Los defensores del No no están seguros de su victoria. Todo lo contrario, están dudando de ella. Por eso están usando (¿abusando?) de todos los medios que da el gobierno para apoyar su proyecto.
Las patronales más conservadoras de este país, el herrerismo y el coloradismo no batllista, y sus antecesores vienen predicando estas ideas desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX. ¿Retornaremos al siglo XIX?
¿Estamos dispuestos a convalidar esta LUC que hipotecó el debate democrático? ¿Queremos validar el camino de buscar las soluciones en el recorte de garantías individuales y libertades colectivas?