya dirigencia decidió no respaldar su candidatura a la intendencia, y, aun más, obstaculizarla, según la versión de la minoría.
La relación con el PS sí fue tema en el breve momento concedido a preguntas de los periodistas presentes en la Huella de Seregni, y Martínez opto por la reserva y la cautela, aunque terminada la conferencia, pero aun con los micrófonos prendidos, aludió a la presencia en el local de ex militantes del partido.
Más allá de los disgustos y la confusión que pudo haber generado el distanciamiento entre el candidato y su partido, uno de los resultados es que ahora Martínez aparece como un dirigente con mayor autonomía respecto de los sectores que componen el Frente Amplio. La presentación de candidatos independientes –es decir, no vinculados a un partido de los que integran la coalición– es parte de una tradición valorada por el frenteamplismo fundacional, así como lo es la presentación de candidaturas únicas (ver los Apuntes de ayer). A esa tradición, sin ir más lejos, apuntaba la postulación de Álvaro Villar a la Intendencia de Montevideo, en tanto militante “no sectorizado” (y vinculado, por vía sanguínea, al comienzo mismo de esa tradición de independientes), más allá de su relación con la diáspora comunista.
Si para Martínez haberse quedado sin partido puede llegar a ser una ventaja respecto de sus competidores en la interna frenteamplista, la ausencia de un partido que aglutine a la “coalición multicolor” en Montevideo parece empezar a ser un problema para los que la integran. Ayer la senadora electa y ministra designada de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Irene Moreira, manifestó que su partido, Cabildo Abierto (CA), no veía con buenos ojos la comparecencia común bajo el lema Partido Independiente (PI) para las departamentales. Conviene recordar que el Partido Nacional, el Partido Colorado, el Partido de la Gente (PG), CA y el PI están obligados a elegir cuál de ellos será el lema por el que deberían presentarse conjuntamente a las elecciones en Montevideo, dado que el lema “neutro” que habían creado para las elecciones de 2015 no consiguió en 2019 los votos suficientes para presentarse en estas departamentales. También conviene recordar que ese lema, el Partido de la Concertación, fue usado como catapulta con la que el candidato “neutro”, Edgardo Novick, lanzó su propia aventura electoral, el PG, en la que arrastró a varios dirigentes del PN y el PC.
Por supuesto, no sólo las departamentales montevideanas dan que hablar: también en Río Negro y Cerro Largo hay molestias en los distintos bandos.
Hasta mañana.