La situación del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) es “insostenible” según el Frente Amplio. Por eso, llamó al directorio del sistema penal adolescente en régimen de comisión general. La sesión tuvo que ser suspendida porque mientras se llevaba adelante se comunicó una fuga, un motín y un adolescente apuñalado.
Parte de la situación crítica del Inisa tiene que ver con conflictos entre las jerarcas, en particular entre Rosanna de Olivera, presidenta en representación de Cabildo Abierto, y Sandra Etcheverry, directora por el Partido Nacional. Esto llevó a que Cabildo Abierto pidiera la remoción de la directora blanca. Si bien Etcheverry dijo que “no pensaba renunciar” y “seguimos de pie, pero con la bota encima jamás”, a pedido del presidente Luis Lacalle Pou, fue cesada de su cargo días antes de la comparecencia en el Parlamento.
Etcheverry pasó a la Secretaría de Derechos Humanos (SDH) para ocupar el cargo de Rosario Pérez, que tomó en su lugar la titularidad de la dirección del Inisa. Al otro día de la visita del directorio del Inisa al Parlamento, se sumó la renuncia de Sandra Mérida, asesora en seguridad de la insitución, cargo de confianza de la presidenta del organismo, que sigue en manos de De Olivera. Adujo “razones personales”. Mérida, que es policía retirada, había sido cesada como tallerista de panadería del Inisa por inasistencias en 2019, según informó Búsqueda. También fue secretaria personal de Diego Fernández, actual director de la Policía Nacional, cuando era jefe de Policía de Montevideo.
Según Mérida, la exdirectora blanca dejó “un año de gestión dañina”. “Etcheverry lo que hizo fue hacerle daño a la institución”, aseguró en una entrevista con Las cosas en su sitio, de radio Sarandí. “Espero que se recupere y que la próxima que venga tenga la impronta de trabajar como precisa la institución”, planteó en relación a Pérez. “Ojalá lo haga la coalición, porque si se apostó porun cambio, tiene que entender que tiene que trabajar en coalición”, sentenció.
Cuando se le preguntó si la falta de avances es responsabilidad de Etcheverry, respondió: “Sí, totalmente”. Mérida aseguró que “los pocos meses que De Olivera estuvo sola se tomaron decisiones básicas para gestionar”. Y agregó que estaban “a la espera de que se conforme el directorio”. “Sabíamos que iba a haber una oposición, y es real, que iba a estar observando la gestión”, pero la sorpresa fue que “la directora Etcheverry llegó, se posicionó y se olvidó de que era un directorio de coalición”.
“Empezó a cuestionar, a confrontar y a enlentecer las decisiones que había que tomar rápidamente en el directorio”, dijo Mérida, y señaló que “la señora no entendía”. “Tomó el poder por el poder mismo”, aseguró. “No entendió a dónde fue y se ocupó de dividir a los funcionarios, que quedaron de rehenes”, afirmó.
Según la exasesora en seguridad del Inisa, a Etcheverry “no había forma de hacerle entender que había cosas que había que hacer”. “Estaba todo el tiempo cuestionando”, indicó, y lamentó: “Eso te empieza a desgastar”.
Mérida había dicho a El País que todos “le hicieron la guerra” y “la vida imposible” a Cabildo Abierto (partido que integra la presidenta, De Olivera) porque “al Partido Nacional (del que forma parte Etcheverry) no le conviene que le vaya bien”. “Si las cosas no cambian en el Inisa es porque tienen un doble discurso. Hay un directorio de coalición, y ojalá la que venga ahora entienda que hay que trabajar con la presidenta”. Sobre Etcheverry, aseguró que “desconoció eso” e “hizo lo que quiso”.
Luego de renunciar, Mérida denunció que los incidentes en las cárceles de adolescentes son “provocados por los funcionarios”. En Sarandí volvió a cargar contra los trabajadores del sistema penal adolescente: “El personal tiene que entender que las medidas de control son necesarias porque los adolescentes quieren sustancias y celulares. Si no entra por la visita, entra por los funcionarios. Y es sostenida por los jerarcas que están allí, que se suman al sindicato para no ejecutar las medidas de control”.
Consultada sobre por qué renunció, reconoció: “Pequé de ególatra y pensé que la llevaba de taquito”, porque había tenido experiencia en el sistema penal adulto y en el Inisa son 300 adolescentes.