“¿Qué hay en un nombre? Aunque una rosa se llamara distinto, tendría el mismo perfume”, dice Julieta en la segunda escena del segundo acto de Romeo y Julieta. La entendemos: ella padece la rivalidad que hay entre su familia y la de su amado, y argumenta que sus apellidos no deberían ser un obstáculo para la relación. Pero aunque en algún sentido tiene razón –podemos liberarnos de una tradición cercana–, en otros, no. Los nombres quieren decir cosas, establecen conexiones y marcan sentidos; sin ir más lejos, “ser un Romeo” tiene un significado bastante definido desde que se popularizó la obra de Shakespeare.
Ayer, el presidente Luis Alberto Lacalle se reunió con representantes de una organización que se autodenomina “Familiares de presos políticos” (ver página 8). En realidad, las personas que se reunieron con el presidente son parientes de militares y policías que están detenidos porque en un juicio que tuvo todas las garantías de nuestro sistema se los condenó por haber cometido tortura y asesinato. No hubo consideraciones ideológicas o partidarias en sus procesos, por lo que es equivocado llamarlos presos políticos.
El encuentro de ayer, entonces, suscita una pregunta inmediata a partir de la denominación del colectivo: ¿hasta qué punto aceptar recibirlo implica aceptar la situación que enuncia el nombre elegido? Es decir, ¿la presidencia de la República entiende que hay presos políticos en Uruguay?
Cabe recordar que el presidente ya se había reunido en noviembre con voceros de otra organización, bautizada Foro de Montevideo, que sostiene los mismos reclamos, la liberación de los detenidos en la cárcel de Domingo Arena, basados en una misma descalificación de la actuación de la Justicia. También cabe recordar que estos encuentros se producen mientras Cabildo Abierto busca apoyo para un proyecto de ley que, en los hechos, enviaría a prisión domiciliaria a esos detenidos. Asimismo, cabe recordar que todas estas reuniones con grupos de presión se producen en meses en que se intensifican los ataques al Poder Judicial por parte de dirigentes del partido del presidente y de Cabildo Abierto, integrante de la coalición de gobierno. Por último, cabe recordar que, desde esas tiendas, también se ha buscado desinformar, por decirlo delicadamente, sobre la naturaleza de los enfrentamientos ocurridos en el país cuando se cometieron las violaciones de los derechos humanos por las que cumplen pena los de Domingo Arena.
Porque los oprime, Romeo Montesco y Julieta Capuleto buscan cortar con la historia de su familia. Los familiares que ayer se reunieron con el presidente, y algunos otros, están interesados en quebrar nuestra relación con la historia.